Revista teatros

 Durante todo 2019 la Compañía Nacional de Danza está celebrando sus 40 años. Cuatro décadas bailando por el mundo y por la historia, combinando piezas contemporáneas, obras de autores nacionales y extranjeros, creaciones neoclásicas y ballets clásicos de repertorio. Ahora pone el broche final a esta temporada tan especial con una gala llena de sorpresas que servirá también como reconocimiento a su director durante los últimos 8 años, José Carlos Martínez. Charlamos con él de pasado, presente y futuro. Por VANESSA RAMIRO Retrato Carlos Quezada

¿Cuál es el recuerdo más emocionante que vincula a José Carlos Martínez con la CND?

Cuando gané el premio de Laussane en 1987, Ray Barra, Director en aquella época, me escribió una carta felicitándome e invitándome a formar parte de la compañía. Tuve que tomar la decisión de rechazar ese contrato, pero, 23 años después, mi proyecto fue elegido y firmé mi contrato como Director.

Cumple 8 años al frente de la Compañía. ¿Qué sintió el primer día que pisó la institución como director artístico?

En primer lugar mucho respeto hacia lo que había hecho mi predecesor, Nacho Duato y hacia sus bailarines. Mucha emoción, por estar de vuelta a España para aportar todo lo que había aprendido fuera y algunos nervios también.

¿Qué supuso para usted entonces ser el elegido y qué precio, grande o pequeño si lo ha hecho, ha pagado?

Mi nombramiento como director de la CND llegó en el momento oportuno. Tras 24 años bailando en la Ópera de París, coreografiando y dirigiendo mi compañía, tenía ganas experimentar, de vivir mis propias aventuras con un proyecto más grande. Al empezar a dirigir la compañía tuve que dejar de bailar. Mi proyecto para la CND era muy ambicioso y toda mi energía y disponibilidad eran necesarias para llevarlo a cabo. Fue imposible compaginar las doscosas.

¿Cambia mucho la perspectiva de la danza cuando un bailarín pasa a dirigir una compañía?

Cuando bailas solo tienes que ocuparte de ti mismo, de tu planning, tus espectáculos, la gestión de tus lesiones... Las decisiones que tomas solo dependen de ti. Como director, es muy diferente ya que trabajas con un equipo que debes de coordinar pero del que también dependes.

Hablamos de todo esto porque con la gala de julio en los Teatros del Canal ponen el broche final a la temporada en la que se celebra el 40º aniversario de la CND. ¿Ha sido una temporada especial? ¿Cómo lo han celebrado?

Las ochotemporadas que he estado en la CND han sido muy especiales. En esta última temporada había que tener en cuenta el cambio de dirección por lo que las celebraciones del 40 aniversario se han hecho a través de las giras que hemos programado con el repertorio existente. El presupuesto no nos permitía hacer locuras pero hemos bailado más que nunca. Para poder hacer todas esas giras, hemos tenido que disminuir el número de creaciones -12 en 2018 y solamente 3 en 2019-. Dos de ellas formarán parte de nuestra gala de aniversario que estará acompañada de una exposición fotográfica sobre los 40 años de la compañia.

¿Qué vamos a ver en esta gala en los Teatros del Canal? Háblenos un poquito de las piezas y de por qué estas y no otras…

El programa de las Galas pone en valor todo el trabajo que hemos hecho en estos últimos años. La danza clásica estará presente a través de la “Suite de Don Quijote” que simboliza la vuelta al ballet de repertorio. Nacho Duato tenía que formar parte de este programa aniversario. Presentaremos una de sus piezas más emblemáticas, creada para la CND,  ”Por vos muero”.

Durante estos años, numerosos coreógrafos españoles han colaborado con nosotros y me parecía importante que alguno de ellos estuviera presente en nuestro aniversario. El talentoso Cayetano Soto, muy poco conocido en nuestro país, presentará su propia versión de “El Fauno”, que se estrenará en las galas y para terminar de mostrar la versatilidad de los bailarines de la CND, he incluido en el programa, “Les Noces” de Andonis Foniadakis, una dinámica pieza que homenajea a la versión original coreografiada por Nininska.

Y cuando uno prepara espectáculos tan especiales como su exitoso “Don Quijote”, como “El cascanueces”, el segundo gran título clásico que la CND abordaba bajo su dirección, como esta gala. ¿No echa de menos pisar las tablas con sus propios pies?

Bailé mucho antes de venir a dirigir la CND y es verdad que, a veces, ese gusanillo está ahí. Quizás en algún momento vuelva a pisar el escenario, nunca se sabe...

Decíamos que lleva ocho años al frente de la CND y son muchos los éxitos, mucho el trabajo. ¿Está preparado para decirle adiós a esta etapa?

Creo que efectivamente, ha llegado el momento para mí de pasar a otra cosa. Mi trabajo en la CND ha terminado. Dejo una compañía versátil, capaz de bailar una pieza de Ohad Naharin o un Cascanueces, con 85 espectáculos previstos en 2019 y un proyecto educativo en plena expansión. Los 73 ballets que hemos estrenado serán mi legado.

¿Qué balance hace de su trabajo?

Han sido unos años intensos y muy satisfactorios. Personalmente he aprendido mucho y ha sido muy interesante ver cómo la compañía evolucionaba navegando entre el clásico y el contemporáneo.

Me quedo con muchos proyectos  en el tintero, muchas ideas que me hubiera gustado llevar a cabo, pero la evolución de la compañía ha sido enorme y estoy plenamente satisfecho de lo que hemos llegado a hacer con tan pocos medios, sin un teatro propio, y en solo ocho años. Nunca hubiera pensado que llegaríamos tan lejos.

Una curiosidad, ¿de qué propuesta suya, de qué iniciativa suya que se ha puesto en marcha dentro de la CND se siente especialmente orgulloso?

Me siento orgulloso de cada uno de nuestros logros, de haber podido estrenar un clásico de noche completa  como Don Quijote, de haber pedido a Johan Inger que creara su Carmen, pero de lo que más orgulloso me siento es de nuestro proyecto educativo y de inclusión social. De haber abierto las puertas de la CND a todos.

¿Qué pediría José Carlos Martínez para los próximos 40 años de la CND?

Es esencial que se ponga en marcha esa reforma del INAEM de la que tanto se ha hablado. Para seguir evolucionando, la CND tiene que poder gestionarse como se gestionan hoy en día las compañías de danza en otros países. El sistema actual no está adaptado a la actividad artística de la compañía.

Puestos a pedir... aparte de lo de la Sede estable que es una evidencia, la compañía necesita tener un presupuesto equivalente al de las demás unidades de producción, si no la danza seguirá siendo siempre la hermanita pobre de las artes en nuestro país.

Y a nivel personal y a nivel profesional, ¿a partir de ahora qué?

A partir de septiembre voy a tener mucho menos estrés y más tiempo para mí. Mi faceta de coreógrafo pasará a primer plano. Voy a desarrollar algunos de los proyectos que había puesto entre paréntesis estos años para centrarme en el trabajo de la compañía. Mi estatuto de ex-Etoile de la Ópera de París me permite elegir los proyectos en los que quiero estar, es un lujo que voy a aprovechar.

La temporada que viene estrenaré mi propia versión del ballet El corsario en la Ópera de Roma y Giselle con el Balket de Zagreb. Pasaré el final de año en Viena coreografiando el próximo concierto de año nuevo.