Publicado el 02 de Septiembre de 2013
Jordi Milán
Obra: Campanadas de boda
Es mejor pagar una entrada para ver ‘Campanadas de boda’ que gastárselo en terapeutas. Hasta es posible que le haga pensar
Tras más de tres décadas en la profesión, Jordi Milán, director y uno de los creadores de La Cubana, aún sigue jugando, aún se sigue sorprendiendo y mantiene la mirada muy despierta. Sólo así es posible captar esa cotidianeidad que para otros pasaría desapercibida y con la que él y esta artesanal compañía han creado espectáculos ya míticos como “Cómeme el coco, negro” y “Cegada de amor”. Teatrero con mayúsculas, nos habla ahora de su último éxito.
¿Una boda es el máximo exponente del teatro que hacemos en la vida o lo es la cena de Navidad?
Una cena de Navidad, una fiesta de cumpleaños, un entierro, una comunión… Pero una boda les gana a todas. A pesar de que hemos cambiado y nos hemos modernizado, seguimos utilizando el mismo rito y la misma puesta a punto de siempre. Es una gran obra de teatro.
Una pareja se promete fidelidad ante el altar o el juez. ¿Qué promete al público este montaje?
Le aseguramos que se olvidará de lo que le rodea. Viéndose reflejado en el espejo y dándose cuenta de cosas que nos pasan inadvertidas, se reirá mucho. Es mejor pagar una entrada para ver “Campanadas de Boda” que gastárselo en terapeutas. Hasta es posible que le haga pensar. La risa no solo es jajajajijiju, puede servir también para darnos cuenta de muchas contradicciones sociales que todos practicamos.
¿Cuál sería el mensaje de “Campanadas de Boda”?
Que el teatro existe desde que existe el ser humano y que éste lo necesita para vivir, lo necesita cerca de él, siempre a su lado. Y a la mínima oportunidad que tiene se sube al carro de la farándula. Organizar una boda es como montar un gran espectáculo de teatro.
¿Cómo es la foto de boda de estos años de la compañía?
Sería una foto de un teatro dentro de otro teatro con un cartel grande en el centro que pusiera La Cubana.
Un bonito retrato...
Han sido 33 años fantásticos pudiendo hacer lo que queríamos hacer: Vivir del teatro “jugando”.
¿De verdad este bodorrio puede ser lo último de La Cubana?
Hay muchos proyectos y muchas ganas de hacerlos, pero somos gente que nos gusta “tocar de pies en el suelo”. Hemos vivido durante estos años gracias al favor del público, arriesgándonos al cien por cien y lo que ganamos lo invertimos en otro espectáculo. Si todo funciona como hasta ahora es posible que no tengamos que tirar la toalla.