Revista teatros

Con más de seis décadas subido a las tablas desprendiendo puro talento, contemplar el trabajo de este aplaudidísimo artista resulta un placer irresistible. “Señora de rojo sobre fondo gris” regresa al Bellas Artes con un Sacristán en estado de gracia que se reencuentra con el texto de un viejo amigo, nada menos que Miguel Delibes, y lo hace para poner piel y corazón a la historia más íntima, desgarradora y autobiográfica del escritor. Cercano y amable como siempre, el actor madrileño nos desvela todos los detalles de este nuevo y esperado estreno teatral. Por ANA VILLA Foto JAVIER NAVAL

“Señora de rojo sobre fondo gris” regresa a las tablas del Bellas Artes. ¿Qué historia plantea esta función?

La de un pintor que evoca lo que fue el tránsito de la enfermedad de su mujer en el año 1975, con su hija y su yerno presos por cuestiones políticas. Todo el mundo sabe que este pintor no es otro más que el propio Miguel Delibes. La función está basada en una novela suya donde se protegió con la figura de ficción del pintor por pudor, por cuidar su intimidad, pero es de dominio público que lo que se cuenta es, sencillamente, la enfermedad y la muerte de Ángeles de Castro.

¿Dónde reside la esencia de esta obra?

Lo que destila la función, lo que se traduce de todo este dolor inmenso, es que el punto gozoso de la memoria del amor es capaz de vencer a la propia muerte. La esencia está en la evocación que este hombre hace de la figura de su mujer y desde dónde la hace.

¿Cómo era para Delibes su mujer, qué retrato haría usted de ella?

Era su complemento perfecto. Miguel era un hombre más bien introvertido, retraído, poco dado a la cosa social. A Ángeles yo no la conocí. La novela se publicó en el año 1991, cuando yo estaba haciendo una obra de Delibes –“Las guerras de nuestros antepasa-dos”– , y diría que ella era como la otra cara de la moneda del personaje de Carmen Sotillo –de la novela “Cinco horas con Mario”–, era la que llevaba la iniciativa en esa pareja. Para usted, lo más bello de este monólogo es… Que todo él está impregnado en la mirada de Miguel Delibes sobre la condición humana, el amor, la muerte, la vida, la solidaridad. Todo está ahí mezclado y es un privilegio y una suerte enorme para mí el poder hacerme cargo de un personaje como este. Y tiene para mí el valor añadido de rendir un homenaje a alguien a quien conocí y de quien puedo presumir que fui amigo suyo.

Una frase inolvidable de este texto:

Hay una que no era de Miguel sino de Julián Marías que dice –a própósito de la figura de Ángeles–: “Una mujer que con su sola presencia aligeraba la pesadumbre de vivir”. Puede ser el resumen de lo que es la función. Lleva casi 3 años con esta función desde su estreno en 2018.

¿Puede compartir con nosotros alguna anécdota curiosa vivida en el camino?

¡Hay multitud! Desde móviles que suenan hasta otros ‘accidentes’, pero yo lo que quiero es celebrar el interés con el que la gente quiere volver al teatro, es muy emocionante, muy de agradecer, y aprovecho la ocasión para hacerlo público. Todo lo que se pone a la venta dentro de las restricciones se vende y se nota que la gente quiere y necesita volver al teatro.

¿Cuál es el comentario más recurrente que ha recibido por parte de los espectadores al final de la representación?

La gente que lógica y naturalmente ha vivido situaciones parecidas suele destacar el punto de emoción que les provoca. Absolutamente nadie es ajeno a lo que pasa en esta función y hay mucha gente que me espera a la salida para contarme qué ha supuesto para ellos el alivio de compartir algo que ocurrió en su momento y que les ha emocionado y que, de algún modo, les ha aliviado el dolor.

Ángeles de Castro fue el gran amor de Miguel Delibes. ¿Quién lo ha sido en la vida de José Sacristán?

Tengo varios amores, pero por supuesto el más contundente es, indudablemente, mi mujer Amparo.

En suma de todo, ¿por qué recomienda a los amantes del buen teatro asistir a este nuevo estreno?

Para quien conozca la obra de Miguel no tengo nada que añadir: es un Delibes maravilloso y el más personal. Y para quien no lo conozca, porque es una mirada sobre la condición humana que pasa fundamentalmente por la emoción. A lo largo de estos casi 3 años he podido comprobar que nadie sale defraudado.

Aparte de esta gira, ¿tiene entre manos algún próximo proyecto?

Hay una película con Fernando Colomo, pero aún estamos en fase de gestación.

La pandemia está afectando al mundo de la cultura. ¿Qué lado bueno podría usted encontrarle a esta circunstancia actual?

Hay que celebrar que ahora con las mascarillas la gente tose mucho menos, ¡o incluso no tose! (risas). Es muy de agradecer, las toses son a veces un auténtico infierno, así que mira por dónde, ahí hemos ganado con esto.