Revista teatros

 “Los abrazos rotos”, series como “Los hombres de Paco” o “B&B” y títulos como “La estupidez” o “Luces de bohemia” figuran en el curriculum de este actor madrileño que, además, escribe y dirige sus propios montajes.

¿Qué tenía este proyecto para que decidiese decirle sí?

Tiene muchas cosas. La primera, el reparto y el director. Con Pepa he trabajado hace poco en “Gym Tony” y es una mujer fantástica, buenísima gente, muy divertida y una actriz espectacular, súper versátil. Es un gustazo trabajar con ella y te ríes mucho y es una compañera fenomenal. Fernando Cayo, que coincidí con él hace años en “Punta Escarlata” y en “Pájaros de papel”, me parece un actor gigantesco, buenísimo. Claro, la oportunidad de trabajar con dos compañeros buenísimos, amigos y grandísimos actores no se da todos los días y eso te garantiza ya hacer un grupo homogéneo y divertido. Y por otra parte, Fernando Soto, que también es amigo desde hace veinticinco años porque hicimos la RESAD prácticamente juntos. Y además he terminado con él hace nada el montaje de “La estupidez”, que era la primera vez que trabajaba con él de director y la experiencia fue buenísima porque él al ser actor antes que director tiene muy buena mano con los actores y era otra oportunidad de volver a trabajar con él. Así que todo esto junto y trabajar en verano en Madrid a las diez de la noche al aire libre y con una comedia de Mihura decir que no era muy complicado (risas). Yo quería descansar este verano porque llevo desde el 10 de agosto que empecé “Gym Tony” sin parar ni un día, porque enlacé eso con “La estupidez” y con un montaje mío que dirigí también que se llama “El español medio”, en medio se me metió la peli de Nacho García Velilla “Villaviciosa de al Lado” y al terminar todo esto me llega esta oferta cuando yo quería descansar en verano, pero no pude decir que no (risas).

¿Y si espiásemos por un agujerito los ensayos?

Veríais gente divirtiéndose y trabajando muy alegres y muy contentos. Veríais profesionales entregados para atacar en poco tiempo una comedia y veríais buen ambiente y mucha profesionalidad. Sobre todo buen ambiente.

¿Es fácil conectar con Mihura en 2016?

No, no es fácil. Aquí no te voy a engañar. Lo fácil sería decir ‘sí, es maravilloso’, pero es inevitable, los tiempos corren, la mentalidad cambia, la manera de mirar las cosas también cambia y hay cosas que hay que modernizar porque quedan un poco en el pasado. Sobre todo el punto de vista que se tiene de la mujer. Hoy en día la mujer no es mujer, es ser humano, igual que el hombre es ser humano y no tiene que haber distingos de ninguna clase y en el caso de Mihura, no por él, porque se ve que él es progresista y moderno, pero sí que la sociedad ha marcado ese punto de vista y no se miraba a la mujer de igual a igual. La obra ha necesitado un lavadito de cara, una modernización, porque hay dos opciones. Tú la puedes hacer tal cual es la obra y entonces estaríamos viendo un poco arqueología teatral y al ser una obra costumbrista no es lo mismo que las grandes obras tipo tragedias que permanecen tal cual. El costumbrismo tiene que ser un poquito adaptado porque si no estás haciendo un ejercicio de arqueología y entonces se lo tendrías que explicar al público y no es el mismo disfrute que ir a ver una comedia y ya está. Hay que hacerle un poco de tricotosa para modernizarla y que no haya momentos en que la gente diga ‘madre mía, qué antigüedad’. Ahora, por lo demás, lo que es la base, la comedia, los diálogos… Mihura es genial. Todo eso permanece, lo único es que hay que lavar un poco el objetivo, el cristal por el que miramos. Hay que ponerle un poco de Cristasol al objetivo para quitarle un poco el polvo y ya está. Es una gozada trabajar con Mihura, desde el respeto y la admiración.

¿Quién es Sebastián?

Sebastián es el amigo de Alfredo. Éste es el echado para adelante, el conquistador, una evolución costumbrista y local del Don Juan y Alfredo es su contrapunto. Es un hombre tímido, poco lanzado con las mujeres, poco hablador, poco avispado, un hombre tranquilo al que le gusta la pesca submarina y no meterse en líos de faldas.

¿Algo bueno y algo malo de su personaje?

Yo siempre digo que todos los personajes son buenos y el actor tiene la obligación de mirarlos así. Tienes que buscar donde sea para de alguna manera justificar a ese personaje e interpretarlo sin crítica hacia él. Nuestro trabajo a veces no es agradable pero sí muy constructivo y educativo porque aprendes a empatizar mucho más de lo que lo haces en la vida. Te obliga a ser exageradamente empático. Todos son gente normal, personas, con sus cosas buenas y malas. Sebastián si lo comparas conmigo a lo mejor yo no soy tan tímido ni tan apocado y a lo mejor sí comparto con él la cosa de no tener mucho lío de faldas.

¿Qué técnica para ligar no le ha fallado nunca a Javi Coll?

Mejor pregúntame con cuál he acertado (risas). Soy un desastre para ligar. Los que no somos Brad Pitt o Mario Casas, nos lo tenemos que currar más, pero esto ya es un clásico. El que es más feíto tiene que ligar con gracia, con salero, con ocurrencia. Digamos que los guapos ligan con la cara y los feos con el cerebro (risas). ¡Eh, que no quiero criticar a los guapos! En el momento de ligar y de llamar la atención de la mujer, si no le llamas la atención por la carita y el cuerpo, tendrás que currarte ser más gracioso, más ocurrente, más amable, más caballero. No lo sé, tampoco soy un ligón.

¿Y cómo es el Javi Coll dramaturgo y director?

Un desastre (risas). Es una faceta un poco incipiente en mí que siempre he tenido ahí. Me gusta escribir y me gusta contar cosillas y dirigir es algo que me llama mucho la atención. Entonces lo que soy es muy entregado, cuando estoy metido en un proceso de estos trabajo veinticuatro horas al día, no paro de darle vueltas a todo y, además, no me limito a dirigir, sino que también hago las fotos para el cartel, el cartel con el Photoshop, diseño la escenografía. Por ejemplo, en “El español medio” utilizamos fondos proyectados en vídeo, pues he trabajado yo las imágenes, me he procurado las músicas, me implico en el diseño de vestuario, etc. Soy un implicado de la leche. Me gusta…

Más que un desastre es un hombre del Renacimiento…

Pero enfermo crónico (risas). No soy maestro de nada, pero me gusta hacer un poco de todo. Hice un cortometraje, que lo escribí, dirigí y produje y después de tener todo el material, me falló el montador, así que como el material era mío durante un año con tutoriales de Youtube aprendí a editar, a hacer efectos digitales, hice la edición, la sonorización, absolutamente todo y quedó un trabajo bastante decente, pero es no es porque yo no confíe en los demás, es que soy muy inquieto, me gusta aprender de todo, soy muy curioso y me gusta trabajar todos los palos. Y como autor, soy un autor malillo, tirando a mediocre, pero que le pone ganas, pero ni me considero dramaturgo ni siquiera autor.

Y después, ¿vacaciones?

No, vacaciones no porque seguimos con la gira de “La estupidez” más lo que salga de “El español medio” que, además, actúo también en la pieza. Estoy con tres obras de teatro a la vez y también tengo proyecto de escribir y dirigir una nueva pieza de sketches que nos han pedido para un teatro en Madrid y también que escriba y dirija un infantil potente…