Creo que nos va como le iba a Ionesco, que le fue fatal con el inglés (risas). Nosotros lo contemplamos con la distancia que nos dio Ionesco, lo estudiamos desde su punto de vista, que es otra manera de estudiar inglés (risas).
Lejos de lo que parece, en esta historia no aparece ninguna cantante, ni calva ni no calva. ¿Qué es entonces “La cantante calva”?
Es esa pregunta eterna... Cuando te preguntan algo a lo que no tienes respuesta y la vida se queda sin respuesta y te quedas helado, colgado y sin recursos y vacío... Esa es la pregunta (risas).
Aunque al parecer al principio los críticos no daban un duro por Ionesco, la obra se convirtió en obra culmen del teatro del siglo XX y una de las más representativas del teatro del absurdo. ¿Por qué, cuáles son los ingredientes de este éxito?
Supongo que el momento y lo que significaba. Realmente sin pretenderlo, porque él decía que no quería escribir teatro, ese anti teatro que creó a través del absurdo en el momento en que lo hizo fue un revulsivo total. Contra ese mundo en el que transcurría todo y que extrapolable a cualquier momento porque las preguntas que planteó no han pasado ni pasarán nunca, pero justo en ese momento después de unas guerras tan terribles y después de un comportamiento humano tan irracional era como dejarles ante la evidencia del absurdo.
Que hay siete días de la semana o que abajo está el suelo y arriba el techo… Ionesco pretendía comunicar a sus contemporáneos las verdades esenciales reveladas por un manual de inglés, pero ¿qué se esconde detrás de este absurdo? ¿De qué nos habla en realidad?
Cada uno tendrá lo que le llegue de la propuesta, del texto en sí, cada uno tendrá una lectura, pero yo creo que hay algo que une y es la banalidad de las situaciones, en qué cosas nos llegamos a apoyar para vivir, a qué le damos importancia, qué cosas son a las que nos dedicamos para entendernos entre nosotros y que realmente si les quitas el relleno que es pura paja se queda en un esqueleto casi insostenible.
Háblenos de su personaje: quién es y cómo es, cómo lo definiría.
Es muy difícil eso de definir... Por un lado es un arquetipo, pero por otro lado se destruye a sí mismo también porque esa es la propuesta de Ionesco. Plantea un personaje reconocible en un sentido, como el señor que tiene, o él se cree que tiene, que habla desde una autoridad, desde un conocimiento, desde un convencimiento de cómo son las cosas en tanto en cuanto las nombro, las señalo, las digo, existen y son y es un fatuo y es mentira, esa gente que es de la que estamos rodeados y, además, en sus manos tantas veces, de esa autoridad vacía, de ese conocimiento desde la ignorancia, esas verdades fatuas que no sirven para nada y no conducen a nada y que no son ninguna certeza de vida ni de nada.
¿Cuál podría ser una de las frases o de los momentos más disparatados o absurdos de la obra?
Eso ya no lo voy a decir, porque de pronto está lleno, total y absolutamente. Cualquiera de ellas, hasta el más tonto que pueda sonar a nada, sin embargo cómo lo dices, una verdad con carcajada. Está lleno.
Dennos una buena razón por la que no debemos perdernos “La cantante calva”
Porque es un texto que por mucho que la gente tenga noticia de él, es un clásico, pero es un clásico que no se revisa tan a menudo. Es una oportunidad de volver a ver algo que tiene un significado y una importancia tan grande dentro de nuestro teatro. De nosotros yo no voy a hablar, ya vendrán a verlo y lo dirán, pero empezando por el propio Ionesco y sobre todo en el momento en el que estamos... Por eso es un clásico, por eso no va a pasar nunca, va a estar siempre el dedo en la llaga puesto... Y se van a partir de risa (risas)