Publicado el 29 de Abril de 2016
Magüi Mira
Obra: César & Cleopatra
Cleopatra pasó a la historia como la puta de César, a esa historia escrita por hombres...
Desde Paraguay, donde estrena una versión de “En la laguna dorada”, nos habla Magüi Mira de este espectáculo que aún hoy, casi un año después, le sigue emocionando. Dice Carolina Yuste que es una directora con una mentalidad artística muy fuerte, algo que ha demostrado en cuantos trabajos ha puesto en escena en los últimos años, todos siempre con una factura impecable: “El discurso del rey”, “Pluto” o “Katie y el hipopótamo”.
Usted también interpretó a Cleopatra en Mérida en 1996. ¿Qué recuerdos le ha traído este trabajo?
Presté mi piel y el oficio que entonces tenía para ser cada noche esa gran mujer en un texto escrito por Shakespeare y dirigida por José Carlos Plaza. Una mujer que entendí y defendí. Ese aprendizaje de ayer ahora ha sido un tesoro.
¿Cómo se ve a Cleopatra desde la barrera?
Como una mujer 10, completa y libre, inteligente, que hablaba nueve idiomas, que era astróloga, filósofa, matemática, practicaba el arte sagrado del sexo.... Y pasó a la historia como la Puta de César, a esa historia escrita por hombres, claro...
¿Cómo definiría, brevemente, este espectáculo, qué es “César y Cleopatra”?
Como una reflexión sobre el poder, cómo se usa el poder cuando se tiene, para qué se usa y qué perdura en el tiempo de lo que se consiguió con él.... trufado con ironía, humor, ternura, música, danza, y mucha Belleza...
En este caso, César y Cleopatra se ven de nuevo las caras. ¿Qué ven el uno en el otro?
Ven y viven lo que tuvieron siempre: una fusión total. Ahora desde el limbo de la eternidad, hablan de lo que nunca hablaron, son cómplices divertidos, asombrados y también horrorizados al ver cómo ha transcurrido la vida desde desde que ellos dejaron de vivir.
Y a partir de este encuentro, ¿a qué se enfrentan ellos y también el público? ¿De qué nos hablan, en qué llaga mete el dedo este texto?
En lo que pudo ser y no fue, en lo que se equivocaron, en cómo este Homo Sapiens sigue siendo Homo pero poco sapiens...
Cuando le llega el proyecto, cuando lee el texto. ¿Cómo imaginaba este montaje? Háblenos un poquito de su trabajo como directora.
Cuando tengo un texto tan potente y mágico como el de Emilio Hernández y un productor que me apoya y me permite crear con tanto respeto y libertad como Jesús Cimarro es fácil. Mi propuesta es limpia, minimalista, busco la poesía, el pensamiento, la fisicidad del texto, la luz, la música original de David San José...
A tenor de los resultados y de la gira espléndida que están haciendo, ¿Magüi Mira está satisfecha con el trabajo que ha realizado?
Cuando veo la función me emociono... Mi admiración es absoluta por todo el equipo, el teatro suma. Pero esta profesión, el Arte Escénico, evoluciona, está vivo, y se articula con códigos subjetivos y yo siempre sigo aprendiendo...
Este texto parte un poco de esa necesidad que tenemos todos de trascender, de permanecer, de seguir aquí. ¿A usted también le pasa?
No. No tengo ningún interés en permanecer ni en ser recordada, pero sí tengo interés en saber cómo se resuelve la vida que conocemos... Ahí está la física cuántica...
El punto de partida de Emilio Hernández es muy interesante. ¿Qué más destacaría del texto que ha escrito?
Su originalidad, su capacidad de sorprender... Su poética y su rigor histórico... Su capacidad de profundizar atemporalmente en temas que han vertebrado el mundo de los humanos y que ahora importan.
Hemos tocado casi todas las patas del proyecto. Nos faltan los actores. ¿Qué nos diría de estas cuatro fieras que llegan a Madrid?
Que tienen nombre propio, Ángela, Emilio, Ernesto, Carolina. Que me emboban cada vez que los veo en el escenario, que ha sido para mí un regalo que hayan aceptado mi propuesta, que son portentosos y generosos, que aprendo de ellos... que empatizan con el espectador y crean magia.
Por último y como siempre, ¿qué otros proyectos profesionales tiene Magüi Mira entre manos? ¿En qué anda que pueda contarse?
Mi próximo trabajo con Lola Herrera y Juanjo Artero, pero antes estrenaré en Asunción, Paraguay, una nueva versión de En La Laguna Dorada de Ernest Thompson, con José Luis Ardisone y Myriam Sienra, dos de los más grandes actores y máximos exponentes del teatro paraguayo.