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Entrevista a María Adánez por Divinas palabras

Publicado el 29 de Noviembre de 2019

Entrevista a María Adánez por Divinas palabras

Obra: Divinas palabras

 Si esta obra fuera una canción sería un canto a la ignorancia, a la brutalidad, a la miseria y a la supervivencia

 Con una carrera en TV, cine y teatro plagada de éxitos que comenzó con apenas 6 años –“Pepa y Pepe”, “Aquí no hay quien viva”, “La que se avecina”, “Amar es para siempre”, “El príncipe y la corista”, “Insolación”, “Lulú”...–, María Adánez es una de las grandes actrices de nuestro país. Si mira al futuro, ve la ciudad de Nueva York, donde después de este Valle pasará una temporada, y una revisión de la “Yerma” de Lorca que ya planea en su cabeza. Si mira al pasado, piensa “Lo hemos hecho bien. Siento satisfacción y reconozco el tesón, la paciencia, la constancia, el empuje, la creencia en mí cuando me han dicho que no. Igual que los personajes de “Divinas palabras” para ser actor hay que ser un superviviente, porque hay muchos momentos en que los vientos están a favor, pero muchísimos otros en los que no”.
 

Cuando María Adánez piensa en “Divinas palabras”, ¿qué es lo primero que le viene a la mente? Cuéntenos algo de esta obra descomunal…

Cuando pienso en “Divinas palabras” lo primero que se me viene a la cabeza es la lucha de dos familias por el cuido de un carretón, el enfrentamiento de esas dos mujeres, de Marica del Reino y de Mari Gaila, por el cuido del engendro para poder lucrarse con el niño bicéfalo y poder sacar dinero gracias a él y a sus miserias por los caminos.


Si “Divinas palabras” fuese una canción, ¿a qué le cantaría?

Sería un canto a la ignorancia, un canto a la brutalidad, un canto a la miseria y un canto a la supervivencia porque creo que todos los personajes en todo momento, en todas las escenas de la función hacen un ejercicio de supervivencia.


Cien años han pasado desde que se escribió una obra que han puesto en escena grandes actrices como Margarita Xirgu o Nuria Espert… ¿Cómo está siendo el encuentro de María Adánez con esta obra y con este personaje? ¿Hay más de ilusión, de vértigo, de responsabilidad o todo a la vez?

Desde el primer momento que supe que iba a interpretar este personaje siempre te envuelve por un lado mucha excitación, muchas ganas, alegría, y por otro lado la responsabilidad que siempre conlleva hacer una obra de teatro y poner en pie un personaje, pero no más que otras funciones que he podido hacer anteriormente.


¿Cuánto tardó en decir sí a este proyecto? 

No tardé mucho en decir sí a este proyecto porque nace de la última producción con Celestino Aranda, que fue Lulú, dirigida por Paco Bezerra y Luis Luque. Después de esta producción, que es la tercera que hago con Faraute, Celestino me propone trabajar con José Carlos Plaza y se le propone a José cuál sería la función que le apetece dirigir, qué personaje le interesa para mí, que podría encajarme y entre los tres llegamos a un acuerdo y se pone en pie “Divinas palabras”, que es una función que José Carlos creo que es la tercera o cuarta vez que monta, una de ellas en ópera, y quiere y gusta profundamente.


¿Cómo es trabajar a las órdenes de José Carlos Plaza?

Trabajar con José Carlos Plaza es una auténtica maravilla. Es un director exquisito, exigente, es un grandísimo director de actores y como decía antes es la tercera o la cuarta, no sé exactamente cuántas veces ha montado “Divinas palabras”, pero sí puedo deciros que ya me gustaba la función al leerla, pero al ponernos en manos de  José Carlos nos ha hecho amar cada coma, cada frase, cada personaje, cada recoveco, cada rincón, cada descripción que hay en la función.

Quizás por el gran conocimiento que tiene de Valle-Inclán, del esperpento y más de esta función, pero desde luego ha sido un verdadero disfrute. Tenía las ideas muy claras, tenía muy claro el montaje, de cómo quería montarlo de nuevo ahora en el 2019 y nos ha ido embaucando a todos de esa pasión, de ese conocimiento, de ese amor por Valle y por los personajes y de ese amor por la palabra y por el texto.


Háblenos de su personaje, quién y cómo es Mari Gaila, qué le mueve, cómo la definiría…

Mari Gaila es una mujer que al inicio de la función se ahoga, no puede respirar, es una mujer oprimida en un entorno que le asfixia. Es una mujer intuitiva, es una mujer que se mueve por los instintos, es una mujer que todavía se siente joven, es una mujer que todavía tiene el deseo de gustar sexualmente, es una mujer que todavía tiene la necesidad de amar y de sentirse amada y que cuando muere Juana la Reina y se ve liberado de alguna manera el cuido de ese carretón con el niño bicéfalo, con el engendro, ella ve ahí la posibilidad de libertad, la posibilidad de lleva el carretón por los caminos para ganarse dinero, para poder ganar dinero y así poder encontrar esa libertad, esa vida, esa nueva vida que no tiene en la aldea y mucho menos en su casa con Pedro Gailo.

Podemos decir que hay una primera etapa oscura y una vez que tiene el carretón hay una etapa de luz, de Alicia en el País de las Maravillas descubriendo el mundo, descubriendo la vida. Una mujer por un lado ingenua, por un lado fuerte, por un lado una mujer nada nada maternal, tiene una hija pero no ejerce nada de madre, no tiene el instinto maternal y se encontrará a lo largo de ese camino con distintos personajes que describe la obra y vivirá un proceso hasta que nuevamente es rechazada y sometida por el pueblo.


Dice José Carlos Plaza que esta obra sigue vigente porque retrata una España que continúa existiendo. ¿Está de acuerdo? ¿Cuál es, cómo es esa España?

No creo que esa España rural tan miserable y tan picaresca de esa época, creo, que siga existiendo hoy en día en España, pero lamentablemente la miseria, el buscarse la vida, el hambre, ese ejercicio de supervivencia que hacen estos personajes para poder comer, para poder vivir, no son personajes de ahora, no son personajes que están en el intelecto, en el raciocinio, no, son personajes que están más conectados con sus instintos, son más parecidos a los animales de la naturaleza o de la selva.

Desgraciadamente esa miseria, esa necesidad, ese poder que todavía sigue ejerciendo sobre la moral y sobre la ética de los individuos la religión, esa ignorancia todavía de algunos seres humanos que se mueven por esa fe ciega sin fundamento, esas gentes que se mueven por las creencias sin ni siquiera poder o querer cuestionarlas o criticarlas o tener una opinión propia de su responsabilidad ante la vida sí, sigue ahí.


Cine, pero también hitos de la TV como “Pepa y Pepe”, “Aquí no hay quien viva”, “La que se avecina”, “Amar es para siempre” o montajes como “El príncipe y la corista”, “Insolación”, “La escuela de la desobediencia”… ¿La María Adánez que soñaba con ser actriz pensó alguna vez en llegar tan lejos? ¿Qué le diría la María de hoy a aquella joven?

La verdad es que es muy curioso cómo yo empiezo en esta profesión con seis años y hago mi primera película (risas). De los seis a los siete hago como ocho películas en el cine y alucinantemente con esa edad tan temprana, tan jovencita, tan pequeña, ahora cuando veo a mis sobrinas con esa edad, pienso “madre mía, si yo ya estaba trabajando”.

Tengo la gran suerte de descubrir siendo una niña mi vocación, mi verdadera vocación. Ya en los rodajes me sentía como pez en el agua y sentía que ese medio era el mío. Entonces, bueno, sí, ahora miro para atrás y veo todos esos éxitos, como bien tú me recuerdas, “Amar es para siempre”, “Pepa y Pepe”, “Aquí no hay quien viva”, grandes funciones de teatro como “El príncipe y la corista”, “Insolación” y pienso “bien, bien, lo hemos hecho bien, me llena de satisfacción, de orgullo y a seguir luchando y a seguir trabajando y soñando por esos sueños que están todavía en el horizontes y esos personajes que todavía quiero interpretar”.

Pero siento satisfacción y por otro lado reconozco ese tesón, esa paciencia, esa constancia, ese empuje, esa creencia en mí misma cuando muchas veces me han dicho que no a castings, a trabajos y he seguido y he seguido y he seguido creyendo en mí y en mi actriz porque igual que los personajes de “Divinas palabras” son unos supervivientes natos creo que para ser actor también hay que ser un superviviente, porque hay muchos momentos en que los vientos están a favor, pero muchísimos otros en los que no lo están y ahí hay que seguir creyendo en uno mismo con más fuerza.


¿Algún reto teatral en mente? ¿Una obra, un autor o un personaje que le gustaría hacer que no haya hecho?

Sí, tengo un reto teatral que estoy empezando a poner en pie. Bueno, más que poner en pie a crear y a generar con un director de escena, uno de los grandes, que estamos hablando para futuros proyectos en común y sí que me gustaría a través de “Yerma” de Federico García Lorca revisando la función, traer esa obsesión al ahora, al 2019, a todas esas mujeres y hombres que buscan la paternidad o la maternidad de maneras muy distintas a las que hasta ahora se había entendido la concepción de un bebé.

Esto me trae también influjos y me ha impactado mucho la serie “El cuento de la criada” y bueno alrededor de toda esta idea de por qué las mujeres con edades tan adultas ya queremos tener hijos, qué está pasando con todo el tema de la fertilidad, de todas las múltiples formas de concebir un bebé, bueno todo esto me interesa, me interesa contarlo como mujer y me parece una buena idea revisarlo a través de “Yerma” de Federico García Lorca.


¿Y después de Valle, qué? ¿Otros proyectos que puedan contarse?

Y después de Valle una buena temporada en la ciudad de Nueva York, donde voy a vivir una temporada y allí desarrollaré también mi carrera y volveré enseguida a España para seguir con mi carrera televisiva, cinematográfica y teatral.

 

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