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Publicado el 20 de Agosto de 2019 a las 09:59 horas

La tragedia de "Tito Andrónico" pone punto y final al Festival de Mérida

La tragedia de

La tragedia de ‘Tito Andrónico’ pone punto y final al Festival de Mérida. Antonio C. Guijosa dirige la cruel y trepidante obra de William Shakespeare en un montaje atemporal y lleno de acción que podremos ver del 21 al 25 de agosto. 

La versión de Nando López es fiel al texto original aunque pulido de tramas colaterales y con mayor relevancia a los personajes femeninos. El actor extremeño José Vicente Moirón y Carmen Mayordomo encabezan un reparto de trece actores

Tito Andrónico es una obra “trepidante, repleta de acción y salpicada por una violencia y una crueldad verdaderamente impactante”, resume su director Antonio C. Guijosa. Es la primera tragedia de Shakespeare, y es esencialmente una tragedia de venganza. Sin embargo, si se analiza con más profundidad se podría hablar de dos tragedias: una, que narra la caída del general Tito Andrónico, que pasa de poder ser emperador a quedar mutilado y con sus hijos muertos o desterrados. Es la tragedia de la lealtad y la obediencia ciegas. Y una segunda, que muestra la venganza de Tito contra quienes le llevaron a esa situación.

El montaje que verá el público de Mérida, totalmente atemporal en su vestuario y escenografía aunque con elementos de la época a la que se refiere la historia, profundiza en las motivaciones de los personajes para ejercer tanta violencia. “He querido bucear en los motores de la acción para ver qué lleva a los personajes a esos extremos de brutalidad”, explica el autor de la versión, Nando López.

Sin moralinas, como hace el propio Shakespeare, la obra plantea al espectador preguntas universales que hoy y siempre están de plena actualidad: ¿En qué momento se pierde la humanidad para satisfacer los instintos? ¿El buen ciudadano es el que cumple las normas o el que se rebela contra ellas? ¿Hasta dónde llegarían por satisfacer nuestros instintos y vengarnos? “Shakespeare no da lecciones morales, solo trata comportamiento muy humanos, llenos de matices y ambigüedades que los hacen universales”, explica López.

Tras diez años de guerra, Tito Andrónico regresa al fin a Roma, victorioso y con la reina goda Tamora y sus tres vástagos como prisioneros. Después de sacrificar, tal y como ordenan los ritos sagrados, al mayor de ellos, Tito solo aspira a buscar tranquilidad y reposo. Poco durará, sin embargo, la calma: enseguida se verá obligado a interceder en las intrigas políticas que precipitará una cadena fatal de hechos que convergerán, siempre, en un instinto tan universal como peligroso: la venganza.

El director plantea entender la obra y los personajes desde hoy. “Darles humanidad –señala-. La humanidad es fundamentalmente contradicción, somos preguntas sin resolver. Las preguntas con una respuesta clara no son interesantes en el teatro. Creo que no es así, que la violencia ejerce en nosotros una enorme fascinación, y eso nos genera un gran conflicto”.

La propuesta teatral ahonda en la relación de la violencia con la justicia. ¿Qué ocurre cuando sentimos que hemos sufrido una injusticia y no es reparada? ¿Cómo vivimos esa violencia cuando pensamos que ejercerla está justificada?

Directamente derivado de esto y del personaje de Tito, el montaje aborda otra línea temática: la lealtad hacia un sistema. “Ley y justicia no son lo mismo. Tito cumple con la ley y con la norma, con resultados nefastos. Luego, en represalia, se convierte en un elemento destructor contra el propio sistema que él ha ayudado a instaurar”, explica Guijosa.

La versión de este Tito Andrónico que verá el público emeritense se mantiene fiel al original de Shakespeare con pequeños cambios. “He querido que se vea a Shakespeare, su texto, su lenguaje y su poesía, la riqueza de sus metáforas, aunque he pulido todas la tramas colaterales para hacer la historia más comprensible”.

Además, se da una mayor relevancia a los personajes femeninos, Tamora y Lavinia, “como corresponde a una adaptación del siglo XXI”, asegura el autor, y con una visión muy cambiada sobre el texto original. “Nos produce un rechazo evidente conceptos como que la honra del padre se base en la obediencia de la hija y que esta regla sea respetada por las mujeres. Las mujeres de la función luchan contra esa norma, aunque no puedan con el poder establecido. Pero no lo aceptan. Esto responde mucho más a nuestra visión actual que a lo que encontramos en el texto original”, matiza el director.

Y para tejer el original el autor ha incorporado pequeñas escenas de creación propia pero inspiradas en la poesía de Shakespeare.

El actor extremeño José Vicente Moirón, en el papel de Tito, y la actriz Carmen Mayordomo, en la piel de la reina goda Tamora, encabezan un reparto de trece actores para dar vida a este texto inmortal del dramaturgo inglés: Guillermo Serrano (Mucio y Aarón), Quino Díez (Marco Andrónico), Lucía Fuengallego (Lavinia), Alberto Barahona (Lucio), Gabriel Moreno (Saturnino), Sergio Adillo (Alarbo, Basiano y Marcio), José F. Ramos (Demetrio), Juan Vázquez (Quinto y Godo), Cándido Gómez (Rústico) y Carmelo Sayago (Emilio, un tribuno).

El espectáculo es una coproducción del Festival de Mérida y la compañía extremeña Teatro del Noctámbulo, que ha presentado en el Teatro Romano de Mérida otras tragedias como Ayax (2012) y Edipo Rey (2014).

 


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