Publicado el 29 de Abril de 2022
Entrevista a Carlos Aladro por El pato salvaje
Obra: El pato salvaje - Teatro La Abadía
“Ibsen se atiene a la unidad de tiempo, lugar y acción y condensa en apenas tres días toda una serie de desastrosas calamidades”
Al hilo del actual momento que vivimos, caracterizado por el consumo hiperindividualizado de complejos dramas, la pluma de Henrik Ibsen resurge con especial clarividencia para retratar y abrazar la confusión moderna que se expande, aún hoy, sin freno. Charlamos con el director de este prometedor estreno en el que, a través de las sublimes interpretaciones de su reparto –formado por Juan Ceacero, Pilar Gómez, Jesús Noguero, Nora Hernández, Ricardo Joven, Javier Lara y Eva Rufo–, pondremos en duda la pervivencia del drama mismo y la vigencia de nuestros endebles valores. Por ANY POP
¿Qué le ha motivado a subir a escena una obra de Ibsen en pleno siglo XXI?
Hacía tiempo que quería abordarle después de la maravillosa experiencia que tuve hace años –gracias a Luis Miguel Cintra– de dirigir “El constructor Solness” con el Teatro da Cornucopia de Lisboa. Y, releyendo a Ibsen, “El pato salvaje” emergió de entre la espesura con mucha reverberación de asuntos relevantes a nivel personal y colectivo. Al compartir la inquietud de este proceso de caza y pesca con Pablo Rosal, ambos coincidimos en la pertinente oportunidad que Ibsen y su pato nos ofrecían.
¿Cuáles son los principales temas que maneja esta obra y cuáles cobran especial sentido en la actualidad?
Las relaciones sociales y familiares, el peso de la herencia, del legado, el maltrato infantil, la amistad, la responsabilidad y la culpa, la noción de integridad, la verdad y la mentira… En definitiva, Ibsen hace un repaso a los vicios y valores de la sociedad burguesa de su época que, desde nuestro punto de vista, resultan completamente actuales. La obra es muy ambiciosa, trata de abarcar un ‘todo en el presente’, y eso es propio del talento de Ibsen en esa altura de su madurez artística, de modo que nosotros estamos tratando de hacer posible, muy humildemente, la mayor variedad de enfoques y planos.
¿Qué historia sube a escena “El pato salvaje”?
La de dos familias, los Werle y los Ekdal, en un momento preciso en que los sucesos pasados se hacen presentes, haciendo tambalear su supuesto confort y tranquilidad… Ibsen se atiene a la unidad de tiempo, lugar y acción y condensa en apenas tres días toda una serie de desastrosas calamidades.
¿Cómo, dónde y através de qué personajes se centra la acción?
El centro de la acción es la casa –estudio de los Ekdal, una humilde pareja de fotógrafos, Hjalmar y Gina, que viven con su hija Hedvig y el padre de él, el antiguo capitán Ekdal. Los une una antigua relación de amistad y trabajo con los Werle, una familia acomodada en la que el viudo Sr. Werle tiene una difícil relación con su hijo Gregers. Diversos lazos afectivos se entrecruzan entre ambas familias, que se van desvelando cual fotografías antiguas a lo largo de la obra.
Para usted, un gran momento de la obra, dada su intensidad o trascendencia, es ese en el que…
Hay muchos momentos de gran teatralidad, de diversión y de intensidad dramática que espero nos hagan disfrutar mucho a todos en la escena y en el patio de butacas. El enredo está muy bien trenzado por la mano de Ibsen en escenas brillantes del teatro entre Werle y su hijo Gregers, entre Gina y Hjalmar... ¡es difícil elegir!
En suma de todo, ¿por qué recomienda este estreno en La Abadía a los amantes del buen teatro?
La última vez que se pudo ver un pato salvaje sobrevolar por los escenarios de Madrid fue en 1982, de la mano de José Luis Alonso y José Bódalo. Diría que es demasiado tiempo para una pieza esencial de la historia del repertorio dramático universal. Pero, sobre todo, porque se trata de un elenco de intérpretes en estado de gracia. El trabajo de ensayos está siendo un privilegio y una delicia, así que todo el equipo creativo esperamos dar lo mejor de nosotros mismos para que esta extraordinaria bandada de patos salvajes que son Nora, Eva, Pilar, Jesús, Juan, Javier y Ricardo asombre y conmueva al patio de butacas de La Abadía.