Publicado el 01 de Septiembre de 2014
José Sacristán
Obra: El loco de los balcones
Sobre el escenario del Teatro Español te sientes como una especie de dios
Escucharle es una clase magistral. De profesión. De pasión. De principios. Actor, director, ha dejado su sello en más de un centenar de trabajos en cine –en 2012 gana el Goya por “El muerto y ser feliz”–, teatro y televisión –ahora “Velvet”–. Oyéndole hablar uno piensa que aunque se sienta más Sancho, Sacristán es un Quijote, un loco de los balcones... o de cualquier causa digna.
Tras Don Quijote, otro loco…
Dice Mario que los balcones son para este loco lo que los libros de caballería para Don Quijote. Hay una línea de comportamiento moral muy parecida.
Y con tanto loco por sus venas, ¿mantiene la lucidez intacta?
No te quepa ninguna duda. Mucho antes que estar locos son gente que se para delante de la adversidad con tal de defender unos principios y una manera de vivir. La belleza, la dignidad, les asiste.
Un personaje basado en un Quijote real, Bruno Roselli...
Mario asistió a algunas clases de este hombre, un italiano que llega a Perú, se enamora de la Lima colonial y establece una especie de militancia. Es otra vez el hombre que sale a librar batallas confundiendo los molinos con gigantes. Esa cosa de ir a buscarle la cara al hombre digno, al perdedor.
¿Qué salvaría hoy Aldo Brunelli?
Tendría temas. La falta de sensibilidad de las administraciones con la cultura es muy evidente y no hablemos de las consecuencias de las especulaciones, de si hubiéramos podido defender nuestros balcones en vez de construir tanto.
Y usted, ¿estaría entre sus cruzados?
Procuro no mirar para otro lado cuando las circunstancias me reclaman. Lo que ocurre es que ya también he cumplido años y no quisiera llevar las cosas al extremo de acabar regañando con mi mujer (risas).
Ha tardado cincuenta años en pisar el Español. ¿Cómo se siente ahí arriba?
Eres una especie de dios. No solo el teatro, sino la Plaza de Santa Ana… Cada vez que te diriges allí es como –respira profun-do– una fiesta, es una auténtica maravilla.
Dice Vargas Llosa: “El teatro fue mi primer amor”. ¿Cuál ha sido el suyo?
El cine. El teatro era cosa de ricos y el cine estaba mucho más al alcance de la mano. Soy un cinéfilo de enfermedad, la imagen en movimiento me sigue fascinando.
Si le digo Gustavo Tambascio…
Es un gran director y muy creativo. Coincidimos en la cinefilia. Le admiro porque es un hombre de una vastísima cultura y es una gozada trabajar con él. Esta obra exige hacer varios inventos y ahí se mueve magníficamente.
Es actor porque…
No sabría hacer otra cosa.
Lo peor de serlo…
¿Hay algo malo?
Sus referentes han sido…
Fernando Fernán Gómez y ‘la Espert’.
Sobre las tablas no se debe olvidar…
La dignidad.
El último montaje que ha visto…
Magnífico, impresionante: “Misántropo”.
Le habría encantado poder tomarse un café con…
La lista sería muy larga. Agravios comparativos.
El teatro es…
La vida.
De este loco espera…
Que guste.