Publicado el 01 de Septiembre de 2015
Juan Mayorga
Obra: Reikiavik
A mi juicio, el teatro ha de tener acción, emoción, poesía y pensamiento. Espero que haya algo de eso en “Reikiavik”
La Guerra Fría, el comunismo, el capitalismo, el ajedrez, el juego teatral, los hombres que viven las vidas de otros. Impregnados por un halo de misterio que no cesa, son varios los temas que Juan Mayorga toca en su nueva pieza teatral. César Sarachu, Elena Rayos y Daniel Albaladejo se suben a las tablas del CDN ante la atenta mirada de este apasionado dramaturgo. El mismo que ha encontrado en “Reikiavik” la inyección que necesitaba para seguir disfrutando de su pasión: el teatro.
¿Qué es “Reikiavik”?
Una obra sobre el juego, sobre el juego de la vida y sobre el juego de vivir las vidas de otros.
¿De dónde nace la idea de este texto teatral y cuál ha sido el recorrido de esta función?
“Reikiavik” nace de una imagen: voy caminando por un parque y veo a dos hombres unidos y separados por un tablero de ajedrez. Me pregunto: ¿Y si no está jugando al ajedrez, sino a reconstruir el duelo de Fischer y Spasski? ¿Y si hoy están jugando la partida final, la decisiva, ante un muchacho en el que uno de ellos quiere ver su heredero? Así es como empecé a imaginar la obra.
Estrenamos la función en Avilés en una noche que recuerdo como muy feliz. Allí arrancó una gira que se reanudará después de las seis semanas que vamos a pasar en el Valle-Inclán. Creemos que es una función con mucha vida por delante.
Le gustaría que el público que asista a esta función se fuera con la sensación de…
Me gustaría que el público desease –durante la función y después de ella- ser esos tres personajes: Waterloo, Bailén y el Muchacho. Y también todos esos otros que ellos finjen ser.
Brevemente, ¿cómo son cada uno de los 3 personajes que protagonizan “Reikiavik”?
Es el espectador el que tiene que descubrir quiénes son esos hombres misteriosos que se hacen llamar Waterloo y Bailén y que se reúnen para reconstruir el campeonato que el año 72, en plena Guerra Fría, disputaron el soviético Spasski y el americano Fischer. ¿Qué clase de personas son para compartir esa extraña pasión?, ¿qué es lo que realmente los reúne? ¿Y qué hace que ese muchacho se quede con ellos a compartir su juego?
¿Por qué ha elegido a esos 3 actores y no otros?
César Sarachu, Daniel Albaladejo y Elena Rayos son, además de excelentes actores, personas con una capacidad de jugar y de hacer gozar con su juego sin la que esta historia no podría contarse.
Alegato final: ¿por qué nadie debería perderse esta obra?
Porque hay tres grandes actores dándolo todo para contar dos buenas historias. Por un lado, la de Fischer y Spasski. Por otro, la de Waterloo, Bailén y un muchacho que podría ser cualquier espectador. A mi juicio, el teatro ha de tener acción, emoción, poesía y pensamiento. Espero que haya algo de eso en “Reikiavik”.
A sus 50 años recién cumplidos y una brillante carrera a sus espaldas, ¿qué ilusiones y retos le quedan a Juan Mayorga por cumplir?
Siento que estoy empezando, en la vida y en el teatro. Me queda casi todo por hacer.
Usted es uno de los dramaturgos más prolíficos y respetados de nuestra escena teatral. ¿Hay alguna de sus creaciones que pueda destacarnos por haberle reportado especiales gratificaciones personales?
Dudo acerca de todo lo que he hecho –de ahí que nunca dé por acabada una obra-, pero el texto que menos me disgusta de entre los que he escrito es “Himmelweg”. De esta obra se han hecho más de treinta puestas en escena en muy diversos lugares del mundo, algunas de ellas inolvidables para mí. Por otro lado, tanto por su forma como por su fondo, es una obra en la que me he acercado más que en ninguna otra al teatro que deseo.
Su teatro ha sido puesto en escena en innumerables países e idiomas. ¿Nos podría comentar alguna anécdota vivida en estas experiencias en el extranjero?
Tengo muchas. Una es la de aquel espectador viejecito que, sentado junto a mí en Nueva York, no sólo se durmió en la función, ¡se durmió sobre mi hombro! Resulta que luego había un coloquio del público con el autor de la obra y, al ver que subía al escenario el hombre sobre cuyo hombro se había dormido, el pobre sintió necesidad de disculparse. Le dije que no tenía por qué, no había sido culpa suya, sino mía.
¿Qué proyectos presentes y próximos tiene entre manos?
Además de “Reikiavik”, esta temporada se va a poder seguir viendo en Madrid “Famélica”, dirigida por Jorge Sánchez. Además hay producciones vivas de “La lengua en pedazos” –que también he dirigido-, “El arte de la entrevista”, “Animales nocturnos” y “El gordo y el flaco”. En el extranjero hay distintas producciones en marcha o en ensayos, en particular varias de “El chico de la última fila”.
En lo que a escritura se refiere, estoy trabajando en “Palabra de perro”, un texto muy libremente basado en “El coloquio de los perros” de Cervantes. Hace años hice una versión de esa novela ejemplar, pero creo que hoy puedo llegar mucho más lejos que entonces.
Las 3 claves para la felicidad de Juan Mayorga son...
Lo que más feliz me hace es la felicidad de los míos. Además, necesito tener cada día un rato para imaginar. Y luego hay muchas pequeñas cosas que me hacen feliz. Por ejemplo, el inesperado movimiento de un gato.