Publicado el 02 de Julio de 2021
Entrevista a Toni Acosta por Anfitrión
Obra: Anfitrión - Teatro La Latina
En la versión de Molière llega uno, pasa la noche con ella, llega otro y ella no se entera de nada y llora por las esquinas y ya está y aquí no, aquí tiene un final muy divertido, muy inesperado porque cuando regresa otra vez Júpiter lo recibe enfadadísima. Es una mujer que tiene capacidad de decidir y no es tonta.
29 de julio de 2020. Teatro Romano de Mérida. Hace muy poquito que hemos salido de un confinamiento que nunca habíamos vivido, seguimos en pandemia mundial y ustedes estrenan “Anfitrión”. Se pone la piel de gallina solo de pensarlo… ¿Cómo lo vivieron, cómo lo sintieron y cómo lo ‘sufrieron’?
Cuando estrenamos en Mérida fue algo muy mágico, realmente mágico. Nos dimos cuenta de cuánto la gente necesitaba el teatro como una necesidad vital y se cumplieron todas las normas para que se pudiera hacer el festival y a mí me conmovía, me emocionaba ver que la gente se presentaba dos horas antes, esperaba dos horas a que empezara el espectáculo, desalojaban el teatro de Mérida muy poco a poco para mantener las distancias y las medidas y eran unos aplausos impresionantes, porque creo que Mérida fue la vuelta del teatro, la vuelta de los festivales al aire libre.
Lo que yo no sabía es que el año que empezaba ahí, el año teatral, se iba a poner tan cuesta arriba, ha sido un año muy duro de resolver, muy duro.
¿Qué es “Anfitrión”, cómo definirían esta obra y de qué habla?
Nuestra función está versionada por Juan Carlos Rubio y parte de la versión de Molière, ni siquiera de la de Plauto.
Es una función muy interesante a día de hoy porque habla un poco del desdoblamiento, de esos dioses que se hacen pasar por mortales para mezclarse con ellos o básicamente en este caso para pasar el rato con sus mujeres.
A mí lo que más me gusta y lo que defiendo todo el rato y lo que me encanta de la versión de Juan Carlos Rubio es que ha dado voz y palabra y decisión a los dos personajes femeninos. Les ha dotado de personalidad y capacidad de decisión y el final no tiene nada que ver, partiendo de esa versión de Molière pero en una versión actualizada que espero que atraiga al público joven al teatro, que me parece interesantísimo que vengan a vernos al teatro y se animen luego a ver los clásicos, pero a mí me gusta mucho muchísimo el trabajo que ha hecho Juan Carlos.
Cuéntenos quién es su personaje y cómo es…
Mi personaje es Alcmena, la esposa de Anfitrión y lo que le sucede es que recibe la visita de Júpiter una noche, una noche apasionada, y cuando regresa su marido no entiende nada porque la noche anterior ha estado Júpiter con ella haciéndose pasar por Anfitrión.
Lo que me gusta de Juan Carlos es que ella tonta no es, se da cuenta perfectamente de que Anfitrión le niega esa visita y es una mujer que de repente dice ‘a ver, un momento, qué está pasando aquí’. En la versión de Molière llega uno, pasa la noche con ella, llega otro y ella no se entera de nada y llora por las esquinas y ya está y aquí no, aquí tiene un final muy divertido, muy inesperado porque cuando regresa otra vez Júpiter lo recibe enfadadísima. Es una mujer que tiene capacidad de decidir y no es tonta.
Al frente del barco, Juan Carlos Rubio, como autor de la versión y como director… ¿Cuál ha sido su gran acierto y cómo es trabajar con él?
A mí me ha encantado trabajar con Juan Carlos y me encantaría repetir porque él te da libertad dentro de que él sabe perfectamente hacia dónde quiere llegar, con lo cual yo creo y todavía a día de hoy nos sigue dando notas, pistas, referencias, referentes y me encanta, a mí me gusta la gente trabajadora, la gente que una vez estrenada la función sigue investigando y yo cada función que hago descubro matices con Alcmena de cómo mira a Dani Muriel, que es mi compañero Júpiter, o a Fele Martínez, que hace de Anfitrión, e ir haciendo ese caminito con María Ordóñez que hace de mi criada, es ir haciendo ese caminito que te lo da el repetir la función una y otra vez y a Juan Carlos le encanta guiarnos, venir a vernos, seguir trabajando, seguir encontrando cosas, mimarnos durante el camino. Es un gran trabajador y es talentosísimo.
Un año después, el carromato de “Anfitrión” se instala en Madrid tras una gira muy aplaudida. El humor y el teatro, eso que ustedes han demostrado que puede hacerse en casi cualquier circunstancia, siempre nos salvan, ¿no? Necesitamos reírnos…
El humor es la única salida, es una frase de Andreu Buenafuente. A día de hoy me parece un premio para mí, agradezco yo más estar haciendo una función de humor. Yo no tengo tan claro que uno elija las funciones que hace, sino que a veces las funciones lo eligen a uno y con Anfitrión me ha pasado algo así, que de las veces que las oportunidades que habían aparecido en mi vida de ir a Mérida esta era la primera, esta era a la que dije que sí y de verdad lo que la gente agradece sentarse en una butaca y reírse y luego también ese humor que trae una reflexión detrás, porque esta función tiene frases que son como sentencias y que son de una actualidad bestial. Sí, a mí hoy en día soy la que más agradece estar haciendo humor.
Por qué es un planazo…
No debemos perdernos esta obra porque todo el conjunto funciona, la escenografía es deliciosa, las luces son maravillosas, el trabajo de cuerpo que ha hecho Chevi Muraday incluyendo un numerito musical es lo más y yo me siento súper afortunada de tener un ‘elencazo’ de compañeros. Yo creoe que la gente que venga a vernos lo va a disfrutar y si no yo les devuelvo el precio de la entrada (risas), si me lo reclaman, yo les devuelvo el precio (risas).
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