Publicado el 30 de Marzo de 2021
Entrevista a César Camino, Paúl Peña y Antonio Hortelano por La cuenta
Obra: La cuenta - Pequeño Teatro Gran Vía
“Esta es una comedia gamberra, muy desacomplejada, con cero prejuicios, totalmente libre, delirante y políticamente incorrecta”, CÉSAR CAMINO
¿Qué es la amistad? Tal vez una partida de ping-pong eterna, un toma y daca interminable donde la cosa, al final, va de ceder. En este caso particular, un leve incidente entre tres amigos de toda la vida desata una sucesión de cuentas pendientes que lo ponen todo en juego. Apoyados en el texto original de Clément Michel, la fantástica adaptación de Ramón Paso y la siempre impecable dirección de Gabriel Olivares, charlamos con el elenco formado por Antonio Hortelano –“Compañeros”, “La fuerza del cariño”–, César Camino –“Burundanga”, “La función que sale mal”– y Raúl Peña –“Un paso adelante”, “La caja”–, los tres grandes culpables de esta genial propuesta en la Gran Vía madrileña. Por ANA VILLA
¿Qué situación plantea y desarrolla esta pieza teatral?
César Camino: Un fin de semana. Tres amigos de toda la vida se van a cenar y la obra empieza a la mañana siguiente, cuando uno de ellos dice que ayer estaba borracho y pagó la cuenta de la cena, pero que se arrepiente y quiere que le devuelvan el dinero. Todo esto desencadena en una serie de conflictos entre los tres que hará que se conozcan mejor y se pongan al día, pues llevaban años sin contarse realmente sus vidas y sin ser sinceros los unos con los otros.
Antonio Hortelano: Se desarrollan nuevas cuentas pendientes que cada uno de los personajes tiene guardado como un as en la manga.
Raúl Peña: Y al final creo que invitamos a la reflexión sobre las relaciones personales –en un marco muy poco cotidiano–, sobre el amor, la amistad, la confianza, el compromiso y el miedo a madurar.
¿Quiénes y cómo son sus roles?
Raúl: Alejandro, a sus cuarenta, vive aún detrás de la careta que le ha permitido vivir siempre huyendo de la responsabilidad y el compromiso. El miedo a no ser suficiente para su pareja o a no ser el divertido anfitrión con sus amigos le hace alejarse de lo que realmente, sin saberlo, desea.
César: Antonio es un profesor universitario que se encuentra en crisis existencial y vital, al igual que sus dos compañeros. La diferencia es que él no lo cuenta porque es de carácter introvertido. Dará una gran sorpresa dentro de la función…
Antonio: Mi personaje es Julio y tiene un conflicto moral y personal con cada uno de sus amigos.
Ese momento épico de la función que suele desatar la risa unánime del público:
Raúl: Cuando Alejandro trae unas setas que le ha vendido una compañera de la oficina, unos champiñones de la risa, como él los llama. ¡¡Hemos visto al público llorar, literalmente, de la risa!!
César: Me hace mucha gracia Antonio cuando los tres toman esas setas alucinógenas y se agarra la lengua con una pinza para hielo (risas). Otra es el hecho de que yo digo ‘caramba’ muchas veces y a mis amigos les parece una expresión antigua, pero al final de la función esto se resuelve muy bien y provoca el delirio del público. Durante el confinamiento, ustedes y Gabriel Olivares mantuvieron videollamadas para ir fraguando esta puesta en escena.
¿Qué gran idea salió de aquellas comunicaciones?
Antonio: Fueron muchas las ideas que nos sirvieron como base para el desarrollo de cada una de las vidas de estos personajes.
Raúl: ¡Tuvimos muchas! Cada uno llegó a recrear en su casa el espacio común donde transcurriría la función. Llegamos a preparar un arroz con todos sus ingredientes, incluida, por supuesto, la paellera. La función empieza, por ejemplo, con los personajes en bañador, fruto de aquellas reuniones online.
César: Durante las lecturas y ensayos por Zoom salieron muchas ideas sobre los personajes, la situación, el lugar donde tendríamos que estar, etc, pero la gran idea, la mejor, fue seguir adelante con la obra, seguir ensayando por Zoom hasta que se acabó el confinamiento. Así, en cuanto abrieron los teatros, tuvimos una obra terminada y lista para estrenar.
Hace muy poquito que han estrenado “La cuenta”, pero ¿tienen alguna anécdota curiosa vivida en pleno directo con el público o entre bambalinas con sus compañeros?
César: Estrenamos la obra y al tercer día decidimos cambiar una cosa que a nosotros nos gustaba, pero que era un poco extraña… (risas). Aparecíamos desnudos del todo los tres en un momento dado cubriéndonos las partes con una raqueta de ping-pong, una toalla y una cubitera de hielo. ¡¡Pensábamos que no se nos veía nada!! Pero el público empezó a decirnos que se nos veía todo, todo, todo y desde todos los ángulos y maneras posibles (risas). Nunca más lo hicimos.
Raúl: Una parte de la escenografía recrea una piscina en la que los personajes saltan al agua, se bañan y nadan… Hemos pensado en hacer una función paralela de lo que ocurre dentro de la piscina. Ahí lo dejo.
En suma de todo, ¿por qué “La cuenta” es un espectáculo excepcional para los amantes de las comedias?
Antonio: Porque es una comedia que muestra a personas de carne y hueso con sus virtudes y, sobre todo, con sus defectos.
César: Creo que es una función especial porque es una comedia gamberra, muy desacomplejada, con cero prejuicios, totalmente libre, delirante y políticamente incorrecta.
Raúl: Porque si –entre otras cosas– es la risa lo que define al género, esta función asegura risas sin parar. Pero sobre todo creo que nos hemos atrevido con una función muy gamberra, con un estilo de comedia muy poco habitual en los teatros de Madrid. Si quieres reírte con algo muy diferente a lo que estás acostumbrado, entonces, ven a ver “La Cuenta”.