Publicado el 01 de Julio de 2019
Entrevista a Ramón Paso, triple protagonista en el Lara
Obra: BesARTE, mimARTE y follARTE, Lo que mamá nos ha dejado y La importancia de llamarse Ernesto
Trabajamos mucho y dormimos poco. De ahí que tengamos ojeras y que estemos siempre presentes en la cartelera teatral
“Vacaciones, no. ¿Para qué? Las vacaciones significan descansar. Yo no descanso de lo que me gusta. Tengo la suerte de hacerlo como me da la gana y con la gente que quiero”. Con este amor por su oficio, con esta entrega y este talento, no es de extañar que Ramón Paso cuente por éxitos cada uno de sus trabajos. Dramaturgo, guionista, director de escena y continuador de una estirpe capaz de arrancarnos la sonrisa o carcajadas según el color de la realidad que retrate –“Me gusta contar historias y hacer reír”–, charlamos de su triple salto mortal veraniego con este madrileño que ya nos encandiló con “Otelo a juicio”, “El reencuentro”, “Usted tiene ojos de mujer fatal... en la radio” y tantos otros. Por V. R.
Sin contar éxitos anteriores, muchos, recientemente ha triunfado “Otelo a juicio”, este verano es protagonista en el Lara por partida triple, en enero también está programado en el teatro Fernán Gómez. ¿Ramón Paso está de moda, sigue de moda?
Espero ni estar de moda ni llegar a estarlo jamás. Las modas son pasajeras, y a mí me gustaría quedarme, en la medida de lo posible. Lo que yo hago, junto a mis socias (Ana Azorín e Inés Kerzan) es trabajar mucho y dormir poco. De ahí que tengamos ojeras y que estemos siempre presentes en la cartelera teatral.
¿Es más difícil llegar o mantenerse?
Os lo diré cuando llegue. En realidad, no lo sé. Creo que “llegar” o mantenerse es ajeno a uno mismo. Cada uno de nosotros hacemos lo que creemos que se nos da bien. A veces, va y coincide con lo que el público quiere. Puede durar o no.
Más allá de la anécdota, de moda o no lo cierto es que Ramón Paso mantiene un interesante idilio con el público. ¿Cómo lo vive usted y qué espera de los espectadores cuando les sirve una nueva obra?
Yo de los espectadores sólo espero tres cosas. Una, que tengan la gentileza de venir a ver lo que hacemos; sin ellos, no hay teatro. Dos, que les guste. Tres, que apaguen los móviles.
Acaban de terminar las funciones de “Otelo a juicio” en el Alcázar y ya triunfa en el Lara “BesARTE, mimARTE y follARTE”. ¿Qué puede contarnos de ella, cómo la definiría y en qué heridas mete el dedo esta obra?
Esta obra es la más autobiográfica de todas las que he escrito y dirigido. Habla de la realidad del mundo del teatro; de lo que el público desconoce y se le oculta detrás de los photocalls, las alfombras rojas y todas esas mierdas, que no tienen que ver con nuestro oficio. Esas cosas son ego. Nada más. Si el maravilloso “Un bar bajo la arena” de José Ramón Fernández y Ernesto Caballero habla de cómo debería ser nuestra profesión, “BesARTE, mimARTE y follARTE” habla de cómo es.
La crítica habla de frescura, de irreverente desparpajo, de un fresco de nuestro tiempo. ¿Por qué cree que ha conectado tan bien la obra con el público y la crítica?
Porque es honesta. Buena o mala, eso no lo sé, ni es asunto mío decidirlo, pero es honesta. Además, al público le gusta sentir cosas. Y con esta obra las siente. También creo que sin la maravillosa interpretación de los nueve actores del reparto, esta obra no sería nada. Ha sido un trabajo de familia. Es tan mía como de Ana, Inés, Ángela, Ainhoa, Jordi, David, Guillermo, Laura o Luisa.
Es cierto, como presentan en la obra, que existe una realidad de artistas que no llegan a fin de mes, que curran en cosas de mierda, mientras llega esa gran oportunidad. ¿A Ramón Paso también le ocurrió? ¿En qué ha trabajado hasta que ha podido vivir de esto del teatro?
Yo he tenido suerte. Lo primero que hice fue figuración en Don Juan Tenorio. En el Teatro Español. Tenía dieciocho años. Pero, en general, estoy rodeado de actores y actrices, todos ellos maravillosos, que tienen o han tenido que hacer trabajos de mierda para llegar a fin de mes, mientras ensayaban sin perspectivas económicas y se morían por una función con tres espectadores. “BesARTE, mimARTE y follARTE” al ser mi obra más real, es también la más amarga.
Decíamos antes que era protagonista por partida triple. El verano pasado estrenaba “Lo que mamá nos ha dejado”, una comedia de familias que ahora regresa al mismo escenario. ¿Qué les diría de ella a aquellos que no la vieron entonces?
Que es lo contrario al BesARTE. Con “Lo que mamá nos ha dejado” te ríes mucho y, al final, te queda un poso amable en el corazón. Es una comedia de ternura y mimo. Hay carcajadas, sí, pero son inocentes.
Seguimos con el teatro Lara, donde en agosto estrena su versión de “La importancia de llamarse Ernesto”. ¿Es Wilde un autor especialmente refrescante para el verano?
Wilde era un genio. Tener la oportunidad de preparar este “La importancia de llamarse Ernesto” para el teatro Lara es un gusto. ¡En la sala principal, además! Es una función de la que llevo enamorado desde hace décadas. Además, resulta que Jardiel, con el que tengo mucha cercanía, y Wilde, tienen mucho que ver. Fueron dos genios incomprendidos.
“Lo que mamá nos ha dejado” regresa con nuevo elenco y con Eloy Arenas a la cabeza; y en “La importancia de llamarse Ernesto”, cuenta, además de con su equipo habitual, con Paloma Paso Jardiel, que, además, es su madre. ¿Qué les pide Ramón Paso a sus actores?
En todas las obras que salen desde mi compañía, el núcleo y lo que da entidad y solidez a los montajes son Ana Azorín, Inés Kerzan y Ángela Peirat. Poder contar, además, con esas dos bestias de la comedia como son Paloma y Eloy es un plus maravilloso. Yo a los actores sólo les pido dos cosas: que sigan su instinto y que sean honestos con ellos mismos, conmigo y con el público.
¿Qué le atrapa a la hora de escribir? ¿En qué y en quién clava la mirada?
Me gusta contar historias y me gusta hacer reír. Lo demás va viniendo solo.
También sabemos que en enero le espera “Drácula. Biografía no autorizada” en el Teatro Fernán Gómez. ¿Cómo es esta biografía no autorizada?
“Drácula. Biografía no autorizada” es la producción más grande que hemos abordado. Se trata de una historia clásica, pero poco convencional de Drácula, basada libremente, pero con rigor, en la novela de Stoker. Otro sueño cumplido. Cuando yo tenía diecisiete años, empecé haciendo cortos de vampiros.
¿En qué más anda Ramón Paso? ¿Otros proyectos, vacaciones a la vista? ¿Tiene pensado descansar?
Vacaciones, no. ¿Para qué? Las vacaciones significan descansar. Yo no descanso de lo que me gusta. Además, encima, tengo la suerte de hacerlo como me da la gana y con la gente que quiero. ¿Próximos proyectos? Seguro, seguro, segunda parte de “BesARTE, mimARTE y follARTE” en pequeñito, y en grande, creo que va siendo hora de volver con Jardiel.