Publicado el 01 de Octubre de 2016
Fernando Cayo
Obra: Páncreas
El montaje está en un estado estupendo. Es un mecanismo de relojería de diversión muy afinado
Ver con su madre a Rodero y Galiana en “El veneno del teatro” le contagió para siempre y sin antídoto. Actor, director y músico impecable, le hemos visto este verano, porque no para, en “A media luz los tres”. Suyos son también trabajos como “The Counselor”, “El orfanato”, “El Príncipe” o “La vida es sueño”.
Estrenaron la pasada temporada en el Teatro Valle-Inclán, han girado por media España y de vuelta a la capital. ¿Cómo están viviendo esta vuelta, qué tal el regreso?
Muy bien, la verdad es que tenemos muchas ganas de traer el espectáculo además en un estado estupendo, está ahora mismo en muy buena forma, con un ritmo excelente y sigue tan cuidado como quería Juan Carlos Rubio, una puesta en escena muy cuidada, es un mecanismo de relojería de diversión muy afinado que se ha mantenido así y que la gente lo está recibiendo muy bien.
Juan Carlos Rubio plantea una pregunta en torno a esta obra: ¿Qué somos capaces de hacer o no hacer por alguien querido? Pero la obra va mucho más. ¿A qué más nos enfrenta?
En el entorno de la amistad lo que se crea es un espectáculo que habla de los seres humanos y de las barbaridades que muchas veces hacemos para conseguir afecto o por afecto o por amor o por cariño. Está basado todo en la relación de estos tres amigos que se conocen en una terapia de grupo y que en fin están unidos por sus debilidades. Y a partir de aquí te habla de la necesidad de afecto, de la necesidad de estar juntos los seres humanos.
Háblenos de su personaje (César).
César es el amigo… Uno de ellos no quiere vivir los desastres de la vejez y por eso ha decidido suicidarse cuando llegue a los 60, hay otro de ellos que necesita un trasplante de páncreas ya. Entonces, lo que hace como amigo liante al más puro estilo de la comedia es decir ‘oye, si tú te vas a suicidar y tú necesitas un páncreas ahora, por qué no adelantas el suicidio y le das el páncreas a tu amigo’. A partir de aquí se origina todo el lío que es “Páncreas”. Pero esto sólo es el punto de partida porque lo que sale por ahí es que, por otra parte, tienen unas relaciones de amistad bastante desastrosas.
Destáquenos una frase de su personaje, la primera que se le venga a la mente o aquella que más le defina…
“Esta tarde contaremos ante tan amable audiencia desde el principio al final lo que pasó en realidad”. Esa es una de las frases que digo al comienzo del espectáculo y que refleja que esto realmente es un juego de teatro en el teatro, hay todo un ejercicio metateatral en el que estos personajes están contando lo que les ocurrió una noche y eso le ha permitido a Juan Carlos Rubio crear un auténtico engranaje en clave de clown para todos los públicos, esto lo pueden ver niños desde 10 años en adelante. Es un espectáculo muy divertido, muy de carcajada, muy vibrante, pero muy blanco y muy humano en el fondo. Es de una diversión muy luminosa, la gente sale muy contenta después, porque realmente se habla de las debilidades del ser humano, pero desde un sitio muy tierno, muy bonito.
¿Y si pudiera darle un consejo, cuál sería?
Le diría que tendría que creer un poco más en sí mismo porque César es un personaje que gran parte de los errores que comete a lo largo de toda la función se basa en que necesita la aprobación ajena, de sus hijos, de su mujer, de sus amigos… para estar a gusto y ese es uno de los grandes males que tenemos muchos seres humanos. Realmente esta obra llega tan bien a la gente porque cada uno de los personajes plantea cosas que tienen que ver con problemas que tenemos los seres humanos y está resuelto de manera muy divertida y muy luminosa. Son cosas auténticas y se basa en experiencias de Patxo Telleria y de contacto con sus amigos y de dudas y cosas que surgen del espíritu de la cuadrilla y los amigos que hay en el País Vasco. Esta cosa muy de cuadrilla que tienen allí está muy reflejado. Bueno, y en toda España. Ese espíritu de hermandad que se tiene con estos amigos es lo que refleja Patxo Telleria en “Páncreas”.
Sabemos que el lenguaje de los personajes es actual, pero hablan en verso. Tranquilice al público…
Por qué (risas). El verso es con un lenguaje absolutamente contemporáneo. Lo puede entender un niño de 10 años hasta un abuelo. Es un espectáculo absolutamente fácil y accesible. El verso lo único que hace es potenciar el efecto cómico del lenguaje, así como hacía Jardiel Poncela o como podemos ver en “La venganza de don Mendo”. Es un poco un humor que tiene que ver mucho con “La codorniz”, con lo absurdo, pero es absolutamente blanco y accesible y el lenguaje, aunque esté en verso, es contemporáneo.
Esta función no tendría sentido sin la comunión entre personajes y actores. Para terminar, un par de adjetivos que definan a cada uno de sus compañeros
José Pedro es brillante y magistral, Alfonso es como un pilar creativo enorme, es el intérprete que siempre está ahí, preciso y contundente.