Publicado el 01 de Diciembre de 2014
Antonio Albella. 10 negritos
Obra: 10 negritos
Soy un actor vocacional y muero por mis personajes. Me gusta mucho cuidarlos
Decía Agatha Christie que la mejor receta para una novela policiaca era que “el detective no debe saber nunca más que el lector”. También lo es en el teatro. Así que no vamos a desvelar el nombre del asesino, pero sí a conocer un poco más a uno de sus ‘negritos’. Actor de mil caras, inconmensu-rable, divertido, entrañable, polifacético, Antonio Albella ama tanto a sus personajes que los cuida y los mima hasta en sus más mínimos detalles. Y por el doctor Armstrong ha sido capaz hasta de rizarse el pelo…
Viene de hacer 200 funciones con “Crimen perfecto”. ¿Antonio Albella se muere por un buen misterio?
Verdaderamente sí (risas). Ha coincidido que mis últimos trabajos han sido teatro de misterio. Me estoy especializando en personajes ingleses muy misteriosos (risas).
Agatha Christie ha vendido cien millones de copias de esta obra. ¿Tiene una en su casa?
Estoy esperando que alguien me la regale (risas). Si en las próximas semanas no me la regala nadie, estoy como loco por comprarla. Se está celebrando el 75º aniversario de la salida de la novela y me gustaría tenerla y leerla ahora que es un éxito en Madrid.
No la ha leído entonces...
No la he utilizado para el trabajo de ensayo, no quise leerla para no saber cómo definía al personaje la autora. Aunque mi hermana sí que la leyó y coincidía en que físicamente el doctor Armstrong tenía el pelo rizado. Para esta obra de teatro me he rizado el pelo.
Ya que lo menciona, háblenos de él.
El doctor Armstrong es un hombre con un oscuro pasado. Lo definiría como un enfermo con un tremendo Transtorno Obsesivo Compulsivo, alcohólico, aunque él no lo quiere reconocer, y, además, misógino. ¡Vamos, una joyita! (risas).
Es uno de los bombones del reparto.
Estoy teniendo muchas satisfacciones con él. Es muy bonito y muy agradecido. Me gusta que esté perfecto siempre de voz. Soy un actor vocacional que muero por mis personajes, me gusta mucho cuidarlos. La gente me dice cosas muy bonitas y estoy contento de que valore mi esfuerzo.
La autora dijo que ésta es su mejor idea. ¿Por qué es tan buena?
Es una obra redonda. Esta señora era ‘una genia’ y como los genios hacía las cosas muy bien. Tiene una arquitectura teatral absolutamente perfecta, cada personaje tiene su momento especial, tiene su inicio, nudo y desenlace perfectamente definidos y entretiene muchísimo.
¿A qué diez ‘negritos’ mandaría a la Isla del Negro aunque solo fuera para darles un buen susto?
Haría un “10 negritos” en alguna cumbre política (risas) para que se divirtiesen y vieran las cosas con más humor, pero no mandaría a nadie a la Isla del Negro.
He leído que en EGB le pidieron un dibujo sobre lo que quería ser de mayor y dibujó un monigote con un foco.
Me acuerdo perfectamente. Si siendo tan pequeño hice eso es porque tenía una vocación muy temprana. Y mi carrera es lo que yo pensé en algún momento: un monigote con un foco al lado. Soy un loco de mi trabajo, me gusta la sensación del calor de los focos en el escenario.
¿Ha sido pedregoso el camino?
El camino no ha terminado. Tengo una carrera lenta, pero segura. Está siendo duro porque el mundo del espectáculo en España es una industria todavía raquítica, pero siento que tengo una aceptación del público, que los medios me conocen y les gusta mi trabajo y que mis compañeros tienen buen concepto de mí. Eso es lo que creo que he conseguido en los 25 años de carrera. ¡Hablando contigo acabo de descubrir que va a ser mi 25º aniversario!