Revista teatros

Un idilio tan espectacular como el que vive la CNTC con profesión, crítica y público es posible cuando…

Te agradezco muchísimo el piropo. Siempre la gente que hacemos teatro queremos comunicarnos con el público, con los medios de comunicación y por supuesto con nuestros compañeros. Creo que estamos viviendo un momento dulce en el que nos está respondiendo todo el mundo y está respondiendo a nuestra propuesta. A mí me gustaría ser capaz de seguir trabajando con la entrega y con el entusiasmo con el que lo estamos haciendo para que siga la comunicación. No sabría decirte, nos dedicamos a ejercer el trabajo con el máximo de entusiasmo, de profesionalidad.

Desde esta situación ‘casi privilegiada’, ¿cómo se ve el panorama teatral actual?

Hacia el 2008 empezó a resquebrajarse un poco el tejido que se había conseguido construir con casi treinta años de mayor sistematización. Por un lado creo que hay un nivel profesional muy importante en todas las áreas, que ya se ha conseguido aunar intuición con sistematización, y sin embargo hemos perdido espacios y capacidad para vender, para exhibir, para sobrevivir definitivamente con el trabajo. Eso me produce una gran tristeza.

Los espacios públicos...

Creo que los espacios públicos lo que estamos haciendo es no huir para nada de la realidad que estamos viviendo y nuestro trabajo está siendo… Yo considero un privilegio que me haya correspondido esta responsabilidad, me parece bellísimo que se me haya asignado la responsabilidad de defender y difundir el teatro clásico, nuestro patrimonio clásico pero verdaderamente eso solo se puede hacer… Yo creo que los centros públicos estamos siendo tan conscientes de lo que nos rodea que estamos haciendo un ejercicio de compromiso también con las compañías, con los profesionales, que no es precisamente cómodo. Es decir, nuestra responsabilidad se ha visto más ampliada. Esto es un ejercicio de humildad, porque renunciar a tantas cosas como nos exige, es muy exiogente un lugar como este, tiene una serie de privilegios, pero también tiene unos débitos muy fuertes en cuanto a dedicación y a responsabilidad. Hay que tener una conciencia de que no solo es nuestro proyecto individual ni muchísimo menos, sino que tenemos que convocar en torno a la institución proyectos muy diferentes y un número muy importante de profesionales.

La CNCT está saliendo de España con grandes producciones. ¿Cómo se ve a la profesión desde fuera?

Hemos estado bastante en América Latina y allí es una fiesta porque al tener en común el patrimonio cultural de la lengua y también el dramatúrgico, normalemtne son países muy teatreros, les fascina. Entonces las experiencias han sido extraordinarias, una recepción únicas y nos devuelven cosas que ni imaginabas. Hemos iniciado ahora el camino hacia Europa, que es más difícil en el sentido de que al no tener la lengua en común, al no conocerse tanto a nivel escénico nuestros autores clásicos está siendo un proceso más largo. Hemos iniciado con “La voz de nuestros clásicos” hemos estado en tres países, en seis ciudades (Londres, París, Burdeos, Dublín…). Ha sido delicioso y seguimos trabajando porque en breve iremos a varias ciudades europeas con los espectáculos grandes, lo que significa que tenemos la confianza de que nuestros clásicos a pesar de la dificultad del texto van a salvar todos los obstáculos de comunicación. Todo esto es lento.

El objetivo prioritario esta temporada ha sido y es…

Por un lado está esta apertura a Europa, era un tema muy importante para nosotros, lo que nos ha hecho construir un espectáculo poético y un formato muy especial y eso se ha llevado una energía muy particular. Hemos visto que nuestro trabajo calaba. Por supuesto, tenemos por delante el reto de garantizar que se abra, como se ha prometido, La Comedia el próximo año, la próxima temporada, lo cual significa también trabajo muy importnate dentro de la compañía y después seguir ampliando nuestro público en franjas de edades, por abajo, en cuanto a los chiquitines y con los jóvenes asentarlo, porque están acudiendo un número muy importante. Espectáculos hechos con rigor y con un sentido de la actualidad, unir la tradición de nuestros textos con la actualidad y seguir indagando en todos los proyectos que estamos haciendo, en la excelencia en cuanto a la representación. El teatro clásico es muy laborioso, se tienen que dominar unas técnicas tanto de decir como de moverse como de significado, de análisis y estamos consolidando eso, heredero de etapas anteriores. La cifra de público ha aumentado cada año y esperamos repetir por lo menos la del año pasado.

La pregunta es obligada porque vuelve a ser la única mujer que se cuela entre los grandes directores con obras en cartel ahora mismo en Madrid. ¿Qué hacemos? ¿Qué falla?

Hay más gente. Yo creo que ha coincidido, ha estado Ana Zamora, Carol López o Blanca Portillo estrena con nosotros en enero. Son etapas. Ha coincidido, pero sí que es un indicio de que hace tiempo sobre todo había hombres dirigiendo y puede llegar a ocurrir que haya en un momento en la cartelera solo una mujer, pero afortunadamente somos muchas más y muy peleonas y muy conscientes de lo que significa nuestro trabajo. No obstante, sí el número es menor, pero hace unos años apenas había. Yo recuerdo que al comienzo de mi trabajo había dos o tres referencias al lado, siempre teníamos el problema de las referencias. Esa desproporción se ha ido equilibrando, van saliendo más directoras, lo que ocurre es que luego en el proceso de profesionalización quizás se encuentren con nuevos obstáculos. Es posible. Sé que sola no estoy.

La última obra que ha visto y le ha emocionado ha sido…

Ha sido muy particular. Cuando estuvimos actuando en Londres fueron a verme mi chico y mi hijo y fuimos a ver una obra que había dirigido Declann donnellan sobre “Shakespeare in love”. Y como Donnellan yo lo admiro muchísimo. Ya la película me había parecido muy significativa para el teatro porque hacía popular a Shakespeare. No sé si fue la alegría de ver a mi hijo dando botes y comprendiendo las metáforas o que estábamos en Londres y estábamos muy emocionados con lo que estábamos viviendo… Es que es la última que he visto. Mañana iré a ver “El testamento de María”, pero no me da tiempo, solo veo “agravios”.