Revista teatros

Estrenan en Avilés el año pasado, entran en septiembre en Madrid, gira y de vuelta a Madrid. ¿Qué tal? ¿Cómo afrontan esta segunda vez?

Sobre todo muy ilusionados porque entrar en la cartelera de Madrid siempre es un privilegio y un placer después de haber estado todo este año recibiendo el apoyo unánime del público y de la crítica.

Para los que no la hayan visto aún, recuérdennos qué es “Bajo terapia”, cómo definirían esta obra?

Es una comedia con un giro final sorprendente que no se puede desvelar. Pero sobre todo yo creo que es una comedia con la que todo el público se puede sentir identificado porque habla de muchas cosas, pero siempre a través de problemas de pareja.

De momento al margen de su relación de pareja, háblenos de su personaje. ¿Quién es, cómo es, qué hace?

Mi personaje se llama Roberto, tiene 42 años, es comercial y está casado con Marta, el personaje que hace Carmen Ruiz. Soy la única persona de los que están en la terapia que normalmente no va, yo he ido a acompañar a mi mujer porque la psicóloga ha pedido que yo estuviera en una de las sesiones. Soy una persona muy descreída en todos los temas de psicología, de terapia de pareja, es un ser bastante machista, bastante retrógrado, una cierta suficiencia de una manera arrogante. Pero es un personaje al que yo defiendo a muerte puesto que al final estoy haciendo un personaje que lamentablemente existe y todos conocemos a alguien así.

Una frase de su personaje… 

La primera que se me viene a la cabeza es “Dame un beso” pero porque hemos bromeado mucho en la compañía con esa frase, es una frase que yo le digo a mi mujer como una forma de demostrar públicamente que me quiere. Y lo hago como un mandato.

Juan Carlos y Carmen, ¿por qué momento pasa su pareja?

Todo esto no obedece a ningún cambio en la vida de ellos. Simplemente se me invita a acompañar a mi mujer a hacer esa terapia y yo acepto a pesar de que no creo en la psicología ni en los psicólogos. Pero bueno, también pienso que si a mi mujer le viene bien, yo le ayudo. Es verdad que el personaje se mueve por amor, él ama a su esposa, la quiere muchísimo y todo lo que hace lo hace por ayudarla. Muchas veces el amor se demuestra de maneras muy equívocas.

Para usted, ¿cuáles son los pilares sobre los que se tiene que asentar una relación?

Supongo que aunque sea un poco tópico es verdad, hay ciertas que cosas que funcionan siempre y una de ellas desde luego es el respeto y el no perder nunca la individualidad y la comprensión, ser capaces de ponernos en la piel del otro.

La obra lleva firma argentina. Allí lo de la psicología es casi patrimonio nacional. ¿Aquí cada vez más o nos seguimos resistiendo? ¿Alguna vez ha ido a terapia?

La verdad es que no tengo ni idea. Yo te diría que personalmente en cierto momento de mi vida necesité ayuda psicológica, terapéutica, y la verdad es que mi experiencia fue maravillosa. Creo que es algo bueno conocerse y reconocerse en ciertas cosas también para hacernos más bien a la hora de vivir. Sí que es verdad que creo que aquí todavía no hemos llegado a lo que es en Argentina, que casi es como una asignatura desde la infancia.

Además de firma argentina, el director es Daniel Veronese. ¿Cómo es trabajar con él? ¿Qué les ha pedido? ¿Cómo fueron los ensayos?

Yo la verdad es que desde la primera vez que vi un montaje suyo hace bastantes años, yo estaba enamorado de su trabajo y salí con la sensación de yo quiero hacer este teatro, yo quiero hacer este tipo de trabajo. Cada vez que venía a Madrid nunca tuve la oportunidad de que me viera y cuando esta vez me llamaron y me eligió es una experiencia totalmente positiva y enriquecedora, me parece una persona que ejerce su dirección desde un lugar súper sereno, absolutamente abierto a las propuestas actorales y que te deja volar por todo el texto y siempre está expectante a lo que le das, pero también con unas directrices muy claras. Y sobre todo que se toma el teatro desde un lugar de juego, y eso es maravilloso.

Después de tanto tiempo de gira y de éxito, ¿qué está siendo lo más bonito de este viaje, con qué se quedan, alguna anécdota, algún comentario que recordarán siempre?

Yo creo que lo más bonito de todo es la amistad que se ha forjado entre el elenco. Conocía muy poquito a algunos de ellos, a otros no los conocía y creo que realmente no siempre pasa y las compañías hay gente con la que te llevas mejor, peor, gente con la que compartes el tiempo en escena, pero no hay una verdadera relación y hay otras ocasiones en las que ocurre esto un poco mágico en las que somos seis personas que ahora somos amigos y que cada día que salimos de la función vamos juntos a cena. La amistad entre nosotros va a quedar para siempre.

¿Por qué tenemos que ir a ver “Bajo terapia”?

Yo creo que porque la gente tiene que ir al teatro a pasarlo bien, a sentir, a pensar también, a salir un poco modificado y esto “Bajo terapia” lo cumple cien por cien.

Al margen de este trabajo, ¿qué otras cosas tienen entre manos?

No quiero contar cosas que no han ocurrido porque parece que se gafan. Por ahí rondan algunos proyectos, algunas propuestas, pero no te puedo decir…