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Entrevista a Miguel Rellán, Nuria González y Nuria Mencía por Contarlo para no olvidar

Publicado el 01 de Septiembre de 2020

Entrevista a Miguel Rellán, Nuria González y Nuria Mencía por Contarlo para no olvidar

Obra: Contarlo para no olvidar

 “Esta obra no se podía quedar en el ámbito de una pequeña editorial semidesconocida”, MIGUEL RELLÁN

 En un mundo en el que es difícil distinguir entre periodismo y servilismo, escuchar y leer a dos mujeres de raza como Maruja Torres y Mónica García Prieto es una especie de rayo de luz. Más si su clarividencia te la sirven dos actrices como Nuria Mencía y Nuria González comandadas por un Miguel Rellán que esta vez firma la adaptación y dirección de este montaje necesario. Tras ser suspendido por la crisis del coronavirus, abre ahora la temporada del Teatro Español. 

¿Cómo vivieron aquellos días de incertidumbre, de bajada del telón...?

Nuria G.: A una semana del estreno fue como intentar parar en seco un Boeing en pleno despegue. Pero lo peor estaba por venir. Para mí ha sido un proceso intenso, triste, a ratos irreal y muy revelador. Todavía estoy procesando todo lo sucedido, soy lenta. Poder hacerlo ahora será una buena señal.

Miguel: Yo tengo una salud estupenda, pero me pilló y estuve 21 días en el hospital. Lo he pasado muy mal y estoy deseando volver a las tablas. Soy de los que echa de menos el escenario. Es una inyección de vida.

 


 

Después de lo que hemos vivido, Miguel Rellán se sigue reafirmando en esa idea de que hay esperanza…

Miguel: Sí, sigo siendo positivo, a pesar de que la realidad se impone. Va a seguir mandando el dinero, como sea. Hay una cosa que a mí me ha encantado de esta pandemia y es que la cuenta de resultados de algunas de las empresas más potentes del mundo se ha resentido bastante por la simple razón de que los ciudadanos solamente hemos comprado lo que necesitábamos. La mayoría de las cosas que compramos no las necesitamos, son estupideces. Yo creo, además, que tenemos una capacidad de olvido fantástica. A estos insensatos que hacen botellones y les da igual yo les llevaba nada más que un fin de semana a echar una mano a determinados hospitales, a pasar por la UCI, para que se den cuenta…. Han muerto casi 30 000 personas. Y después las individualidades, por supuesto, la masa no lo sé. Después están los héroes, las heroínas, mucha gente anónima que hace cosas maravillosas. Yo he estado 21 días en el hospital.


¿Cómo fue?

Miguel: Yo tengo una salud estupenda, no fumo, no bebo, hago deporte, pero me pilló y estuve 21 días y a punto de irme al otro barrio. Y lo he pasado muy mal, muy mal. Aislado 24 horas al día. Entraban las enfermeras continuamente. Eran todas más o menos de la misma estatura y todas disfrazadas de astronautas, de verde, al quinto día, que ya tenía confianza con ellas, les decía: “¿Queréis hacer el favor de poneros un letrero en la frente que no distingo quién es quién?” (risas). Son fantásticas. Las doctoras, los que nos han sacado adelante, los que han pasado por allí, las enfermeras… Maravillosas. No han dormido. Jugándose la vida…


En esos días de aislamiento, ¿en qué piensa Miguel Rellán? ¿Se piensa en trabajo?

Miguel: El coronavirus te deja machacado, pero sin fuerzas, nada, nada. Con los tubos puestos y demás y quería mover algún tubo y no podía mover el brazo. Nunca he pensado que me fuera a morir, pero asustado porque nunca me había sentido así, como si me hubieran inyectado un calmante de elefante y una apatía especial, me daba todo igual. Lo único que recuerdo con cierta conmoción es que tenía un televisor delante al que nunca puse sonido. Los dos o tres primeros días no me enteré de nada. Recuerdo un día que de pronto veo en los letreros que ponen en televisión: El Palacio de Hielo convertido en morgue. A partir de entonces dejé de ver las noticias. Sin ganas de nada, pensaba en los proyectos y me daba igual, hasta que un día, no sé por qué, dije “Quiero libros” y a partir de entonces ya a dar la lata, me quería ir…


¿Ha vuelto a releer “Contarlo para no olvidar”?

Miguel: Sí, claro. Es un poco para sacarlo a flote. El hecho de ver cerca la muerte, o más o menos cerca, no me cambia nada seguramente porque soy un idiota y no me pilla de nuevas, ya he pensado en esto, ya sé que uno se muere. Sé que hay gente que me quiere mucho. Eso ha sido estremecedor. Al principio no se enteró nadie, pero poco a poco se fue enterando la profesión y aún tengo WhatsApp que tengo que contestar. Emocionante. Tengo mucha suerte. Tengo muchos amigos y es maravilloso. Tengo unos amigos fantásticos.


¿Qué es “Contarlo para no olvidar”?

Nuria G.: Es una conversación entre dos amigas que comparten, sobre todo, una pasión incombustible por su trabajo.

Nuria M.: Una dramatización de una conversación real entre Mónica García Prieto y Maruja Torres de la que se hizo un libro pequeñito.

Miguel: Lo leí y me impresionó. Habla de las guerras que siguen ahí, de las barbaridades de la guerra, de la desinformación, de quién decide lo que se publica y lo que no, de lo que los ciudadanos ya no leemos y nos quedamos con el titular, de las empresas con la crisis, del corresponsal de guerra, de la mujer corresponsal de guerra... 

Por ejemplo, llegar Mónica con el machote de turno a la redacción de un periódico y el redactor jefe volverse al tío, si me permites la grosería, y decirle: “Pepe, qué huevos tienes, qué cojonudo, qué valiente, me cago en la leche”. Volverse a Mónica y decirle: “te ha dado el sol, ¿eh? Estás morena”. Dije esto no se puede quedar en el ámbito de una pequeña editorial semidesconocida.


 

Dicen que este montaje no ofrece soluciones ni da respuestas, pero sí suscita preguntas. Para ir abriendo boca, ¿cuáles fueron las primeras en pasar por su cabeza cuando leyó el texto?

Nuria G.Lo primero que leí fue el extracto de la entrevista publicado por 5W.Y la pregunta recurrente era “¿cómo se puede querer volver a la guerra?”Las preguntas que me hice al leer la adaptación no serían orientativas para el espectador. Se refieren más a cómo abordar un personaje que existe, a cómo se convierte una conversación en una función de teatro.

Nuria M.: Primero, saber si yo quería hacer esto como actriz y para mí el título lo dice todo: contarlo para no olvidar. Mi único deseo como actriz aquí, mi única misión es terminar esta función siempre diciendo “he contado lo que tenía que contar para que no se olvide”. Yo misma cuando leí este libro y la conversación de estas dos maravillosas mujeres y muy válidas de las que no sabemos nada. Sabemos más de Maruja Torres porque es más mediática, pero nadie sabe que Mónica García Prieto es la tía española, periodista que en más conflictos bélicos ha estado. Tenemos la información de que Mónica es la viuda de Julio Fuentes y la mujer de Javier Espinosa, pero no sabemos quién es ella de verdad y eso es lo importante, contar todo esto para que no se olvide, contar lo que es la realidad en los sitios de guerra, en los conflictos, que veamos la realidad de una mujer cuando llega a una redacción de un periódico, que es muy diferente a cuando llega un hombre… Todo eso que yo como tú y como cualquier espectador no lo sabía y estoy planteándome el trabajo desde ese punto, desde contar algo que yo no sabía y dejarlo bastante claro para que no se le olvide a nadie.


 

¿Ha cambiado su visión de los medios?

Nuria G.: La verdad es que no. Confirma mis peores sospechas y cada vez lo entiendo menos.

Nuria M.: Sí, suponía lo que era, pero tengo más información.

Miguel: Más que descubrir cosas nuevas, que seguramente sí, pero sobre todo por un lado ser consciente de que el mundo es una mierda (risas), como las dos concluyen eso, que hay poca esperanza en el mundo, pero sí reforzarme en el aspecto de que, como ellas mismas dicen, cada vez creo más en individualidades. Después de la guerra, dicen, siempre vienes pensando que hay esperanza, porque siempre encuentras a alguien, a un médico, a un activista, a alguien que te hace tener esperanza.


Cuéntennos algo de estas dos mujeres.

Nuria M.: Lo que me gusta de Mónica, que es el personaje que yo hago, es que cuando cuenta las cosas es para que a ti te sirva de algo y ella se pone en segundo y en tercer lugar. Todo lo que cuenta es increíble, cómo acepta que mataran a su primer marido en un conflicto bélico y cómo habla de eso, pero también de las víctimas que no son su familia… Es muy verdadera su conexión con los demás, su preocupación es real...

Nuria G.: Me produce un pudor especial interpretar a una coetánea existente, que probablemente vendrá al teatro, y que puede cambiar mañana, si le apetece, de actitud u opinión. Destaco sus arrestos, el valor que le ha echado a la vida.


¿Cómo es el Miguel Rellán director?

Miguel: No me atrevo a decir que soy director, pero llevo toda la vida ocupado y preocupado por esta cosa misteriosa que es la interpretación y algo sé: la maestría viene del dominio y el dominio de la repetición... Si yo soy un mediocre director y tengo unos músicos que saben tocar, es muy fácil, aquello suena. Cuando tienes a dos actrices con la experiencia y el talento de estas dos Nurias, es salir y hacerlo.

Nuria M.: Es una muy buena persona, un compañero de viaje excepcional y muy coherente. Conocer a Miguel Rellán me ayuda a seguir confiando en la raza humana.

Nuria G.: Es un actor, disfruta cada ensayo y se entusiasma con cada hallazgo. Sabe jugar. 


Vayamos al 4 de octubre. Miguel Rellán se sentirá orgulloso si…

Si la gente sale medianamente tocada del espectáculo. Sale cuestionándose cosas que no se había cuestionado antes del espectáculo. Contento.


Finalmente, a modo de ejercicio de responsabilidad personal, ética, social… lo que quieran, ahora mismo, en marzo, abril de 2020 cuando se publique la entrevista, ¿qué necesitaría contar usted para no olvidarlo?

Nuria G.: No lo sé.A mí me gusta olvidarme hasta de mí.

Miguel: Es que son muchas cosas… Yo en los últimos tiempos lamentablemente he tenido que ir varias veces al tanatorio. Un amigo mío sale mucho de excursión por la noche y en sitios donde no hay intoxicación lumínica se ve el cielo cuajado de estrellas y siempre hay alguien que dice ‘cuando ves esto te das cuenta de lo pequeñito que es el ser humano’, pero necesitáis ver esto para ver que somos pequeños? (risas). En el tanatorio también se oye muchas veces esto y verdaderamente estamos preocupados por cosas que no merecen la pena y hay que cambiar… Seguramente así a bote pronto aparte de cosas muy concretas habría que contar para que no se olvidara que nos estamos equivocando. Vamos a contar para que no se olvide que nos estamos cargando el pequeño comercio…

Nuria M.: Muchísimas cosas. Esto para mí también tiene un paralelismo con mi vida y con la profesión, pero eso ya que cada uno venga a verlo y que entienda por qué yo digo cada cosa. Hay muchas cosas que no se pueden contar, ya se las cuentas a quien se las tienes que contar, pero sí que creo que lo que hay que hacer es saber cuándo tienes que contar las cosas para que no se olviden. A veces las cuentas en un momento en que no tienen sentido y que nadie te va a escuchar, pero creo que no hay que dejar de contar las cosas para que no se nos olviden y ser muy sinceros, pero estas mujeres en eso a mí me parecen increíblemente sinceras con su profesión. Son muy valientes y creo que ese punto de partida sería muy bueno para todos. 

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