Publicado el 01 de Noviembre de 2017
José Carlos Plaza
Obra: El gato montés
El montaje va a la esencia del ser humano. Es un espectáculo lleno de luz, pero nada folclórico
Formado junto a William Layton y Miguel Narros en el campo de la interpretación y la dirección, dramaturgo polifacético, director esmerado y concienzudo con más de cien obras teatrales a su espalda y premios como el Nacional de Teatro, en tres ocasiones, el Mayte o el Fotogramas de Plata, José Carlos Plaza es, sin duda, uno de los nombres más sólidos y reputados de nuestra escena y uno de los que más la ha agitado. Ahora el madrileño regresa a la Zarzuela con esta producción de 2012. Foto FESTIVAL DE MÉRIDA / JERO MORALES
Háblenos un poquito de esta pieza.
Es una ópera española, no se habla ni una sola palabra sin música. Una historia que cuenta las pasiones del ser humano, sobre todo cuando se ve arrastrado a acciones que no quiere cometer. Habla de la unidad familiar como algo coercitivo, de una diferencia de clases muy grande, de un pueblo pobre, empobrecido, miserable, moral y económicamen-te al lado de una clase rica, hacendada, con la iglesia protagonista de todo un ritual. Habla del significado de la fiesta de los toros como principio de la muerte. Está llena de fuerza, con los personajes muy bien delimitados para contar la historia y de una fuerza tremenda. Habla de una parte esencial de las raíces de nuestro país.
¿Y la música?
Ha sido ocultada por el brillo y el resplan-dor tremendo y fortísimo del famoso paso-doble de “El gato montés”, pero creo que la música tiene muchísimas lecturas y posibili-dades. Hay un aria maravillosa de Soleá, hay unos interludios orquestales maravillosos...
Usted ideó, montó y dirigió la pieza en 2012. ¿Cuál es su trabajo ahora?
Mi trabajo ha sido buscar lo que creo que podía haber fallado, hacer una revisión del montaje, intentar ver cómo puedo mejorar o profundizar. En el mundo de la música, la ópera y la zarzuela falta tiempo para pro-fundizar en los detalles y yo ahora puedo hacerlo, trabajar en los personajes con los actores... Después de cinco años la esencia es la misma, pero trabajar con actores diferentes le aporta diferente humanidad.
Para el que no lo viese en 2012, ¿cómo es “El gato montés” de José Carlos Plaza?
He hecho un montaje muy complicado, pero aparentemente desde fuera es muy simple. Va a la esencia directa del ser humano, de cómo la sociedad impera, es de-cir, la fuerza de algo exterior al ser humano. Es un espectáculo carente de todo tipo de folclorismo. El torero, que podía ser lo más tópico, va vestido totalmente de negro, que es la idea un poco de la muerte. El vestuario de Pedro More-no es de una sencillez y una pureza enorme de líneas y sobre esa pureza, esa limpieza, quiero destacar la hu-manidad de los personajes. Un espectáculo lleno de luz, pero nada folclórico.
Imposible charlar con José Carlos Plaza y no hablar del teatro de hoy...
El teatro es un corcho en una tormenta, siempre sobrevive, a veces un poco más deteriorado, a veces un poco más integral, pero siempre sobrevivimos. El teatro es esencial, pero está muy abandonado por parte de los poderes públicos y se ha dado una circunstancia que me duele muchísimo porque la viví pero creí que ya nunca sucedería: la autoexplotación de los propios actores. El problema no son las minisalas, sino cómo el teatro llega a la sociedad. Estar trabajando como experimento para cuarenta personas es estupendo, pero eso no puede ser la base del teatro de un actor. Por lo demás, están apareciendo muchos autores jóvenes y veo a los actores jóvenes dándose cuenta de la necesidad de la formación.