Revista teatros

¿Cómo asumir el Holocausto judío?, ¿es posible que algo tan escandaloso pueda volver a ser normal hoy, en un mundo dominado por el temor a la enfermedad y la auto compasión? Son algunas de las preguntas que propone esta obra, la cual, apoyándose en los diarios de Petr Ginz –un chico judío que asistió a los horrores de la ocupación nazi en Praga–, muestra cómo Daniel –un niño del presente– descubre con incredulidad cómo era la vida en las calles por las que él pasea. Contando con la dirección de José Luis Arellano García y las interpretaciones de Raúl Pulido y Fernando Sainz de la Maza (en alternancia), charlamos con Paco Gámez, el autor de este nuevo y fascinante estreno de LaJoven. Por ANY POP

Antes de entrar en materia, ¿qué le inspiró para poner este título tan peculiar a la pieza?

Los diarios de Petr Ginz narran la ocupación de Praga por parte del ejército alemán. En una de las entradas, Petr nos cuenta que un grupo de las Juventudes Hitlerianas estaba asentado frente a su ventana cantando himnos y haciendo marchas constantemente y retrata el miedo que su familia sentía frente a esos jóvenes.

¿Qué temas sube a escena esta obra?

La fragilidad de las estructuras en las que se sustenta nuestra normalidad o nuestras sociedades, la crueldad, la empatía, la solidaridad, el miedo.

¿Qué retrato haría del protagonista de la pieza, cuáles son sus inquietudes?

Hay dos protagonistas interpretados por el mismo actor. Petr en 1941 y Daniel en la actualidad. Daniel encuentra los diarios y dibujos de Petr y poco a poco va comprendiendo lo que ocurrió, pasando de la indiferencia a la identificación. Petr, durante el proceso de ocupación, aparentemente no es consciente de qué está pasando, pero deja un legado al futuro que nos ayuda a comprender cuál fue el sistema con el que se ejecutó la barbarie.

Para usted, uno de los momentos más emotivos de la función se produce…

Cuando la madre de Petr va de madrugada a despedirse de la abuela que va a ser trasladada a un campo de concentración. Los padres creen que su hijo no sabe nada pero, como dice Susane Lebau, detrás de cada puerta hay un niño que lo sabe todo. Para mí es uno de los momentos más duros y hermosos, ver cómo esos padres intentan mantener la calma y la alegría para proteger a sus hijos del horror.

¿Y esa frase que, escuchada hoy, hiela la sangre?

“Una restricción pequeña y luego otra y luego no puedes comprar fruta o pavo y luego te quitan la ropa de abrigo y luego te llevan a no sabes dónde”. Porque después de la pandemia y todas las limitaciones a las que hemos estado sometidos y que hemos aceptado por un bien común, entendemos cómo el pueblo judío fue asumiendo una situación inaceptable paso a paso, porque la agresión no fue directa, sino progresiva, de tal modo que las víctimas no sabían exactamente lo que estaba pasando en sus ciudades.

¿Qué tiene Petr Ginz que enseñar a los jóvenes del presente?

Hablé con mis sobrinos mientras escribía el texto. El mayor, que tenía la misma edad que Petr, no entendía cómo el chico judío no se daba cuenta de qué estaba pasando a su alrededor y por qué nadie hacía nada ante los arrestos y el abuso constante de los nazis. El mensaje de Petr es que tenemos que estar muy atentos porque pueden pasar cosas terribles delante de nuestros ojos y que no nos demos ni cuenta.

Para usted, ¿hay motivos para pensar que un holocausto -o situación similar-podría repetirse este siglo XXI?

Justamente mientras arrancábamos los ensayos empezó la Guerra de Ucrania y los ecos entre lo que cuenta Petr y lo que estaba ocurriendo eran constantes. Creo que estamos en un momento convulso y que la era de la información nos hace relativizar todo lo que está ocurriendo, o hay tantas noticias que un suceso tapa a otro. También estamos asistiendo a una radicalización de las posturas políticas, los discursos se están cargando cada vez de más odio y manipulación, lo que nos hace pensar irremediablemente que nos estamos acercando a un momento similar a los años 30 del siglo pasado.

En definitiva, ¿por qué recomienda este estreno a los amantes del buen teatro?

La historia de Petr es reveladora, cualquier espectador hará un viaje emocional con él. La puesta en escena y la dramaturgia son modernas, pero a la vez potencian la fábula y la humanidad de los personajes. Y porque el trabajo de los dos actores (Raúl Pulido / Fernando Sainz de la Maza) que se enfrentan en solitario al monólogo es muy virtuoso.