Publicado el 29 de Febrero de 2020
Entrevista a Anabel Alonso en Las mujeres de la escena
Obra: Las mujeres de la escena
Jo, he tenido una suerte loca.
Actriz de TV, cine, teatro y doblaje, presentadora y showoman, cada día se mete en nuestras casas como la entrañable Benigna de “Amar es para siempre”. A finales de marzo se pone a las órdenes de Josep Maria Flotats en “El enfermo imaginario” que la CNTC estrena en el Teatro de la Comedia.
¿Por qué es actriz Anabel Alonso?
Soy actriz lo primero por vocación, porque era algo que me salía de dentro. Es verdad que con eso simplemente no consigues nada, se hace con mucho trabajo, mucho tesón, mucho esfuerzo y mucho empeño.
¿Qué es lo que más le apasiona de esta profesión? ¿Y lo más duro, si hay algo?
Lo que más me apasiona es que nunca sabes qué te va a pasar al día siguiente, que para bien y para mal, es una constante incertidumbre, me puede cambiar la vida de un día a otro. Eso por un lado, en cuanto a trayectoria profesional o proyección. Luego siempre, si tienes esa suerte, estás cambiando de medio, de personaje, es decir, que lo que menos tiene es monotonía, nunca dejas de aprender, nunca, nunca, nunca, y luego los personajes van creciendo contigo y tú con ellos, los que hacías a los veinte no son los mismos que hacías a los cuarenta ni a los sesenta ni con mucha suerte a los ochenta. Eso es maravilloso, descubrir la vida también a través de los personajes.
Eso es lo que más me maravilla y lo más duro también puede ser esa incertidumbre, ese estar siempre en la cuerda floja, que de repente te llame todo el mundo y de repente, no sabes por qué, ya no. Dices, “si soy la misma y hago lo mismo, por qué gustaba hace un año y ahora ya no”. Hay algo muy dependiente de los demás que es muy peligroso y creo que eso también lo que uno tiene que luchar por no quedarse enganchado a eso e intentar hacer su trayectoria y su trabajo y depender menos del exterior.
¿Quiénes son esos referentes en los que siempre se ha mirado?
Jo, he tenido una suerte loca. Aparte de que a los 15 años ya tenía yo mi vocación clara e iba a ver todas las funciones de teatro que iban por Bilbao, Nuria Espert, que es intemporal, ya la vi en “Las criada” con Julieta, a la Sardá, pero luego, claro, yo cuando empecé a hacer más tele a los 28 empecé con López Vázquez, con Agustín González, con Fernán Gómez… Son unos referentes y unos compañeros a la vez. Con las mujeres que he nombrado antes no he tenido la fortuna de trabajar codo a codo, pero con los demás sí. Esos son mis referentes, los grandes del cine y del teatro del siglo XX de este país… Son mi referente y mi modelo a seguir, profesional, personal y laboral y vital.
A finales de marzo estrena “El enfermo imaginario”, ¿qué nos diría de esta obra?
Diría que sorprendentemente, que nos lo descubrió el otro día Josep Maria, no se ha estrenado en un gran teatro en España antes. Creo que es una comedia muy vigente, que se ríe no tanto de la hipocondría de los enfermos imaginarios, que los sigue habiendo, también de la medicina, de lo que cree la gente… También hace unos alegatos feministas. En esa época y actualmente también en muchos países desgraciadamente y en muchas culturas concertaban los matrimonios y también hay un alegato de la mujer, de la hija en este caso, hacia esa libertad, ese poder elegir, ese poder casarse por amor, ese sometimiento al que tenían a las mujeres. Mi criada, Tonina, es una lianta que dentro de todo ella es muy libre.
Yo creo que hay muchas vertientes en este ‘enfermo imaginario’, hay muchas aristas abiertas tanto del papel de la mujer, hay tres mujeres muy distintas en esta función, como de los hombres como de la medicina como de los estamentos, como del amor… Es muy fuerte esto de los clásicos, cuanto más los conoces, menos sabes de ellos, más descubres. Dices “El enfermo imaginario” de Molière y te imaginas una comedieta así como de ‘ay, uno que se hace el enfermo y le toman el pelo, ¡ja!’.
Josep Maria está haciendo un trabajo impresionante, impecable, tanto de dirección y como actor, está haciendo una creación que si el Cyrano todavía está en las meninges de distintas generaciones creo que este ‘enfermo imaginario’ también lo va a estar.
¿Cómo construye Anabel Alonso sus personajes? No sé si hay unos cimientos básicos, si depende del medio, del director… Cuéntenos un poquito cómo es ese proceso.
Yo soy bastante intuitiva y bastante lienzo en blanco en función de lo que quiera el director. Hay directores que quieren que vayas con el texto sabido, otros que no quieren que vayas con nada preinstalado, porque uno quieras que no siempre pone tonos, opina… Yo en ese sentido dejo hacer, nunca voy con propuestas cerradas, según me proponen, propongo y viceversa, soy bastante dúctil en ese sentido, propongo, pero no me cierro a nada y cuando me propone el director también intento sobre eso poner mi granito de arena. Pero yo prefiero empezar a construir hablando claro con el director, prefiero tener su impronta y su propuesta y sobre eso ajustarme yo un poco.
¿Con qué personaje femenino de todos los tiempos se siente identificada Anabel Alonso o es su debilidad?
¿Sabes lo que pasa? Afortunadamente los personajes femeninos del teatro hay muchos muy interesantes, en cine empieza a haber, hay algún clásico que otro, pero personajes de mujeres en el teatro… Antígona, Lady Macbeth, Medea, Hécuba, Penélope (risas)… Tienes desde los clásicos de Shakespeare… A mí no se me acaban, los personajes en teatro no se me acaban… No podría quedarme con uno.
Una reivindicación, una opinión, un comentario…
Yo quiero ir un poco más de lo general a lo concreto. Yo entiendo que con respecto a la igualdad de la mujer estamos dando pasos de gigante, quiero decir, son muchos miles de años de retraso, yo pienso cómo era la situación de la mujer cuando yo era pequeña a cómo es ahora y realmente la evolución en estos cincuenta años ha sido bestial. ¿Que siempre falta? Sí. ¿Que hay mucho que conseguir? Sí. ¿Pero que estamos dando pasos de gigante? También. ¿Que cada 8 de marzo es más multitudinario? También. ¿Que en las relaciones laborales y de poder se ande con más cuidado? También. ¿Que situaciones que antes eran normales, ya no se dan por tan normales? También. Yo en ese sentido soy muy optimista. En cuanto a la mujer y mi profesión yo nunca me he sentido discriminada y nunca me he sentido utilizada, tengo esa suerte, no sé si porque no he sido especialmente mona o porque he tirado más de la profesión que de los encantos, porque de todo hay un poco, quiero decir, aquí hay un toma y daca, yo no quiero echar la culpa solo al hombre, ni mucho menos, todo esto se desarrollaba en un contexto histórico y social que ha cambiado y está cambiando a pasos agigantados y yo creo que en cuanto a la mujer y el teatro en cuanto a actriz estamos a la par, pero en cuanto a la dirección y profesiones técnicas todavía estamos muy por detrás. Una directora como siempre tiene que demostrar mucho más que un director.