Revista teatros

¿Cómo se viven los días previos a la inauguración de un festival?

Con muchos nervios, pero sobre todo con mucha emoción y responsabilidad.

Lleva casi una década al frente del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida, es su novena edición consecutiva, ¿ha sido esta la más difícil? ¿Qué ha sido lo más complicado?

Ha sido una de las más complicadas, porque hasta último momento no tuvimos la confirmación de que el festival pudiera celebrarse y hemos tenido que poner en marcha toda la maquinaria y sacarlo adelante en tiempo récord.

Una vez sacado adelante, ¿cómo ha afectado a esta cita la crisis del COVID-19?

El festival dura solo 5 semanas este año, y hemos tenido que renunciar a algunas producciones a las que no les daba tiempo llegar a la cita. También hemos reducido en otras actividades, pero en realidad el festival sigue en pie en más de un 75% de sus programación. Estamos bastante satisfechos de haberlo conseguido, pese a las dificultades que ha supuesto la pandemia.

Antes de hablar de teatro, que es lo que nos gusta, vamos a algo más prosaico, pero que puede preocupar a los espectadores. ¿Qué protocolos, qué medidas sanitarias excepcionales se están llevando a cabo para garantizar la seguridad del público?

Se han tomado todas las medidas reguladas en la legislación vigente en cada momento de la situación de “nueva normalidad” en la que nos encontramos, y que serán aplicadas hasta que las autoridades competentes determinen su cancelación por la finalización de la situación de crisis sanitaria ocasionada por el COVID-19. De todas maneras, el uso de la mascarilla es obligatorio ahora en Extremadura en todo momento, así que es la principal medida de prevención que tenemos que tomar todos. También se repartirán geles hidroalcohólicos monodosis a los espectadores y se extremarán las medidas de higiene en todas las instalaciones.

Cuéntenos, ¿cómo ha encarado esta 66ª edición? ¿Qué la caracteriza, cuáles son los cimientos en los que se asienta, los objetivos?

Este año empezamos y terminamos con dos mujeres fuertes; dos heroínas: Antígona y Penélope, pero además hemos querido que no falten todos los géneros para que el espectador disfrute del festival en toda su amplitud. Así, tenemos drama, comedia (que falta nos hace) y tragedia; grandes textos, grandes directores y grandes actores, lo que es ya una marca de la casa en el Festival de Mérida.

Aunque sería muy largo hablar detenidamente de cada una de las propuestas del festival (publicaremos un artículo con toda la información completa), denos unas pinceladas de esos cinco estrenos que va a acoger el Teatro Romano…

Empezamos con una Antígona revolucionaria y especial, dirigida por David Gaitán, que aporta su joven perspectiva mexicana al mito. Después llega la comedia de enredos, con Anfitrión, de Molière, y con un Plauto arrollador: La comedia de la cestita. Seguirá el drama de Cayo César, una visión extremeña sobre el emperador Calígula y sus paralelismos con la corrupción de la política, y terminamos con la valentía de Penélope, de Magüi Mira sobre textos de la Odisea, con Belén Rueda y María Galiana.

Además, continúan también las extensiones permanentes del festival: Regina, Cáparra y Medellín, estas últimas con dos espectáculos inéditos también…

Sí, esa es una de las cosas de las que nos sentimos especialmente orgullosos: hemos conseguido que las dos extensiones tengan una programación propia y que podamos estrenar obras en estos dos escenarios, como es el caso de Clitemnestra y Elektra.25 la universalidad de un mito.  

¿Qué balance hace Jesús Cimarro de estos años que lleva como director del Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida? ¿Qué se ha logrado y qué objetivos tienen para el futuro?

Estamos muy satisfechos de cómo ha ido evolucionando el festival desde que tomamos las riendas. El público ha respondido de una forma increíble y hemos visto cómo, año a año, se incrementaba el número de espectadores. El tejido económico de la ciudad ha respondido también y se ha convertido en la cita ineludible del verano cultural no solo en Extremadura, sino para todos los que amamos el teatro. Se ha triplicado el número de asistentes a todas las actividades del Festival, especialmente al teatro Romano de Mérida. Además, se han consolidado las extensiones de Medellín, Cáparra y Regina y se han ido añadiendo actividades culturales paralelas a las representaciones que son ya una cita clásica del verano.

Julio/Agosto. Planificamos nuestras vacaciones y decidimos pasar por Mérida. Háganos un plan perfecto para pasar, por ejemplo, un fin de semana. Compramos entradas para un espectáculo ¿y qué más?

Pues tienen tiempo de visitar los monumentos de la capital extremeña y de disfrutar de alguno de los muchos estupendos restaurantes que han abierto en los últimos años. Si la visita es más larga, pueden desplazarse al pantano de Proserpina y disfrutar de un baño y ver una segunda representación en las extensiones de Medellín o Cáparra.

Y la última. Es 24 de agosto. Ayer se clausuró el festival de este raro 2020. Jesús Cimarro se sentiría feliz y satisfecho si…

Todo ha salido según lo esperado y el público ha disfrutado de una experiencia cultural, gastronómica y turística que no olvidará jamás.