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Publicado el 30 de Enero de 2018 a las 14:26 horas

Teatro del Temple estrena en Zaragoza "El criticón"

Teatro del Temple estrena en Zaragoza

Tras la resaca del éxito obtenido con “La vida es sueño”, Teatro del Temple estrena su nueva heroicidad escénica: adaptar los tres volúmenes de “El criticón” de Gracián para dar a luz a este thriller lleno de suspense e ironía que se estrena en el Teatro Principal de Zaragoza del 1 al 4 de febrero. Hemos charlado con el trío responsable de la dramaturgia, formado por el también director escénico Carlos Martín, el protagonista José Luis Esteban y el coordinador técnico Alfonso Plou.

En la fiesta del embajador Salastano aparecen por sorpresa dos extraños viajeros:Andrenio y Critilo. El primero ha crecido entre fieras en una isla despoblada, el segundo le sacó de allí y le conduce por toda Europa en busca de su madre:Felisinda. Ambos deberán sobrevivir a las burlas, tentaciones y trampas que les ofrece esta sociedad europea perfecta reunida en torno al embajador. Argos,VolusiaEgenio y Virtelia son los amigos de Salastano y las diferentes caras de un mundo tan civilizado que no sabe como escapar de sí mismo.

Publicada en tres partes y considerada como la obra maestra de su autor y como una de las cumbres de la narrativa filosófica española, junto al Quijote y La CelestinaEl Criticón recoge y amplía toda la obra anterior de Gracián en forma de ficción novelesca. Se la considera como la obra cumbre del conceptismo barroco español y adopta la forma de una gran alegoría, una gran epopeya moral, en la que se unen desengaño, sátira social y una visión pesimista del mundo.

Asumir el reto de llevar a escena El Criticón es un objetivo tan estimulante como complejo. Un reto que surge de una premisa: pensar que esa época no es tan distinta a la nuestra y que su pensamiento, y por tanto su literatura, nos desvelan no sólo la realidad de entonces sino la nuestra.

Después de habernos embarcado con la puesta en escena de una obra poco conocida de Lope de Vega como La vengadora de las mujeres, de haber sabido convertir en lenguaje teatral El Buscón de Quevedo (trasladado como monólogo) o El licenciado Vidriera de Cervantes, (contado como ñaque de dos actores)… después de reformular La vida es sueño de Calderón, tampoco es tan extraño que nos dé ahora el delirio de reescribir otra de las obras cumbres del barroco, la célebre novela de Gracián, para ponerla en escena.

Quizás también porque sentimos el empecinamiento de Gracián como nuestro, y nos reímos con ese sentido del humor. Quizás también porque las alegorías de Gracián nos enlazan con los caprichos de Goya y el surrealismo de Buñuel. Y sentimos que todos ellos nos describen la realidad escapando de ella y son clarividentes en la crítica, permitiéndose la fantasía y el delirio.

Alucinemos pues y pensemos que Baltasar escribe para el hoy, para que cabalguemos con sus imágenes como refugiados contemporáneos que contemplan una sociedad decadente y tremebunda que debe ser denunciada desde la modesta tribuna de un escenario.


 


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