Revista teatros

El todopoderoso rey de la televisión española tenía un deseo mil veces confesado: subirse a las tablas. Una fantasía que hizo realidad al frente de “Iba en serio” y “Grandes éxitos”, conquistando al público al mostrar la frescura a la que ya nos tenía acostumbrados en la pequeña pantalla. Hoy, el catalán vuelve a formar tándem con el director y dramaturgo Juan Carlos Rubio para dar voz al mismísimo Séneca en esta comedia llena de grandes dosis de enredo, humor, ternura, reflexión, dolor y esperanza que cuenta con una cosa clara: la vida es breve... ¡más nos vale comenzar ahora mismo a aprovecharla! Por ANA VILLA Foto: SERGIO PARRA.

 

¿Qué propone “Desmontando a Séneca”?

Una comedia muy muy muy divertida en la que se reflexiona sobre los temas que siempre nos han preocupado al ser humano. El inicio de la función es que yo quiero dar un discurso sobre “La brevedad de la vida”, obra de Séneca, pero, lamentablemente, este discurso no va por donde yo quiero porque aparecen una serie de imprevistos contra los que tengo que luchar. Es una comedia que nos alumbra sobre lo que es vivir.

Después de su debut teatral a través de dos comedias musicales, ha decidido lanzarse sin paracaídas a un nuevo registro y adoptar la piel del mismísimo Séneca. ¿Por qué?

Esto fue una idea de Juan Carlos Rubio –autor y director de mis dos anteriores obras–. Ambos somos más o menos de la misma edad y él me dijo: “oye, yo creo que ha llegado el momento de que hagamos una función en la que pensemos sobre qué estamos haciendo aquí, si estamos aprovechando el tiempo, qué significa vivir…”. Yo al principio no lo veía claro, pero conociendo el resultado, he visto que, como siempre, tenía razón. La respuesta del público ha sido estupenda en todos los sitios a los que hemos ido y, sobre todo, es importante la inyección de optimismo con la que salimos todos.

Séneca habla del tiempo y plantea las maneras en que tendemos a perderlo. ¿Algún ejemplo con el que, además, usted se sienta identificado?

A mí hay una cosa que me llama muchísimo la atención, con la que me siento totalmente identificado, y es el tiempo que perdemos imaginando otras vidas. Es una energía que te desgasta muchísimo cuando, incluso estando bien, piensas “ahora estaría mucho mejor en otro sitio o con otra gente” y la vida al final se nos pasa muchas veces imaginando en vez de viviendo.

¿Qué es la vida para Jorge Javier Vázquez y qué le da sentido en la actualidad?

Yo creo que, con los años, la vida es poder irte a la cama sin ningún sobresalto. A mis 51 ya, lo que aspiro es a que no haya llamadas intempestivas o noticias que te corten la respiración y acabar el día con tranquilidad, que es algo que yo antes detestaba porque era de los que pretendía vivir subido a una montaña rusa. Ahora, cada vez más, lo que valoro es la estabilidad y la paz.

Este nuevo estreno en Madrid viene precedido de una amplia gira nacional. ¿Qué le está aportando esta nueva experiencia teatral?

Ha sido una gira muy especial, porque ten en cuenta que nos ha pillado toda la pandemia. He visto al público con muchísimas ganas de acudir al teatro y disfrutar. ¡Para mí pasará a mi historia personal como el año que recorrimos España en plena pandemia!

Ese logro profesional que le llena de orgullo:

Vivir de esto.

Esa realidad personal que le llena el corazón:

En estos momentos el estreno en Madrid, porque me produce inquietud y nerviosismo.

Como actor, la mayor dificultad que enfrenta:

Conseguir no caer en la repetición. Que cada función sea única.

Como entrevistador, esa entrevista que enmarcaría y esa que borraría porque resultó un gran desastre:

A mí me llamó una mucho la atención, una que hice a Romina Power en el “Deluxe”, me impactó muchísimo, fue como perder la inocencia en muchos aspectos. ¡Y de borrar, muchísimas! Tanto por el entrevistado como por mí.

Como presentador, el programa de su vida es…

Creo que “Sálvame”, porque es el programa en el que cabe todo. ¡”Sálvame” sí que es un auténtico tour de forcé!

Ese planazo que se moriría por hacer pero que, dada la fama, no puede:

Me encantaría vivir en un barrio céntrico, ir a mi gimnasio, desayunar en una cafetería leyendo el periódico… ¿Lo puedo hacer? Sí. Lo que pasa es que yo soy muy muy muy tímido y evito cualquier sitio en el que haya gente. La timidez me puede.

Un deseo personal para el nuevo año:

Que la recuperación llegue para todo el mundo, ¡que nos vaya bien…!