Revista teatros

Cuando uno lleva más de setenta años de oficio con tanta dignidad, tanta luz, tanto compromiso, tanta sabiduría y tanto trabajo al resto solo nos queda la admiración, el respeto y el aplauso. El maestro José Sacristán vuelve a Madrid con una de las obras más conmovedoras de otro maestro, Miguel Delibes, y las palabras se quedan cortas. En 2019 acabé una entrevista con él preguntándole si de verdad esto era un adiós. Me contestó que “Señora de rojo...” era un acontecimiento en su vida profesional que lo ocupaba todo y, entre risas, me dijo: “Ya hablaremos”. Por V. R.  Foto JAVIER NAVAL

Me alegro de que aquel posible adiós esté siendo tan largo...

Yo también lo celebro, porque el recorrido que está haciendo “Señora de rojo...” es verdaderamente satisfactorio. No solo en lo profesional, sino en lo personal, por lo que se refiere a la suerte que tuve de conocer a Miguel y ser, incluso, amigo suyo y rendirle el homenaje que se merece.

¿Qué ha pasado en la vida de José Sacristán en estos cuatro años?

Afortunadamente salvamos la pandemia. En cuanto al trabajo, las plazas que se aplazaron, valga la redundancia, no se suspendieron, simplemente se cambiaron de fecha. Y lo que ha sucedido ha sido seguir con el trabajo de “Señora de rojo...”, he rodado una película y no hemos sufrido afortunadamente, salvo el dolor permanente de esta puta guerra y de todo lo que se mueve alrededor. En este tiempo también he recibido el Premio Nacional de Cine, el Goya de Honor y el Ojo Crítico, reconocimientos que yo agradezco.

¿Eso que uno vive como persona afecta al personaje? ¿El Miguel / Nicolás del 2022 es el mismo que el del 2019?

Nunca es el mismo, sobre un perfil fijo hay unas variantes de comportamiento, de emociones. Yo procuro que el Miguel del martes no sea el del lunes ni va a ser el del miércoles, pero sobre la base del respeto total y absoluto a la palabra de Miguel Delibes. Lo que sí hay que procurar en el teatro es el salto ese en el vacío de que cada día parezca que esto ni ha ocurrido antes ni va a ocurrir después.

Ya que estamos, cuéntenos quién y cómo es su alter ego sobre las tablas...

Miguel no quiso dar los derechos de esta obra, no quería que nadie le pusiera cara a este personaje porque él no le había puesto la suya. Yo conocí a Miguel, el modo de contar lo que ocurre en “Señora de rojo...” es Delibes contándose a sí mismo. Respeto su voluntad de que sea un pintor, que se llama Nicolás, pero la bondad, el amor que Miguel sentía por Ángeles está permanentemente ahí rondando.

¿Cómo era ese Miguel que para nosotros era el gran escritor?

El gran hombre, en la línea de los hombres que nos enseñan a mirar y a mirarnos. Ahí están Machado, Saramago, Sampedro, ahí están unos cuantos que, al margen de la bondad de su obra, era lo ejemplar de su manera de ser, lo que tenían de gente cabal, eso es lo que por encima de todo Miguel tenía. Indudablemente está en su obra y está en esa sencillez, en ese manejo del idioma tan prodigioso y al mismo tiempo tan sencillo.

¿Los personajes como Miguel / Nicolás duelen un poco más o uno tiene que saber desprenderse de ellos?

Como he dicho muchas veces mi método de trabajo es mitad Stanislavski y mitad la Niña de los Peines. Yo me entrego, va a ser muy difícil que yo encuentre un texto que me ocupe como me ocupa este, pero cuando termino la función, termino la función. Tengo mi vida y no hay mayores traumas ni ocupamientos que no ocurran sino en lo previo a levantarse el telón y hasta que cae el telón.

Para quien no haya visto la función o leído la novela, ¿qué le contaría de ella?

Miguel Delibes nos propone sencillamente observar la peripecia de un hombre que sufre el dolor de una pérdida, pero que, por encima de todo, lo que prevalece es la memoria esperanzada del amor, que mientras somos amados y recordados no desaparecemos, dentro del dolor inmenso que produce la desaparición de un ser querido y más en circunstancias tan dramáticas como fueron las de Ángeles de Castro –mujer de Miguel Delibes–.

¿Y hay otros proyectos entre manos?

Hay unos ‘guioncillos’ por aquí que estoy ojeando, pero ya lo del cine y la televisión me da un poco de fatiga, por las horas, por los madrugones. El cine y la televisión necesitan de unos tiempos de los que yo ya no dispongo. Ahora estamos ya ultimando una vuelta a Argentina, Uruguay y Paraguay con “Señora de rojo...”. Tenemos “Señora de rojo...” prácticamente todo el año que viene.

Cuando se embarcó en este proyecto, ¿se imaginó que aún seguiría tan vivo? ¿Volvemos a hablar en dos o tres años?

(Risas). Habrá necesariamente una pausa. Estamos también en alguna conversación sobre otros proyectos. Pero no imaginaba, cuando Pepe Sámano y yo echamos a andar con esto, que la respuesta iba a ser la que está siendo, aunque siempre confías en lo que propones a la gente. 

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