Publicado el 18 de Mayo de 2022 a las 09:37 horas
La Compañía Nacional de Danza lleva "Giselle" al Teatro Real con tres bailarinas ucranianas
Decía Henry Miller que “cada guerra es una destrucción del espíritu humano” y no le faltaba razón. Estos días, para deleite de los amantes de la danza, debería pisar el escenario del Teatro Real el Ballet Bolshói, pero el pasado mes de marzo el coliseo madrileño decidió suspender las funciones de la compañía rusa debido al conflicto bélico desatado en Ucrania. A cambio, nos hizo otro regalo, volver a disfrutar de la preciosa “Giselle” de nuestra Compañía Nacional de Danza, en la que, además, participarán tres de las cinco bailarinas ucranianas que la CND acoge. La cita, desde hoy hasta el sábado 21 de mayo.
Esta maravillosa, luminosa y bella “Giselle” se estrenó en diciembre del 2020 en el Teatro de la Zarzuela. Aquellos días nos contaba Joaquín de Luz, director de la CND y artífice de este proyecto, que en medio de aquellos momentos tan duros necesitaba emocionar al público. Y un año y medio después, continúa haciéndolo.
“Una obra que emociona y hace pensar siempre es bien recibida por el público. Vivimos en momentos muy difíciles como sociedad, la cosa no ha cambiado mucho desde que estrenamos “Giselle”, si acaso, ha empeorado. El ballet es un bálsamo, una burbuja de aire cuando lo que pasa a nuestro alrededor nos asfixia”.
La magia del ballet
“Giselle” nos cuenta la historia de una muchacha enamorada del apuesto viajero extranjero al que amará más allá de la muerte. En el fondo, la fuerza del amor y la fuerza de la danza venciendo a la muerte y la oscuridad.
“Amor, pasión y muerte. Algo que todos tenemos presente y muy cerca en nuestras vidas, si a eso le añades la magia del mundo de los espíritus, se convierte en un icono. Todos llevamos ese niño dentro que descubre y se deja llevar por una historia así”, dice el director, cuya “Giselle” define como “una revisión de un gran clásico del ballet romántico, llevado a nuestra geografía y época romántica y contado a través de la obra de Gustavo Adolfo Bécquer”.
Sin abandonar los elementos que han hecho de esta obra una de las cumbres del ballet clásico, en esta versión atravesada por los ojos de Joaquín de Luz y la pluma siempre certera de Borja Ortiz de Gondra, que firma la dramaturgia, aparecerán también la escuela bolera y las tradiciones españolas, y en el bosque nocturno donde habitan las wilis, espíritus de muchachas muertas antes de casarse, las voces del viento susurrarán versos de Bécquer.
La CND representa este ballet en el Real en sustitución del Ballet Bolshói, cuyas funciones fueron canceladas por la invasión rusa de Ucrania. Y lo hará con la participación de tres de las cinco bailarinas ucranianas acogidas por la compañía.
“Simplemente hemos abierto las puertas para que estas bailarinas pudieran estar en lo que es, al fin y al cabo, su hábitat natural. En la compañía las chicas y chicos han sido más que generosos con ellas y dentro de la pesadilla que están pasando procuramos que estén lo mejor posible. El mundo de la danza es una pequeña gran familia”, finaliza de Luz.