Revista teatros

 ¿Es posible evitar la frustración matrimonial teniendo otra vida fuera de la pareja? Es una de las jugosas preguntas que el Premio Nobel de Literatura Darío Fo se atreve a lanzar en esta desternillante comedia plagada de gags cómicos y situaciones tan cotidianas como delirantes. Charlamos con Felipe Andrés, el director y protagonista –junto a Susana Hernáiz– que ha recuperado este caramelo cómico para brindar una velada llena de diversión en los Teatros Luchana. Por ANA VILLA.

¿Qué historia sube a escena “Pareja abierta”?

Una historia que relata en clave de comedia satírica, con mucha ironía y humor negro la vida de una pareja de larga duración, su lucha por salir adelante, escapando de la rutina y el aburrimiento, para poder salvar su vínculo.

¿Qué temas expone?

Nos expone temas como el machismo que se encierra a veces incluso en las parejas más liberales, la pérdida del deseo sexual, la falta de comunicación, la evolución de la mujer... Es una obra llena de situaciones delirantes que ayudan a suavizar la obra, pero que no dejan de mostrar una realidad muy seria: la frustración en la vida conyugal.

¿Qué es lo más importante en esta peculiar pareja de largo recorrido?

Lo más interesante de estos personajes es su evolución. Lo que los actores llamamos el arco dramático. En esta función ese arco es brutal, porque ambos personajes empiezan de una manera y terminan de otra totalmente opuesta, transformados por lo que ha ocurrido en escena y que el público, a modo de cómplice, ha sido testigo. ¡Ese viaje es una montaña rusa emocional muy gratificante para el actor!

¿Cómo son Pedro y Antonia?

Pedro se nos presenta como un hombre liberal, mujeriego, sin prejuicios, evolucionado y concienciado con la modernidad de su tiempo, mientras que Antonia aparece como la típica ama de casa más tradicional, que entiende el matrimonio como un vínculo sagrado e inmovible. La función tiene tantos giros hasta desembocar en el inesperado final, que es una gozada para el espectador que ríe y se identifica a partes iguales.

Para usted, uno de los grandes momentos de la función se desata…

La primera vez que Antonia le confiesa a su marido que cree que ha conocido al hombre de su vida. ¡El terremoto que desata en él es de dimensiones bíblicas! (risas). A él todo le funciona mientras sea él el que disfrute, pero claro, si de repente su esposa toma la iniciativa y se abre al mundo, la guerra de nuevo está servida.

¿Y ese que, a través del humor negro, provoca la carcajada unánime del público?

Cada vez que uno de los dos personajes se quiere suicidar, cosa que ocurre continuamente, las carcajadas se disparan. Tratar un tema tan delicado como el suicidio de una manera tan lúdica y, a la vez, tan provocativa, usándolo como crítica de un comportamiento de parte de la sociedad que le rodeaba, solo puede ser obra de un gran revolucionario como lo fue Darío Fo.

¿Qué caracteriza la pluma de este autor?

Unos diálogos ágiles y brillantísimos, directos, cargados de un humor fino e hiriente, con mucha ironía y retranca. Diálogos muy sólidos e inteligentes, fáciles de incorporar y transitar por ellos.

Usted protagoniza y dirige la función junto a Susana Hernáiz. ¿En qué aspectos han puesto el foco?

Los autores –Darío y su mujer Franca Rame– han creado un personaje femenino con una evolución muy contemporánea que nosotros, desde la dirección, hemos potenciado. Luego hemos potenciado muchísimo la comunicación directa con el público, cada vez que nos dirigimos a ellos, lo hacemos de verdad y mirándoles a los ojos. ¡El público asiste a una especie de combate y al final dará su veredicto!

¿Por qué no podemos perdernos este nuevo estreno de los Luchana?

Lo primero por el texto, pocas veces se puede encontrar con una comedia tan sólida y tan bien construida, y porque se lo van a pasar en grande. Reirán y, más de uno y una, se identificará y quizás les lleve a una reflexión posterior.