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Entrevista a Rubén Olmo por Invocación

Publicado el 01 de Diciembre de 2021

Entrevista a Rubén Olmo por Invocación

Obra: Invocación - Teatro de la Zarzuela

 Al Ballet Nacional de España nos reciben siempre con mucho calor, admiración, respeto y ganas. Siempre nos ovacionan”

Dice que teniendo en cuenta de dónde venimos al 2022 solo puede pedirle salud para todos y “que podamos vivir en una normalidad absoluta para seguir luchando y bailando”. Rubén Olmo respira danza por cada uno de sus poros y eso se nota en todo lo que hace. Que no ha sido poco: desde que hace dos años asumió la dirección del BNE ha creado tres espectáculos –“Invocación”, “Centenario Antonio Ruiz Soler” y “La Bella Otero”–, todos ellos unidos por un hilo invisible que reivindica a grandes de nuestra danza, algo que le parece fundamental. Foto Pablo Guidali

¿De dónde surge “Invocación”, qué lleva a Rubén Olmo a crear este programa y qué buscaba con él? ¿Qué soñaba cuando pensó en “Invocación”?

Cuando asumí la dirección del Ballet Nacional de España, lo que buscaba era diseñar un programa que mostrara la riqueza de la danza española en casi todos sus estilos, desde escuela bolera a danza estilizada y flamenco, para que el público disfrutara del puro placer de ver bailar danza española. Un programa que no fuera argumental, porque las primeras representaciones programadas eran de una obra dramática, Electra, y mi intención era estrenar después otro espectáculo con dramaturgia, La Bella Otero.

Como coreografía flamenca elegí De lo flamenco, de Mario Maya, porque era un coreógrafo que nunca tuvo la oportunidad de coreografiar para el Ballet Nacional de España y se lo debíamos por todo lo que aportó al ballet flamenco. Al original de Mario hemos añadido tres coreografías para completar el Homenaje.


El programa está compuesto por cuatro piezas: “Invocación bolera”, “Jauleña”, “Eterna Iberia” y “De lo flamenco: Homenaje a Mario Maya”. Denos unas breves pinceladas de cada una de ellas.

Invocación bolera es una visión contemporánea de la escuela bolera con un sello muy personal, basándome en los maestros del baile de este estilo y en lo que me enseñaron mis maestros. Me parecía importante que el Ballet Nacional de España tuviera en su repertorio una coreografía de escuela bolera de conjunto, de todo el ballet, porque hasta ahora solo tenía Danza y tronío, de Mariemma.

Jauleña es un solo de transición inspirado en cómo diferentes registros de la danza pueden fundirse entre sí. En ella se ven danza contemporánea, estilizada y flamenco fusionados dentro de ese solo.

Eterna Iberia es una partitura musical compuesta para el ballet Eterna Castilla, de Antonio Ruiz Soler, que Antonio Najarro recuperó y para la que creó un ballet que refleja la estilización de la danza española en todo su desarrollo. Es uno de sus ballets más puros dentro de ese estilo.

Cuando Mario Maya estrenó De lo flamenco en 1994 aportó un aire fresco y diferente dentro del flamenco. Esta coreografía dio un salto en la forma de bailar tanto del hombre como de la mujer, y en el movimiento grupal. Dentro de esta obra se encuentran casi todos los estilos del flamenco, desde el clasicismo hasta el barroquismo y la vanguardia.


Todas son especiales, pero imagino que un poquito más este tributo a Mario Maya. ¿Quién fue y qué le debe la danza española a este andaluz? Si no me equivoco, también fue maestro suyo…

Mario Maya fue un coreógrafo y un director del flamenco contemporáneo teatral, uno de los pioneros junto con Salvador Távora. Ambos reivindicaron con el flamenco temas como la raza gitana y consiguieron transmitir al público sus preocupaciones sociales, a la vez que lograron que el flamenco alcanzara una gran riqueza creativa para el flamenco en el marco de un momento político y social difícil como fue la Transición. Fueron figuras muy importantes en la danza en ese momento.

Aunque tomé clases con él, no fue uno de mis maestros, como sí lo fueron Manolo Marín o Pepa Coral, con los que estudié durante años desde que era niño. Fue un maestro en el que yo me reflejé y pude aprender mucho de él, pero no lo puedo considerar un maestro mío.


La Bella Otero, Antonio Ruiz Soler, ahora Mario Maya. ¿Cuántos nombres hay en la historia de nuestra danza que aún hay que reivindicar mucho?

Hay muchos nombres de la historia de la danza española que hay que reivindicar, a los que se les han hecho pequeños homenajes, pero no está mal ir recordando quienes han sido y quienes son. Yo estaría homenajeando a estos grandes artistas una semana sí y una no, porque creo que es importante tenerlos en cuenta por la riqueza de lo que nos han dejado. Es importante que las nuevas generaciones sepan quienes son y qué consiguieron para que nosotros hoy en día tengamos lo que tenemos. Pero no hay que olvidar tampoco a las personas que estamos hoy en día luchando por la danza española, teniendo como base a estos artistas.


Santander, Jerez, pero prácticamente acaban de volver de San Petersburgo con este mismo programa. ¿Cómo se vive la danza española en Rusia? ¿Cómo se recibe allí al BNE?

El recibimiento en Rusia ha sido maravilloso, como en todos los países. Al BNE nos reciben siempre con mucho calor, admiración, respeto y ganas. El público siempre nos ovaciona. Rusia es además uno de los países que más sabe de danza, donde comen cultura cada día, y eso se nota y se siente.


Decía Flaubert que la forma más profunda de sentir algo es sufrir por ello. ¿Un bailarín sufre mucho sobre el escenario?

No siempre. Los artistas sufrimos en el escenario en muchas ocasiones porque bailar realmente es nuestra vida y nuestro trabajo, y nos debemos a ello. No es como otra profesión en la que puedes ausentarte si sucede un imprevisto familiar. Tienes la responsabilidad de que hay miles de personas esperándote que han comprado su entrada. Estés como estés, debes salir al escenario y ponerte delante de tu público. Eso es complicado y sufres en muchos momentos.

También se sufre cuando tienes una lesión grave y tienes que bailar o terminar la temporada. A no ser que te rompas en dos, y ya no puedas, normalmente, aguantas hasta el final.

Sí que es verdad que cuando vives un gran sufrimiento, esos sentimientos se reflejan en tu baile. Yo viví un momento muy duro y, tras superarlo, surgió La danza del Ave Fénix, que no he dejado de bailar desde que lo estrené porque es un solo que refleja la lucha de un bailarín.


Y cuando ese bailarín dirige a otros bailarines y los ve desde abajo, ¿sufre más o menos? No sé si cuando no baila usted siente ese deseo irrefrenable de subirse al escenario con sus chicos…

Creo que son caminos muy diferentes. En mi caso, cuando coreografío para otras personas o dirijo, lo hago con todos mis sentidos concentrados en ello para que cada bailarín esté en su posición. Cuando decido no bailar y estar fuera del escenario, no echo en falta salir al escenario. Mi función es estar apoyando a los bailarines entre cajas. Verlos bailar es como si estuviera en el escenario. Es verdad que pasas más nervios porque, al no bailar tú, no puedes controlar que todo salga como quieres. Pero mi deseo siempre es que el espectáculo sea un momento mágico y lo que espera el público, un día especial.


Tras dos años en el BNE, ¿balance positivo?

El balance es muy positivo. Hemos trabajado mucho, hemos creado tres espectáculos Invocación, Centenario Antonio Ruiz Soler y La Bella Otero; hemos reiventando el Ballet Nacional de España en talleres coreográficos en streaming; hemos continuado el proyecto pedagógico iniciado durante la anterior dirección expandiéndolo fuera de Madrid; hemos creado una ventana donde el público pueda disfrutar del archivo histórico del BNE; hemos hecho tantas cosas en una época tan difícil que el balance solo puede positivo en todos los aspectos. Todos los departamentos del Ballet Nacional de España se han volcado conmigo en esta época para que el BNE siga ofreciendo alegría.


¿Cuáles son los proyectos más próximos?

Mis propósitos para 2022 son girar, tanto nacional como internacionalmente, con estos tres programas y disfrutar de ellos en cada gira. Además, seguir creando programas y actividades, pero sobre todo girar para vean al BNE en todo el mundo.


Acabamos este 2021 en la Zarzuela, ¿qué le pide Rubén Olmo al 2022 personal y profesionalmente?

Teniendo en cuenta de dónde venimos, y tal y como estamos, tanto profesional como personalmente, solamente puedo pedir salud para todos. No puedo pedir otra cosa ahora mismo para todos después de lo que hemos vivido; que termine esta pandemia del todo, y que podamos vivir en una normalidad absoluta para seguir luchando y bailando.

Bailando.

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