Revista teatros

Entrevistas

volver
Antonia San Juan. Mi lucha

Publicado el 31 de Mayo de 2016

Antonia San Juan. Mi lucha

Obra: Mi lucha

 Es imposible decir lo que uno quiere si no es en el teatro que tú produces

 Una camarera, una prostituta a la que su familia repudia, una cuñada borracha, una transexual muy operada, una periodista del corazón y hasta su hermana gemela. Mujer todoterreno, gran observadora de la realidad, crítica, ácida y divertida, Antonia San Juan vuelve a mostrar su gran versatilidad al meterse en la piel de 15 personajes totalmente dispares. Tras “Otras mujeres”, “Las que faltaban” y “Lo mejor de Antonia San Juan”, esta actriz cargada de talento que también escribe, dirige, produce, diseña y pinta vuelve a Madrid con el que es su cuarto espectáculo unipersonal.
 

¿Contra qué lucha Antonia San Juan?

En realidad es como una lucha personal sin ningún deseo en el fondo de cambiar nada porque sería muy narcisista pretender hacerlo. Es mi lucha… y voy soltando algunas frases de lo que he ido aprendiendo en estos años desde el psicoanálisis. Llevo 21 años tumbándome en un diván tres veces a la semana. El espectáculo es espectáculo, no puede ser un panfleto, pero a la vez también tiene que haber por parte del que se sube al escenario un acto de generosidad en cuanto a dejar alguna frase de las que he ido aprendiendo y convertirlo también un poco en algunos momentos en un teatro un poco terapéutico pero sin ninguna pretensión.


Usted ha dicho que en este país se ha hecho un canto a la ignorancia. Eso es muy duro…

La verdad es muy dura. Podemos decir que no, que no se ha hecho un canto a la ignorancia y así nos quedamos tranquilas… Cuanto más ignorante eras, socialmente se te admitía más y se daba lugares a gente muy vacía, muy vacua y cuanto más estúpida, mejor, gente que no pensaba y que no piensa y el que no piensa gana, lo social lo acoge inmediatamente, si no piensas no provocas ningún tipo de conflicto.


“Prefiero que alguien salga del teatro diciendo ‘qué hija de puta es Antonia San Juan’ a ‘qué graciosa es Antonia San Juan’”. Eso ya es toda una declaración de intenciones…

Creo que cuando tú a alguien en la butaca lo haces reír y a la vez lo revuelves es más interesante que hacer reír simplemente desde caca, culo, pedo, pis… Eso está ya muy oído y a veces el público necesita algo más. Ahí radica el éxito que vengo teniendo desde hace treinta años con lo que es mi espectáculo unipersonal y este es el cuarto y habrá muchos más y siempre hay una investigación ahí. Son textos escogidos muy concienzudamente, muy estudiados y muy pensados, no es algo arbitrario. Yo a los espectáculos les doy vueltas durante muchísimo tiempo y después siguen creciendo conforme voy tomando un poco el pulso del público mientras estoy subida a un escenario.


¿Para quién no actúa Antonia San Juan?

Lo digo en la declaración de intenciones, no actúo para el que presume de que nunca ha leído un libro, ni para el que lee en la prensa sólo los titulares, ni para la mujer que no trabaja y pretende que un hombre la mantenga, ni para el joven que habla de libertad y esclaviza a los padres ni para los padres que no echan a sus hijos al mundo creyendo que estos les pertenecen…

De hecho hay una parte en que yo utilizo a España como riéndome del chauvinismo, de mi país, mi tierra, los míos, esa cosa ya endogámica y loca que tenemos ya que provoca tanta xenofobia yo lo hago desde España, pero me estoy refiriendo hasta a las casas particulares de cada uno donde es ‘lo mío y los míos’ y ‘mi familia es lo que está de la puerta para adentro’, mucha gente dice ‘a mí los que me interesan son los míos’, pues mire, está usted equivocado, porque también le tiene que interesar el vecino de enfrente y también el compañero de trabajo y cultivar a los amigos y ser una buena persona y no puedes hacer maldades y luego arrepentirte. Es decir, uno tiene que ser más altruista, buscar e intentar todos los días hacerle fácil la vida a los demás.


¿Hay cosas que sólo se pueden decir en el teatro?

Sí, yo siempre lo digo. Hay cosas que se pueden decir en el teatro siempre que quien las escriba seas tú  y estés rodeado de un grupo de escritores como Félix Sabroso y Enrique Gallego, que son los grandes colaboradores míos en todo este proceso de trabajo. Esas cosas las puedes decir tú porque tú eres las que lo produce, lo co-escribe, donde tienes una libertad dada por ellos que te permite poder improvisar en algunos momentos, poder meter cosas en los espectáculos, ellos te lo permiten y yo a través de lo que voy viendo a veces improviso cosas y luego continúo con el texto. Entonces sí, eso no te lo dejarían hacer si el dinero para una película te lo tiene que poner una productor o si interviene una TV no te va a dejar decir ciertas cosas. Vivimos una de las mayores dictaduras, es imposible decir lo que uno quiere, si no es en el tteatro que tú produces. En la televisión no te lo van a dejar decir y de hecho tú vas a televisión y te dice por favor, de esto no hables y esto no lo digas. Vivimos una cosa que es ‘tú di lo que quieras, que ya me encargo yo de vetarte’. Tú puedes decir lo que a ti te dé la gana que ya me encargo yo de que no te vaya bien o de que no trabajes, eso también existe. Siempre que la libertad de expresión tenga que ver con hablar de la vida sexual del otro no pasa nada, siempre que tenga que ver con esa cosa novelera que tenemos los seres humanos de enterarnos de la vida de los demás, ahí no pasa nada. Ahora, te metes con instituciones como la Iglesia o la familia o ese tipo de cosas ahí te vas a encontrar con una pared de frente.


“Mi lucha” son textos nuevos, diferentes, pero para los más quizás nostálgicos hay también en este espectáculo un homenaje a la Agrado. ¿Por qué?

Porque a la Agrado había que jubilarla también. Hay un antes y un después de La Agrado y a mí me parecía que en este concepto de espectáculo unipersonal la Agrado tenía que tener un lugar. La Agrado me dio a mí, igual que Estela en TV, un lugar muy importante y ha sido un antes y un después.


Cuando cumples cincuenta años sabes que te queda la mitad de todo lo que has vivido… ¿Le dará tiempo a hacer todo lo que tiene pensado?

No, no me va a dar tiempo porque cada cosa me provoca una escritura. Entonces, no, aunque viva treinta años más. Tengo 55 y tengo previsto más o menos porque me cuido y hago deporte, no tomo alcohol, tampoco me he metido nada de drogas ni nada, calculo que llevando este tipo de vida podré vivir perfectamente hasta los 85 años, mi padre murió con 80, mi abuela con 75 y yo puedo vivir hasta los 85, incluso a lo mejor hasta los 90 (risas). Con vivir 85 me quedaría bastante contenta, pero a mí no me va a dar tiempo… de lo que tengo escrito, de todo lo que escribo diariamente, que me lo provoca el cine que veo, la lectura, todo me provoca una escritura, las ideas que tengo para escribir, para dirigir cine, para dirigir teatro, para escribir nuevas piezas, qué va (risas). Cuando me muera voy a dejar un capital de escritura bastante interesante para los que vengan detrás (risas).


¿Y se ve subida a un escenario a esos 85 años?

No, yo creo que con 85 haré cosas, pero llegará un momento también donde… Sí tengo proyectos, ideas de cómo puede ser a lo mejor me dedico a transferir lo que he aprendido respecto al pensamiento, a lo que he aprendido encima de un escenario. Hay como una idea organizativa de cómo va a ser mi vejez. Seré una vieja tranquila, que no dará guerra porque tengo muy buen carácter y soy muy fácil (risas). Será una vida bastante relajada y tranquila. Yo creo que, no lo sé, pero en principio con 80 años no me veo. Cuando llegue el momento diré ‘pues mira, sí me veo haciendo por ejemplo la Poncia’ de Bernarda Alba. Desde los 55 que tengo te digo que creo que a lo mejor subida a un escenario no estaré, a lo mejor no estaré sola, a lo mejor haré obras de teatro en los que participe en pequeños papeles. No lo sé (risas). Ideas voy teniendo, organizando también. Lo que sí sé es que quiero vivir  en Madrid, que no me quiero retirar de lo social, me encantan las grandes ciudades y mi espíritu anacoreta que tengo practicarlo en mi casa, donde necesito esos momentos de soledad, de tranquilidad para escribir y para meditar. Pero me gusta estar rodeada de gente.


Llegó a Madrid con 18 años. Si se la encontrase por ahí, ¿qué le diría la Antonia de hoy a la de aquellos 18?

Le diría ‘conseguiste más de lo que esperabas y conseguiste más de lo que lo social te tenía preparado’. Le diría ‘qué lista fuiste’ (risas).


¿Qué libro tiene sobre la mesita de noche?

He empezado a leer un libro que se llama “La muerte del padre”. El arranque es muy fuerte, es fascinante… Un libro totalmente recomendable que me regaló mi amigo David Méndez, que él y su mujer son grandes amigos, amigos que sabes que son para siempre, porque aunque no somos de la misma generación, hay algo que nos une, el amor al arte, son como mis asesores cuando viene Arte, personas de las que me aprovecho en el buen sentido porque me alimento de ellas, me hablan de pintores y de Saura y de montones de cosas y aprendo…


Una canción / un disco que siempre le conmueve…

Hay montones de canciones que me conmueven. Lo que más me gusta es escuchar a Mozart, me flipa, pero últimamente he empezado a escuchar baladas de heavy metal y me parecen espectaculares. Me elevan. Lo he descubierto hace poco.


La última obra de teatro que ha visto…

Fue en Barcelona, “Nuestras mujeres” con Gabino Diego, Antonio Garrido y Antonio Hortelano. Maravillosos los tres.


Una película de siempre…

Veo bastante cine, incluso en casa. Anoche vi “Roma” de Federico Fellini. Casi a diario me veo una película, incluso dos. Todo lo que tiene que ver con el neorrealismo italiano, la nouvelle vague y con el cine de los años 40 americano me interesa muchísimo, me relaja.


Antonia San Juan además de actuar, dirigir y producir, también pinta, diseña y escribe poesía.

Lo de pintar es una cosa para relajarme, aunque he hecho dos exposiciones, lo de dirigir es inherente a la actuación y ahora estoy en preparación para ver si ya por fin este año o principio del que viene dirigir mi tercer largo. Y la poesía es como una necesidad, el jugar con las palabras, tú puedes llamar a la taza el hueco donde está lo negro y eso es el café de la mñana. Escribir poesía para mí es como respirar, es algo necesario.


¿Nos deja algún verso que haya escrito para terminar la entrevista?

Soy un punto sin dios ni religión / no mato toros ni voy a misa / volando me alejo de mí.

  • Entrevista a Aitana Sánchez-Gijón por La madre
  • Entrevista a José Sacristán, Ana Marzoa, Zaira Montes e Ignacio Jiménez por La colección
  • Entrevista a Javier Cámara y Pablo Remón por Vania x Vania
  • Entrevista a Víctor Palmero, Veki Velilla, Carlos Chamarro e Israel Solà por Un buen colchón
  • Entrevista a José María Pou por El padre
  • Entrevista a Nacho Guerreros y Nicolás Pérez Costa por Dos tronos, dos reinas
  • Entrevista a Esther Acebo por Una cuestión de formas
  • Entrevista a Brenda Escobedo por El templo vacío
  • Entrevista a Ana Turpin, Iker Lastra y Juanjo Artero por Robots
  • Entrevista a Pilar Ordóñez por Miss Sex
  • Entrevista a Ramón Barea por La lucha por la vida
  • Entrevista a Lola Blasco por El teatro de las locas
  • Entrevista a Jordi Merca por Yo sobreviví a la EGB
  • Entrevista a Ángel Calvente por El verdugo
  • Entrevista a Anna Herebia y Leo Rivera por 50 sombras, el musical
  • Entrevista a Cayetana Guillén Cuervo por Pandataria
Tiempo costuras ok lat
Maracaibo ok lat
Dos tronos, dos reinas lat
Bailar en la Berlanga lat
Teatro de Rojas lat
Bingueras lat
Fernán Gómez 247 lat
Historia de un parque lat
Y te lo querias perder lat
Plot Point 247 lat
Una humilde propuesta lat
La colección lat
Mirador 247 lat
Un buen colchón lat
Miss Sex lat
Cicbuny lat
Juan José lat
Bernarda y Poncia lat
Laponia 2ªtemp lat
Tacones papá lat

¡Apúntate a nuestra newsletter!

Recibirás un email quincenal con la revista completa, la actualidad destacada y ventajas exclusivas

  He leído y acepto la política de privacidad.