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Irene Escolar

Publicado el 30 de Marzo de 2017

Irene Escolar

Obra: Blackbird

 Compré los derechos de esta función hace tres años. Cuando leí el texto me fascinó y sentí la necesidad de contar esta historia

 Dice su curriculum que mide 1,63 y pesa 47 kilos. Irene es menuda, pero cuando se sube al escenario es enorme. Desciende de una estirpe de actores, los Gutiérrez Caba, que se remonta al siglo XVII, pero ella solita ha logrado a sus 28 años labrarse una trayectoria profesional descomunal en la que ha trabajado con los directores más importantes –“El público”, “De ratones y hombres”, “Agosto”, “Oleanna”...–, ha triunfado en cine –“Un otoño sin Berlín” o “Las ovejas no pierden el tren”– y televisión –“Isabel”– y ya ha ganado, entre otros, el Premio Ojo Crítico de Teatro en 2011 y el Goya a la Actriz Revelación en 2016. Ahora, tras leer, vivir y sentir en estas tablas a Federico en “Leyendo Lorca”, espectáculo que ha levantado sin ayuda de nadie, regresa a El Pavón Teatro Kamikaze...    Por V. R.  Foto VANESSA RABADE

Decía Lorca: "Yo he nacido poeta como el que nace ciego (...) Dejadme las alas en su sitio que os respondo que volaré bien". Si cambiamos poeta por actriz, ¿Lorca la estaría definiendo a usted?
Yo creo que Lorca estaría definiendo a todo artista que necesita desarrollarse y crecer. Por supuesto a mí, pero hay algo en esta carta que, como te decía, yo leo al final de mi espectáculo, que emociona mucho a la gente, porque yo creo es para todo el que lucha por lo que cree y por su sueño y que nace como es y que por lo tanto necesita dentro de esas capacidades que tiene desarrollarlas y explorarlas para ser feliz.
La cita es parte de "Leyendo Lorca", un espectáculo que ha levantado usted sola. ¿Qué ha sido lo más bonito del viaje?

Seguramente el construirlo sola. Como las mejores cosas surgen de algo inesperado. Cuando menos te lo esperas es cuando aparecen las cosas más bellas y yo creo que ha sido eso, el demostrarme a mí misma que yo podía levantar un espectáculo aunque fuera un espectáculo sencillo y pequeñito, que es como es el mío, que lo podía hacer sola, que podía construir eso, que podía estar sola en un escenario sintiéndome muy vulnerable y he salido muy reforzada de ese viaje.


 

Apenas ha dejado de leer a Lorca y ya está de vuelta con "Blackbird"...

Yo compré los derechos de "Blackbird", la función  que vamos a hacer, hace casi tres años y fue un texto que cuando leí me fascinó. Yo sabía que quería hacer este personaje seguro porque es un gran, gran personaje femenino y que además creía que un texto tan bueno, que se ha hecho en toda Europa y en Estados Unidos también, tenía que verse en Madrid, era una pena que eso no llegara a nosotros y sentía la necesidad de contar esa historia y de dar vida, de encarnar al personaje de Una. Sentí una necesidad muy grande de hacerlo y me pareció que era un momento profesional muy bueno para hacerlo.


 

A Embajadores, 9 llega ahora con otro personaje y otro texto bien cargados de dramatismo. ¿A qué nos enfrentamos esta vez?

Es una tragedia con ecos de thriller. Es un combate verbal entre dos personajes, en un espacio muy claustrofóbico y una función que habla sobre el amor y sobre las consecuencias de nuestros actos y cómo nuestros actos luego tienen siempre mucha presencia en nuestras vidas, las decisiones que tomamos y lo que ocurre obviamente. También es una función que habla sobre el pasado, sobre la importancia de entender el pasado para poder continuar.


 

Háblenos un poquito de Una, ¿quién es, cómo es?

Una es una mujer que por un lado se paró en el tiempo cuando tenía doce años y por otro lado que va mucho más allá de la edad que tiene. Es ambivalente en ese sentido. Ella sufre un suceso que marca su vida cuando tiene doce años y se queda muy afectada por eso. Y lo que ocurre en la función es que ella necesita enfrentarse a todo ello, y saber qué pasó. Tiene muchas pregutnas que hacer y necesita resolver todas esas dudas para poder continuar. 


 

¿Cómo es su reencuentro con Ray?

Es difícil resumirlo, pero es un encuentro cargado de mucha emoción, de mucho dolor y de mucho amor también. Y de mucha fuerza. Es un encuentro peligroso, hay mucho en juego para los dos en ese encuentro y es una cuestión de intentar entenderse. Creo que es lo que ocurre, durante la función ambos están intentando entender al otro y qué pasó en ese momento de sus vidas que se juntaron, qué pasó.


 

Una frase del texto, la primera que se le venga a la cabeza... 
"Pero es que no hay ninguna diferencia, abandonarme o volver". La elijo supongo que por el momento en que ella elige eso, por el sentimiento de abandono que ella siente. El abandono es una cosa que está muy presente en esta función. También la importancia de las palabras. Esta función son dos personas hablando, es un combate verbal, y es algo muy importante qué palabras se utilizan y cada palabra es un arma y, claro, cómo se utilizan las palabras para manejar, para manipular y creo que en esta frase queda muy claro: no va a cambiar el sufrimiento que tú me digas ahora que no me abandonaste, que volviste, no, no lo quiero saber.
Otorgan al espectador un papel muy importante: casi de juez. ¿Qué espera de ese espectador?

Yo creo que van a ser los jueces. Estamos viviendo un juicio y los espectadores van a cada uno dependiendo de su experiencia, de su contexto, de su sensibilidad, de su educación, serán los jueces morales de la función y luego saldrán debatiendo mucho. Es una función que genera mucha controversia y eso es lo bueno, que te deja con muchas preguntas y tengo muchas ganas de saber qué opina la gente sobre esta relación y sobre lo que se dice en esta función.


 

Han trabajado juntas e imagino que se conocen bien. ¿Qué nos diría de Carlota Ferrer?

Yo conocí a Carlota siendo ella ayudante de dirección en "Días mejores", en esa primera función que hice con Rigola, y desde entonces nos hicimos muy muy amigas. Carlota es una gran artista y de las personas que más me ha enseñado a mí como actriz. Yo la conocí siendo muy pequeña. Ya llevamos diez años de amistad y de compartir muchos proyectos y cuando compré los derechos de esta función quería que lo dirigiera ella.


 

Imagino que tener enfrente a un actor como José Luis Torrijo también ayuda. ¿Cómo es él?

Muchísimo. Para mí era fundamental quién iba a interpretar a Ray y creo que José Luis lo tiene todo. Es un gran actor, pero, además, tiene una forma de hacer y un físico que es absolutamente increíble, hay algo que tiene que ser muy de verdad en esta función, muy humano y él desprende humanidad por todo su ser y además es un grandisimo actor, con muchísima experiencia y con una gran carrera y necesitas a alguien enfrente a quien te puedas lanzar y que vaya a estar ahí para ti. Y yo en ese sentido estoy tranquilísima. Es un gran compañero.


 

Aunque ya había debutado en teatro con 9 añazos, su primera vez como profesional fue con Álex Rigola en La Abadía con 17. ¿Eso es empezar tan a lo grande no da un poquito de miedo?

Miedo no sentí mucho miedo, fue una experiencia muy buena para mí porque de alguna manera me marcó, me enseñó el camino que yo quería seguir. He trabajado con Rigola ya cuatro veces y todo lo que me ha aportado él en mi carrera ha sido siempre muy, muy, muy positivo, he crecido mucho con él, me he podido desarrollar mucho como artista gracias a él y voy a poder seguir haciéndolo porque tenemos proyectos juntos. Yo le debo mucho a esa primera experiencia y lejos de generarme miedo, me ha dado muchas ganas de crecer y descubrir muchos caminos que quizás no había podido explorar y sólo ganas de seguir creciendo.


 

Imagino que una actriz siempre se pone en riesgo en cierto modo. ¿Se puede ser feliz así, compensa?

Claro, que compensa. Es una profesión dura, pero sobre todo muy mágica y muy vocacional y sí, para mí desde luego sí que compensa. Es lo que más felicidad me da.


 

¿En qué más anda ahora Irene Escolar? Otros proyectos que puedan contarse...
Ahora mismo estoy volviendo a Madrid de rodar una película que se llama "Bajo la piel del lobo", que rodamos en Huesca y Asturias, es la primera película de Samu Fuerte... Es una película que habla sobre la supervivencia, sobre el hombre y la naturaleza y la fatalidad y la soledad, sobre el destino. Es una bellísima historia y estoy ahora inmersa en el rodaje.
Decíamos al principio aquello de "Dejadme las alas en su sitio que volaré bien...". Para acabar, ¿dónde le gustaría que le llevasen sus alas a Irene Escolar?

A un lugar en el que no tuviera miedo y me sintiera rodeada de gente que me rodeara mucha confianza y que me descubriera caminos sorprendentes para mí. 

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