Revista teatros

Dice Pedro Víllora que el espectador de esta obra no se va a adentrar en un museo sino que se va a encontrar consigo mismo. ¿Tan actual es esta obra después de más tres siglos?

Me extraña que me lo preguntes, todo el mundo sabe lo que está pasando. Sí, claro que es actual. Imagino también que sería una de las razones por las que eligió esta obra y no otra, porque sí, efectivamente, es muy actual por desgracia.

¿Por qué, a qué nos enfrenta?

Nos enfrenta a no sólo la hipocresía, sino a una persona que desplaza cualquier cosa que no sean sus propios intereses, tira para adelante y sin escrúpulos hasta agarrar su premio. Es el único interés.

¿Por qué creen que “Tartufo” es una de las obras cumbres de la literatura dramática universal?

Pasan los años y vuelven a ser ejemplo. Cualquier espectador que vaya a verla se descubre, se identifica y empatiza con los personajes y son historias humanas y está muy bien escrito el perfil humano y para eso hay que escribir con una profundidad que casi todos los clásicos siguen vigentes por eso, porque es una radiografía del alma humana y el ejemplo donde interactúan y uno se siente identificado en una situación o en otra porque están muy bien escritos esos perfiles humanos, esas cabezas, esas almas humanas.

Todos conocemos la historia universal de Tartufo, ¿cómo es la versión que ha ideado Pedro Víllora y la propuesta de Venezia Teatro? ¿Qué le hace diferente?

Es una versión, pero siempre respetando casi todo el texto y la esencia. Hay algo que es mucho más fuerte, que es lo que ya escribió Molière, es una traducción de entrada. Hay alguna variación, mínima, pero sí en cuanto a personajes, hay menos que  en el original, pero está todo contado, cada palabra, cada acción y cada sentimiento y pensamiento del original está en esta. No es que se haya inventado otra y haya usado el Tartufo para poner sus cosas, se respeta siempre la esencia del original. No es un invento ni ninguna locura.

Háblenos de su personaje, ¿cómo es Elmira?

Elmira es la segunda mujer de Orgón, él era un viudo, nosotros nos conocimos después de la muerte de su primera esposa. Tiene hijos, en esta sólo aparece con una hija, que es la que me interesa y por la que lucha, que a pesar de no ser mi hija la quiero como a una amiga. Oliendo un poco las intenciones de Tartufo en un momento dado y viendo claramente su modus operandi con ayuda de una criada que es más lista que el hambre tratamos de evitar que se produzca una desgracia y a partir de ahí ocurren cosas que al final acaba ganando Tartufo, todo el mundo sabe cómo acaba esta historia, no tiene un final feliz. Bueno, según cómo se mire, nos quedamos sin bienes materiales pero dentro de mis objetivos, que son mantener a esta familia, abrirle los ojos, yo consigo lo que quiero, porque yo no estoy con Orgón por dinero…

¿Quiénes serían los ‘Tartufos’ de hoy en día? ¿Se ha topado con alguno?

Los vemos todos los días en la prensa y luego más allá de los que se dedican a la política, que esos están como muy claros, este Tartufo, el de Molière, se inventa un poco que pertenece a una religión y nos cuenta que es más elevado que los demás y con esta trampa va captando a pobres ingenuos que pasan un momento de debilidad o que se aferran a religiones, sectas, lo que ya sabemos, que les ciegan y muchas veces para sacar dinero.

Yo me he encontrado con muchos ‘tartufillos’ en mi vida (risas), pero no soy una persona fanática, por ejemplo en el aspecto cultural, musical… sí, tengo mis fanatismos, pero luego nunca he sido la típica devota, en general, cojo las cosas con entusiasmo, me engancho, pero pertenecer a grupos y eso.. siempre he ido muy a mi rollo. He tenido esa suerte de no caer en las garras de una red de ‘tartufismo’.

Una frase demoledora de este texto…

Hay muchas, yo suelto muchas perlas. “Las personas auténticas no fanfarronean, no hacen ostentación insoportable de su grandeza, lo critican a cada momento los actos ajenos y en todo caso con sus actos callados nos descubren el ejemplo a seguir”. Y luego añado: “Esa es mi gente”.

Aparte de en la Plaza de Colón, en el Fernán Gómez, ¿dónde más vamos a poder verlos próximamente?

Nada que se pueda contar (risas) y nada que me pueda distraer, porque esto tiene su dificultad. No sé si sería ahora capaz de compaginarlo con otra cosa.