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Publicado el 06 de Marzo de 2018 a las 16:28 horas

El Teatro Real recupera la monumental Aida

El Teatro Real recupera la monumental Aida

El Teatro Real recupera una de las producciones más monumentales y emblemáticas de su pasado reciente en plena celebración del Bicentenario y del vigésimo aniversario de su reapertura. Estrenada en 1998 con dirección de escena, escenografía y vestuario de Hugo de Ana, podremos disfrutar de "Aida" del 7 al 25 de marzo.

El maestro Nicola Luisotti regresa al Teatro Real para ponerse al frente del Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real y un triple reparto en el que se alternarán las mejores voces de la actualidad: Violeta Urmana, Ekaterina Semenchuk, Gregory Kunde, Liudmyla Monastyrska...

ESTRENADA EN EL TEATRO DE LA Ópera de El Cairo el 24 de diciembre de 1871, sólo fueron tres los años que el Teatro Real tuvo que esperar para ver su majestuosidad en tablas propias.

Hoy, a casi un siglo y medio de aquel momento y como parte de la celebración de su bicentenario, el Teatro Real rinde homenaje a su propia tradición rescatando de sus almacenes parte de la escenografía de la producción de 1998, la misma que tanta admiración levantó en su momento y que, durante mucho tiempo, fue imposible reponer por sus complejos requerimientos técnicos y humanos.

“El Real lleva la friolera de veinte años sin presentar “Aida”, pese a ser la ópera más popular y demandada de todo el repertorio. Su regreso es, sin duda, un acontecimiento”, comenta Joan Matabosch, director general del teatro, y añade: “Hugo de Ana ya dirigió “Aida” hace veinte años y, en esta ocasión, se va a presentar una adaptación de aquel montaje que conserva casi toda su complejidad y grandiosidad”.

Escenas inolvidables

Vertebrada por el libreto de Antonio Ghislanzoni –el cual está basado en un guion de Auguste Mariette–, en esta ópera de cuatro actos conviven, como en pocas óperas, lo grandioso y lo íntimo: al sanguinolento enfrentamiento entre etíopes y egipcios se yuxtapone el amor de Radames –jefe militar de estos– por Aida, esclava de aquellos.

Un amor violento y poderoso que deja un sin fin de pasajes inolvidables.

“Todo el mundo conoce las escenas de masas de pompa y esplendor con gran despliegue orquestal y coral que evoca el esplendor del antiguo Egipto pero, para mí, lo mejor de la ópera se encuentra en el refinado tratamiento intimista de las escenas de amor, celos, nostalgia y humillación, en alcobas, en parajes clandestinos, en la oscuridad de la noche o entre las piedras de la propia tumba. Esa es la mejor música de “Aida”. El tercer acto es una auténtica joya. Cualquier momento del tercer acto es emocionante e inolvidable”, concluye Matabosch.


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