Revista teatros

 Ha crecido en la serie “Aída”, pero también ha hecho cine –“Torrente 4”, “Cachorro”– y teatro. Podemos verle en “Lulú” en el Bellas Artes y está empezando a escribir y dirigir.

¿Cuándo y por qué decidiste ser actor? ¿Tenías o tienes un plan B o ni te lo planteas?

Todo empezó cuando tenía 7 años. Fue más un impulso que una decisión. Creo que lo decidí definitivamente con los 14 años, fue una promesa de amor, a partir de entonces empecé a decir que era actor. No me planteo dedicarme a otra cosa, creo que ya no podría. 

¿Quiénes son tus referentes en la interpretación y por qué?

Mis referentes han ido apareciendo en el camino por amistad o trabajo, son todas esas personas que me han enseñado y enseñan tanto algo artístico como algo personal. Personas que admiro por cómo cuidan a las personas y/o sus trabajos. Tengo la suerte de haber conocido gente maravillosa.

¿Qué es lo más difícil de ser actor? ¿Qué obstáculos te has encontrado por el camino?

Los mayores obstáculos siempre han venido en forma de ego, los de uno mismo y los de la profesión. Es una industria complicada en la que uno debe sentirse tranquilo para poder caminar entre ella. 

Con lo más difícil ya hecho, ¿qué consejo o consejos le darías a alguien que ahora mismo esté pensando en ser actor?

En esta profesión lo más difícil nunca ha pasado pero, si pudiera decirle algo, sería que sea ambicioso artísticamente. El deseo es la mayor fuente de energía para uno mismo. La creatividad debe ser alimentada.

¿Qué esperas de tu carrera, cómo te imaginas el futuro, dónde te ves dentro de 10 años?

Disfrutar tanto como lo hago ahora, ilusionarme por conocer nuevos compañeros, dirigir mis propios proyectos, mis propios textos, disfrutar un poco más del cine. 

Tu papel soñado sería...

Aquel que me haga temblar de miedo. 

Para ti el teatro es...

La vida, la muerte, la resurrección, el amor y el desamor. 

Cuéntanos algún proyecto que tengas entre manos.

Estoy empezando a escribir mis propios textos, dirigiendo pequeños proyectos.