Revista teatros

 Es, sin duda, una de las voces más interesantes de nuestra escena. Dramaturgo, guionista y director, Pablo Remón ha firmado algunos de los montajes más aplaudidos de los últimos años, entre ellos “40 años de paz”, “Barbados, etcétera”, “El tratamiento”, “Los mariachis”... Tras poner en escena su versión de “Traición” y su pieza “Sueños y visiones de Rodrigo Rato”, sigue mirando de frente a la pandemia y apostando por el teatro con esta relectura contemporánea de la Doña Rosita de Lorca. Por V. R.

Pablo Remón siempre ha dirigido sus propios textos, ¿qué le ha hecho cambiar en esta ocasión?

Efectivamente, no tenía previsto dirigir un texto ajeno. Al final, lo que he hecho es una obra nueva, una relectura que no podría existir sin la obra original. Me ha aportado muchísimo: trabajar con las palabras de Lorca es un privilegio y un gran aprendizaje.

¿Por qué Lorca y por qué, de todo Lorca, “Doña Rosita la soltera…”?

Como se cuenta en la propia “Doña Rosita, anotada”, nació de un encargo que al principio rechacé. Lo paradójico es que partiendo de algo que al principio veía como muy ajeno conseguí encontrar algo propio. Partiendo de un material ajeno, la obra se fue convirtiendo en la más personal que he hecho.

Hace tiempo nos dijo que cuando dirigía era cien por cien infiel a su texto. ¿Cómo de fiel es ahora? A Lorca también se le puede reescribir, ¿no?

Claro que se le puede reescribir, como clásico que es. Creo que reescribirlo es la mejor manera de mantenerlo vivo y vigente. Esto tiene que ver con el debate sobre la fidelidad. ¿Qué es exactamente ser fiel a un texto? Para mí, no es necesariamente ser fiel a cada palabra concreta, sino al espíritu de la obra, que es algo más ambiguo y profundo. A veces, me parece que la mejor manera de ser fiel a la obra es ser infiel al texto.

¿Qué es “Doña Rosita, anotada”?

Cuenta dos historias: por un lado es una relectura –en parte modernizada– de la obra original de Lorca. Por otro, es la historia de un autor –un trasunto mío– al que le encargan escribir una versión de Lorca y se plantea en qué medida la obra original tiene que ver con él. La clave de mi lectura es que yo creo que en la obra original Lorca está hablando –lateralmente– de las mujeres que él conoció en su infancia. Yo hago lo mismo y por eso entro en lo personal.

¿Qué cree que le parecería a Lorca la Doña Rosita de Pablo Remón?

Quiero pensar que le parecería que mi obra es fiel a la suya, si no a la letra, sí a la música.

Díganos algo de sus actores: Fernanda Orazi, Francesco Carril y Manuela Paso. ¡Menudo trío!

¡Menudo trío!, eso es. Ha sido uno de los procesos de creación más gratificantes en los que he participado y sin ellos no me habría atrevido a meterme en algo así. Yo creo que las obras son, o deberían ser, en gran parte de sus actores. En este caso, especialmente. La obra es de todos, y sé lo que me digo.

La obra se estrenó en diciembre de 2019 en los Teatros del Canal. Solo ha pasado un año y parece una vida...

Efectivamente, ha pasado una vida. Yo, por suerte, he seguido muy vivo en la programación de este otoño tan extraño, gracias al CDN y especialmente al Pavón, pero vivimos tiempos convulsos, casi de guerra. El teatro siempre resurge y siempre sobrevive. Ahora más que nunca, necesitamos armar comunidad, necesitamos encuentro, necesitamos teatro.

Comenzó el año ganando un Goya por “Intemperie”, como dice ha seguido muy vivo este otoño, pero también ha tenido que renunciar, por ejemplo, al estreno de “Las ficciones”.

Pues sí, un año de muchos contrastes. Me imagino que para todo el mundo. A mí se me cayeron cosas, claro, pero seguro que podrán resurgir cuando sea. No me lamento. Me surgieron también oportunidades maravillosas como rodar “Los mariachis” para Escenario 0, en HBO, o hacer “La incertidumbre” en el CDN. Y me ilusiona especialmente esta vuelta de Rosita. Otros proyectos que puedan contarse.

¿En qué más anda Pablo Remón?

A finales de este mes, coincidiendo con el reestreno de Rosita, publico mi segundo libro con la editorial La uÑa RoTa. Se llama Fantasmas y de alguna manera es la continuación de Abducciones. Contiene dos obras que me parece que combinan bien y que de hecho pueden leerse como una sola: esta Doña Rosita de la que venimos hablando y El autor y la incertidumbre, la obra que escribí para el proyecto conjunto La Pira, en el CDN. Por lo demás, estoy desarrollando una serie con Lucía Carballal.