Revista teatros

 Periodista y activista mexicana, Lydia Cacho ha peleado y sigue peleando contra la violación de los derechos humanos, por los derechos de la mujer y contra el feminicidio que asola su país. Hasta jugarse la vida.  A partir de su libro autobiográfico “Memorias de una infamia”, donde cuenta el secuestro que sufrió y el modus operandi de un gobierno cómplice de la corrupción y la violencia, surge esta pieza dirigida por José Martret que ha contado con su participación en el proceso. Sobre el escenario, la voz, el cuerpo y el alma dos actrices inmensas: Marta Nieto –del 9 diciembre al 2 enero– y Marina Salas –del 4 al 16 enero–. Con ellas, mujeres valientes y comprometidas, hemos charlado.  Por VANESSA RAMIRO  Fotos MARÍA LA CARTELERA

Lydia Cacho ha participado en todo el proceso creativo, también en los ensayos. No sé si la conocían antes de ahora, pero ¿quién es, cómo es Lydia Cacho? ¿Qué nos contarían de esta mujer?

No había oído hablar de ella, no la conocía y estoy fascinada con el ser humano que es. Más allá de lo que hace, que es casi sobrenatural, creo que también dignifica mucho la profesión de periodista, el periodismo en sí y fue una de las cosas que más me interesó. Ahora mismo es verdad que la tengo totalmente idealizada (risas). Creo que el proceso también está en que no se convierta en una figura endiosada, sino que hable de algo absolutamente humano y que también se vea todo ese miedo y todo ese bosque que ella atravesó.

Igual sí que hay un cierto peligro en creer que esta mujer tiene super poderes y que los demás ahí no llegamos y no es eso.

No es eso, pero sí que creo que hay gente que tiene el talento o la facilidad para algo, cada uno nace con algo diferente y con una forma de ser. Para hacer ciertas cosas y arriesgar tu vida a ciertos niveles tienes que nacer con una naturaleza o por lo menos construirla y curtirla y creo que ella ha nacido con esta, ha nacido con algo diferente. 

¿Qué deberíamos aprender de ella y de otras como ella?

No sé, según cada cual. Son tantas cosas… A mí una de las cosas que más me ha tocado ha sido el vínculo tan fuerte que ella establece con gente que no conoce, hay algo que me hacía pensar en que realmente tenía una concepción de que todas somos una. Como que todos estamos un poco en ese trabajo vital de entender que no somos en pequeño, sino que somos en grande y que hay dos formas de entender la vida, que somos separados o que todo es uno y yo creo que ella de alguna forma lo entiende o tiene esa concepción porque si no, no haría lo que hace y no llegaría tan hasta el límite.

Imagino que ser altavoz de cualquier historia sobre las tablas es enriquecedor, pero serlo de una vida como esta es un plus, ¿no?

Sí, yo creo que sí. Yo tampoco creo que un artista tenga deber ni que tenga que enfocar la creatividad desde ahí porque muchas veces la moral como que limita a nivel expresivo y creativo quiénes somos. Para mí es un plus en el sentido de que me emociona lo que se está contando, de que me toca, hay algo que como que se cuenta solo.

¿También es una responsabilidad añadida que tu personaje sea de carne y hueso y esté aquí y ahora?

Sí hay algo que influye, tienes referentes, aunque Lydia no esté cada segundo, hay algo que está ahí y que tú puedes ver. Por una parte ayuda, porque tienes información e inspiración y saber que ella está ahí y ha hecho todo eso hay algo que también a mí me emociona, me inspira, me alienta a ponerme a trabajar, me toca en algún lugar. Pero también es verdad que hay una parte que en el proceso creativo estoy viendo que a lo mejor intervienen más ideas y eso a veces  evita que sucedan otras cosas. Se trata de encontrar el equilibrio de qué es lo que quieres contar. 

Ella es la autora del libro a partir del cual nace esta pieza. Cuéntennos un poquito qué es “La infamia”, qué cuenta y en qué llagas mete el dedo…

“La infamia” cuenta cómo Lydia va a desmantelar una trata de pederastia infantil que existía en México, de pederastia y de corrupción. Empieza contando esta historia, que es como ella empezó, y lo enlaza con cómo ella fue secuestrada por estos mismos mafiosos una vez ella ya ha desmantelado todo este sistema.

Habla de muchas cosas, habla de la corrupción del sistema, de una sociedad que no es limpia, donde imperan unos valores de abuso de poder, de manipulación, de mentira… Habla de estas cosas que emergen en el ser humano y que existen en la sociedad de hoy en día y también habla de libertad de expresión, de justicia, de sororidad. Habla de muchas cosas, pero  para mí habla de valores y de cosas muy troncales y cómo ella hace activismo y consigue transformar…

Creo que es un camino muy luminoso, porque creo que también pone luz. Aunque habla de todo esto, es una historia luminosa, porque da esperanza, porque habla de alguien que ha conseguido transformar unas leyes. Creo que da mucha esperanza y ha sobrevivido a eso.

Si les pido una frase de la obra, ¿cuál es la primera que les viene a la mente?

Sí, hay muchas. Me emociona mucho que ella dice “Supe que había otra tribu más allá de mi familia con la cual tendría la libertad de elegir, de pensar y transformar la cultura” y esa frase me toca. 

¿Cómo es el montaje que ha ideado José Martret? Porque creo que combina la narrativa teatral con la cinematográfica…

Sí, combina el audiovisual con el teatral porque yo creo que la intención del montaje es entrar en un terreno más psicológico. Le da valor al terror que a priori pasamos por encima. Por eso creo que es más psicológico en ese sentido y la cámara ayuda a meterse en eso. Es muy interesante la propuesta que ha hecho José.

¿Cómo creen que saldrá el público después de ver “La infamia”, qué les gustaría generar en el espectador?

No lo sé, es un misterio, pero yo espero que se comunique el corazón de Lydia, más allá de las acciones, y creo que es importante que salgas revolucionado, que no salgas amable, si consigues que la gente no salga con buen cuerpo es bueno, porque de eso habla al final.

¿Y  qué se va a llevar Marina Salas de este viaje que le va a servir siempre?

De cada proyecto te llevas cosas, el equipo, el material de trabajo, te lo llevas, la gente con la que trabajas, el proceso que has pasado, lo que hemos compartido. Creo que cada trabajo construye para el siguiente o construye o destruye y a mí hay algo de este proyecto que más allá de que como actriz nunca me había enfrentado a un unipersonal así y a un proceso creativo en el que teatralmente tuvieras que sostener un monólgoo de una hora y pico, más allá de eso como actriz siento que mi instrumento va como creciendo con eso, siento que en el proceso hay gente muy luminosa y amable, que eso a priori parece una obviedad pero cuando hay un material tan heavy y tan duro hay que darle luz y hay que darle felicidad para compensar y eso me está sorprendiendo y emocionando mucho. 

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