Revista teatros

Arrollador como siempre, ilusionado como nunca. Este excelente y popular actor no esconde su emoción al abrir la nueva edición del Festival de Mérida al frente de una de esas producciones que no se olvidan fácilmente. Fernando Cayo interpreta el espectacular Creonte imaginado por David Gaitán. Charlamos con el intérprete vallisoletano, a tan solo 12 días del esperado estreno de “Antígona”. 

¿Cuál es la propuesta, la esencia y las particularidades de esta singular versión de “Antígona” de David Gaitán?

 David Gaitán es un creador único, insólito, maravilloso. Es un director joven mexicano que lleva ya años triunfando con sus versiones y con sus puestas en escena. Esta de “Antígona” ya vio la luz en México en 2015 con la producción de El Desván Producciones –productora extremeña de Domingo Cruz– y es con la que venimos a Mérida. La puesta en escena es distinta, pero se basa en aquella, ofreciendo una visión contemporánea bestial, transgresora y muy divertida.  Es una confrontación en forma de juicio entre dos formas de ver la vida, la política y la ética, la de Antígona y la de Creonte. Acompañados al resto de los personajes de la función, se enfrentan de una manera muy contemporánea.

Hablamos de Rosa Parks –la mujer negra que no cedió su asiento a un blanco en los años 50 en EEUU–, se habla de los caricaturistas asesinados, de Charlie Hebdo… de muchas cosas que tienen que ver con nuestra democracia y con cómo entendemos la libertad de expresión ahora. Yo creo que ese es el gran valor y hacerlo como un gran espectáculo, porque está representado el coro de jóvenes tebanos, hay más de 50 personas de figuración representando a esa sociedad actual que necesita respuestas y que quiere luchar por las cosas que quiere y necesita.

¿Quién y cómo es su personaje en la obra?

En esta versión, Creonte es una especie de showman descarado, mordaz y ácido del poder. Un showman que está utilizando este juicio en contra de Antígona para exhibir su concepto maquiavélico de la política. Es un personaje con un arco bestial, de los más amplios que tengo en mi carrera, recorremos desde las posiciones y formas de comunicación políticas contemporáneas que hemos podido ver en Obama, hasta momentos de una bestialidad cercanos a los que hice en “Rinoceronte” hace unos años. ¡Y el elenco es estupendo! Parte del equipo es extremeño, además, y me gusta mucho brindar este apoyo y disfrutar de esta iniciativa extremeña. Creo que es importante apoyar el teatro de provincias, que a veces le tenemos un poco abandonado.

¿Cómo veremos al resto de intérpretes en escena?

Veremos a Irene Arcos en plenitud, maravillosa, reivindicativa y en momentos de la función se le verá con unos tintes muy contemporáneos y callejeros. Clara Sanchis aporta un saber hacer y una delicadeza en su trabajo siempre extraordinaria. Isabel moreno, que es una actriz extremeña estupenda. Elías González, un actor maravilloso que tiene un monólogo electrizante, Jorge Mayor que aporta una entidad, un peso y una fuerza tremendos. Es todo un elenco.

En su opinión, uno de los momentos más impactantes de la pieza se produce cuando…

¡Hay muchos! Cuando vi esta puesta en escena en 2015, pensé que David Gaitán era un director en el que podía recibir las influencias de Bob Wilson, tiene un sentido plástico y estético bestial, o de Tomaz Pandur con esa estética cuidada, contemporánea y desgarradora que tenía y, por otra parte, ese descaro de Andrés Lima en sus producciones más bestias. Todo ello produce muchos momentos únicos en el espectáculo, pero uno de los que más me gusta es una confrontación en proscenio muy “a cara perro” que tienen Antígona y Creonte.

 ¿Qué supone para usted, a nivel personal y profesional, abrir esta nueva edición del Festival de Mérida encuadrada en las dificultades de la pandemia?

Para mí es todo un orgullo y placer arrancar este festival. Agradezco a las instituciones que han facilitado que esto ocurra, a la dirección del festival encabezada por Jesús Cimarro. Es un acto heroico lo que han hecho, un acto de resiliencia que significa para mí un canto de esperanza al mundo de la cultura, de decir “estamos aquí y vamos a continuar compartiendo nuestras historias, entreteniendo y haciendo soñar al público”.