Publicado el 01 de Diciembre de 2015
Gerardo Vera
Obra: Los hermanos Karamázov
Esta obra es un monumento a la compasión. Es un texto necesario
Director del Centro Dramático Nacional del 2004 al 2011 y Premio Nacional de Teatro en 1988, Gerardo Vera es, además de uno de nuestros hombres de teatro más reputados, escenógrafo, figurinista, director artístico y director de escena. Habitual de la cartelera madrileña temporada tras temporada, entre sus últimos montajes figuran “Maribel y la extraña familia”, “El crédito” –aún en cartel– y “El cojo de Inishmaan”.
Tengo que confesar que tengo la novela encima de la mesita. Impone.
Adaptar mil cien páginas a tres horas de teatro... ahí está la magia de José Luis Collado, todo lo que tiene que estar, está. Creo que a partir de este montaje muchos espectadores van a querer leer la novela, van a querer saber más de esos personajes. Yo recomiendo que lo leáis despacio, porque son libros para degustar.
Yo pensaba ‘¿en qué momento a Gerardo Vera y Juan Echanove se les ocurre esta locura?’.
Íbamos a hacer “La zapatera prodigiosa” de Lorca en el María Guerrero, pero tuve una experiencia de producción un poco nefasta. Al final nos quedamos en el Café Comercial en una jornada histórica los dos mirándonos: ‘¿Qué hacemos ahora?’. Y de repente dije: ‘Estoy pensando en hacer “Los hermanos Karamázov”‘. No lo dudó ni un segundo. Tampoco Ernesto Caballero. Sabían que me sé el texto, que tengo mucho contacto con la cultura rusa. Es un proyecto hecho un poco a mi medida.
¿Qué tenemos que saber de este texto para sacarle todo el jugo?
El espectador tiene que ir con la necesidad de escuchar un texto magnífico, que le va a ayudar a entender la historia, a sí mismo y la sociedad porque esta obra es un monumento a la compasión que hace que todo ser humano se identifque con él.
Casi nada...
A través de una familia Dostoievski cuenta la historia de Rusia, la historia del género humano y la historia del futuro. Está ha-blando de la lucha continua entre el bien y el mal. Es una obra necesaria y por eso será un acontecimiento. En el teatro uno se recoge, entra en sí mismo y recibe una especie de catarsis de un viaje al alma humana.
¿A qué Dostoievski nos encontramos en esta obra?
Al más pesimista y al más optimista, van de la mano. A un hombre con una visión negra, repugnante y pegajosa del mundo y a un hombre que, de repente, habla del futuro y de que todo en la vida tiene un comienzo y de que si estamos dispuestos, todos podemos empezar otra vez.
Si le digo Juan Echanove me dice…
Grande.
Lo que más le apasiona de su profesión es...
Los precipicios.
Sus referentes ha sido…
José Luis Alonso y Giorgio Strehler.
Al dirigir no se debe olvidar…
Escuchar al autor con toda la fuerza.
Estos días le habría encantado tomarse un café con…
Lupa y hablar de cómo habría hecho él el espectáculo.
El teatro es…
Riesgo.
De esta obra espera…
Que el espectador salga diferente a como ha entrado.