Revista teatros

Ella, apasionada, directora talentosa como pocas y siempre certera. Él, escritor, actor, dramaturgo y poeta de pluma irreverente y siempre respetuosa. Durante los años que ella dirigió la CNTC, Helena Pimenta y Álvaro Tato han firmado algunas de las más aplaudidas versiones de la compañía. Ahora vuelven a trabajar juntos en esta versión de “Noche de Reyes” que protagonizan Haizea Baiges, Carmen Del Valle, Jose Tomé, Rafa Castejón, Patxi Pérez, Sacha Tomé, Victoria Salvador y David Soto Giganto. Por VANESSA RAMIRO

“El castigo sin venganza”, “La dama duende”, “El perro del hortelano”, “El alcalde de Zalamea”... Imagino que no se han perdido la pista.

Helena: Es imposible que nos perdamos la pista. Nos entendemos muy bien trabajando pero también somos muy buenos amigos. Cuando pensé en retomar a Shakespeare pensé en él. Creo que hacemos un buen tándem.

Álvaro: Nos hemos reencontrado como si nada: la misma conexión y complicidad permanente. Un gustazo trabajar con la genial Pimenta.

Hay más reencuentros en esta aventura. Por ejemplo, el de Helena Pimenta con Ur Teatro y con Shakespeare.

Helena: Shakespeare ha sido mi gran maestro ausente y siempre presente. Vuelvo a él y no me defrauda. Cada día me ofrece nuevas sorpresas. Han pasado unos años y muchas cosas desde el último montaje de Ur y ahí está de nuevo, como gran espacio de encuentro artístico y motor de ilusiones y entusiasmo.

¿Por qué “Noche de Reyes”?

Helena: Era un título que teníamos pendiente. Comprobamos cada día de ensayo que ha sido una buena elección. Natalia Menéndez, directora del Español, decidió acompañarnos e impulsarnos en la aventura mediante la coproducción y lo agradezco mucho. De otra forma, no hubiera sido posible. Un clásico, un elenco grande, un formato medio-grande…

Álvaro: Es una de las comedias mayores del Bardo pero a la vez una de las más desconocidas por el público español; una obra maestra sobre el amor, la pérdida, la locura y la fiesta.

¿Cómo se escribe a cuatro manos?

Helena: Con antecedentes de una larga relación personal y teatral, con la empatía que opera entre nosotros fácilmente, con mucho trabajo y exigencia y con mucho placer.

Álvaro: Como Helena es una gran especialista shakespeariana, ha sido sencillo seguir sus intuiciones y dar forma juntos a la dramaturgia intentando reproducir los innumerables juegos de palabras del original sin perder el pulso cómico y la delicada belleza de los momentos líricos.

Cuéntennos más de “Noche de Reyes”.

Helena: Es Shakespeare puro; la razón a merced del impulso insensato en que todos nos reconocemos. La pieza nos invita a vivir como real el sueño de lo que no somos. A conocernos para poder amarnos a nosotros y a los demás, a viajar por la imaginación para volver más sabios a la realidad.

Álvaro: Esta farsa festiva, lúcida y lúdica, nos zambulle en un laberinto de juegos de identidades, burlas, confusiones y equívocos para hablarnos de la identidad, de la necesidad de superar la pérdida, de cómo la vida y el amor se abren paso.

Y el espectador se ve interrogado...

Helena: Los personajes son imperfectos y en sus relaciones amorosas, de poder, de amistad, laborales, hacen trampas, bromas, manipulan a los demás, los utilizan, se vengan de lo que consideran tratos injustos y siempre ante nuestros ojos. El autor apenas lo resuelve, nos lo deja ahí.

Álvaro: Shakespeare nos enfrenta a nuestra propia identidad social (Malvolio y su ambición frustrada), sexual (Viola y su disfraz masculino) y amorosa (Olivia y su corazón helado) a través del enredo, la burla y el juego.

Y a la hora de llevarla a la escena...

Helena: Shakespeare nos dice desde el principio que no hay certezas. Viola dice no ser lo que parece y esta frase se repite acto a acto y su contraria; lo que es, es. O por estar disfrazado o por no conocerse, todo está por hacer, todos los personajes están incompletos, como en un naufragio. Este es nuestro primer eje. Ponemos también el acento en la necesidad de renacer tras cada pérdida. La muerte ronda desde el principio. Siempre lo que nos falta, la ausencia, la carencia como etapas de un viaje en que aprendemos, escarmentamos, nos equivocamos y ahí nos descubrimos. En nuestra propuesta, el mar nos trae el rumor de lo que perdemos y nos devuelve a la vida. La paradoja siempre. Y, al lado, la fiesta del teatro, de la risa, de los deseos, de los juegos de palabra, del más hermoso lirismo junto a la más pesada broma o la más lúcida humorada.

Una hermosa comedia capaz de, entre la risa y la pena, hacernos disfrutar, sentir y pensar. ¿Ese es el camino en este oficio?

Helena: El mío, al menos, sí. Entiendo que haya otros pero yo defiendo este.

Álvaro: El teatro, como Feste, el bufón-juglar de “Noche de Reyes”, es el cuerdo disfrazado de loco que dice y canta las verdades en un falso mundo de locos disfrazados de sensatos.

¿Qué le dirían a quien no lo conozca de su partenaire?

Helena: Es grande, como autor, como hombre de teatro. Le admiro y le quiero. Soy fan de su trabajo y de su forma de estar en el mundo.

Álvaro: Helena es una poeta del escenario que ha construido a lo largo de los años un lenguaje sólido y a la vez fluido en que los clásicos dialogan con nuestro presente. Ya es historia viva del teatro.

¿En qué más andan Helena y Álvaro?

Helena: Han sido dos espectáculos en este año, por suerte, y hay que recu-perar fuerzas. Tras la temporada en Madrid vendrá la gira de esta obra y en mayo abordaré el siguiente proyecto.

Álvaro: Se acerca el estreno de lo nuevo de Ron Lalá, “Villa y Marte”, un homenaje al género chico y al sainete en clave de ciencia ficción musical –en abril en Teatros del Canal–. Y sigue la gira de “Malvivir”, de Ay Teatro, una versión escénica de la picaresca femenina del Siglo de Oro que hará temporada en mayo en las Naves del Español en Matadero. Y más proyectos en el aire. Mi deseo de año nuevo: plateas llenas y salud para todos.

VENTA DE ENTRADAS