Revista teatros

Un excéntrico director de teatro empecinado en innovar la escena obliga a los actores a improvisar frente al público la trama de un cuento de Pirandello. Se suceden así un sinfín de situaciones y equívocos que construyen un divertido juego de simulacros en que se funden y confunden la ficción y la realidad... Ernesto Caballero, uno de nuestros hombres de teatro con mayúsculas, firma la versión y dirección de esta pieza del Nobel Luigi Pirandello que en su estreno revolucionó algunas convenciones del teatro. Felipe Ansola, Jorge Basanta, Natalia Hernández, Joaquín Notario, Paco Ochoa, Ana Ruiz y Ainhoa Santamaría ponen en escena este exultante homenaje a ese juego de espejos enfrentados al infinito que llamamos teatro. Charlamos con ellos. Por VANESSA RAMIRO Foto JOSÉ ALBERTO PUERTAS

¿Ernesto Caballero tiene algo de Hinkfuss?

Ernesto: Todos los directores tenemos algo de Hinkfuss; nos afanamos en lograr un constante fluir de vida en la escena y esto solo depende de los actores. Sin ellos nadie es nada en el teatro. Coincido con él en que la dirección escénica no es una mera ilustración del texto dramático, sino una creación en cierta medida autónoma; pero disiento de su arrogante menosprecio al texto dramático y no me reconozco en su obstinada resistencia a aceptar la hegemonía creadora del actor.

En su empeño por innovar Hinkfuss crea un juego en el que realidad y ficción se confunden. Pero esta sociedad ya ha superado este experimento, ¿no?

Joaquín: En esta sociedad, a veces, nos cuesta conocer nuestra realidad. Las redes sociales saben mucho de eso.

Ernesto: La realidad y la ficción se hallan hoy más confundidas que nunca en la esfera social, desde la política, la educación o los medios de comunicación. Y esto es así porque nos gusta más lo verosímil que lo veraz. Pirandello nos hace reparar en esta circunstancia mediante un prodigioso juego de espejos enfrentados para poner de manifiesto nuestra querencia a dejarnos engañar con simulacros de realidad.

Felipe: Una lectura muy actual. La sociedad está llena de ‘Doctores Hinkfusses’, sobre todo en la política. Con tanta manipulación que existe actualmente en los medios de comunicación ya no sabemos discernir entre la verdad y la mentira. Solo hace falta ver una sesión del Congreso de los Diputados, se tiran los trastos a la cabeza, pero después se van de cañas. Ellos sí que improvisan... pero no la comedia.

Jorge: Yo creo que no lo ha superado. De hecho vivimos en el momento de la gran eclosión de las fake news o, si no, en el momento en que la sociedad se ha hecho consciente de ello porque siempre existieron. Esto, solo por poner un ejem-plo, coloca la gran reflexión pirandelliana en la más inmediata actualidad.

Natalia: Y todavía se le puede dar más vueltas a ese experimento y reflexionar sobre la creación actual en el teatro. Este montaje se convierte en un juego en el que no sabes si somos nosotros mismos improvisando con nuestros compañeros reales, con los compañeros dentro de esta comedia o con los personajes de la comedia que vamos a representar. El reto es que el público se quiera dejar llevar y se divierta y reflexione sobre la creación teatral y la historia que les contamos.

Paco: Siempre me interesó saber qué hay de verdad y mentira en el hecho teatral y Pirandello nos ofrece la posibilidad de echar una partida en donde los participantes estamos obligados a echar un órdago con las cartas que el contrincante nos dice que tiene.

Ana: Pirandello ofrece tantas posibilidades escénicas... Un teatro vivo, abierto, donde la realidad y la escena son a veces imposi-bles de separar... o al menos eso es lo que parece. Metateatro llevado al extremo.

Ainhoa: Es un canto a la libertad creativa.

¿Puede suceder que haya más vida, más verdad en el teatro que en la realidad?

Joaquín: El teatro es reflejo de nosotros y, por tanto de nuestra vida. Respecto a la verdad, a veces es posible que sí.

Felipe: No sabría contestar con absoluta certeza. No creo que haya mas verdad o una sola verdad en el teatro, lo que si hay es más tiempo para cuestionarse esa supuesta “verdad” que nos plantea la realidad.

Natalia: El teatro es un arte vivo. Así que en ese sentido es absolutamente real lo que sucede cada tarde.

Jorge: No. La misma. El teatro, según yo lo veo, es una manera de mirar la vida. En la vida hay vida, faltaría más…lo que pasa es que cambian las formas de afrontarla y, a veces, nos resuta difícil darle explicación a las nuevas realides.

Paco: ¿Y que haya más mentira en el teatro que en la realidad? Me divierte la existencia de todos los mundos paralelos en los que vivimos… realmente.

Ana: El teatro a veces, y más en este momento donde las redes sociales invitan a vidas creadas, supera con creces a la propia realidad...

Ainhoa: No sé si hay más vida o más verdad en el teatro pero para que el teatro suceda debe haber vida y debe contener algo de verdad.

¿Qué nos vamos a encontrar en la obra?

Ernesto: Es una pieza de humor que utiliza el mundo del teatro como metáfora de nuestra condición de máscaras seducidas por el espejismo de creerse libres improvisadoras de su propia actuación.

Ana: Es una función tremendamente divertida donde el espectador se ve inmerso en un proceso de creación de la propia obra, donde le cuesta distinguir entre actores y personajes haciéndose cómplice de los miedos, del disfrute y de la vulnerabilidad de estos.

Ainhoa: Es una función especial, ya que habla del hecho teatral en sí, qué elementos conforman una improvisación, qué elementos definen la naturalidad o la verdad en escena. ¿Preferimos la verdad? ¿O la representación de la verdad?

Natalia: Reflexiona sobre las diferentes formas de creación que puede haber en el teatro. Del proceso de esa creación y la relación entre el director y los actores en ese proceso.

Joaquín: Sí, habla sobre todo de teatro y comunicación.

Paco: Se podría decir que es un cuadro en donde todo lo que se ve parece real pero no lo es, y viceversa.

Felipe: Es conseguir que la gente por un momento se pregunte si alguna situación ha sido de verdad o improvisada. Y es una pieza donde podemos ver que esta profesión no tiene una fórmula matemática para obtener un resultado.

Jorge: Es un homenaje. Un juguete teatral a modo de juego de espejos, divertidísimo. Una gran confusión. Como la vida misma. Nos enfrenta a nuestra propia condición de seres humanos. ¿Quién soy? ¿Soy el mismo en este o en otro contexto?

Ernesto, ¿cómo es la puesta en escena?

Ernesto: Una de las más elocuentes confrontaciones de la obra radica en la oposición entre los planteamientos artísticos de Hinkfuss –teatro de director– frente a los de la compañía –teatro de actor–. El despliegue de efectos de este singular metteur en scène lo hemos resuelto mediante recursos de relativa sencillez que, no obstante, sugieren la aparatosidad esceno-técnica de las grandes producciones de este tipo de propuestas.

En este sentido, también nuestro montaje participa de la idea de trampantojo escénico. Por otro lado, el universo operístico está muy presente tanto en el texto original como en nuestra puesta en escena donde, como decimos, prevalece el trabajo actoral; en este sentido debo resaltar el esmerado y concienzudo trabajo que hemos llevado a cabo con la maestra Fernanda Orazi. Sobre esta premisa hemos concebido el diseño se iluminación –Paco Ariza–, la escenografía –Mónica Boromello– y el diseño de vestuario –Beatriz Robledo–. 

Háblennos de sus personajes...

Joaquín: Hinkfuss es alguien que quiere cambiar un medio que apenas conoce.

Felipe: A mi personaje podríamos denominarlo cómo el ‘galán’ de la función. Un personaje que se gusta mucho a sí mismo y que le gustaría ser el primer actor de la compañía, pero... ¿Tiene la habilidad para ello?

Natalia: Natalia, que podría ser yo misma, pero que no lo soy, y que a su vez es la ‘actriz característica’ de la compañía y la encargada de dar vida a Doña Ignacia en la historia que van a representar.

Paco: Son Zampoña y el actor de carácter los personajes con los que me ha tocado jugar. El primero, padre de familia enamoradizo y receptor de bofetadas; y el segundo, como un personaje de Calderón, vive en la incertidumbre de lo que es verdad y/o no lo es.

Ana: Una actriz de compañía, con ganas de ponerse al servicio de la obra, del director y su propuesta. Que se ve inmersa en las complejidades, miedos, ganas... para llevar a cabo la función.

Jorge: La obra plantea varios campos de ‘ficción-realidad’ y creo que es mejor que el público vea quiénes somos cada uno y saque sus conclusiones. No spoiler.

Ainhoa: Los personajes son los que conformarían una compañía estable de actores y actrices. Pirandello hace un guiño a los entresijos de este tipo de compañías, a los egos y a los miedos.

Dice Ernesto Caballero que la pieza es un encendido homenaje y reivindicación del hecho teatral. A punto de terminar la temporada, si les pregunto qué es el teatro para ustedes me dirían...

Ernesto: El teatro es un lugar privilegiado desde el que podemos pararnos a mirar, con la distancia necesaria, lo que nos pasa y lo que nos falta. Joaquín: Es más de la mitad de mi vida.

Felipe: El teatro es ese lugar donde me pagan por poder jugar de verdad, en el que te encuentras de bruces con todos tus miedos y también tus virtudes.

Natalia: Es el arte de contar historias.

Jorge: Diría que sigue siendo lo mismo que al principio de temporada y lo mismo que hacían los griegos.

Paco: Un juego muy serio con el que hay que reírse.

Ana: Mi vida.

Ainhoa: Para mí el teatro es un lugar de encuentro, de entretenimiento y de reflexión. 

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