Revista teatros

 “Velvet”, “Gran hotel”, “Bandolera”, “Amigos hasta la muerte”, “Pancho”, “El hormiguero”... Dice Marta Hazas que de su maestra, Cristina Rota, aprendió que hay que ser antes que actuar y que de no haber podido dedicarse a este oficio ahora estaría en Santander siendo una periodista cabreada porque tendría el sueño frustrado de ser actriz. Y de eso, de sueños frustrados, va también esta comedia que ha escrito y protagoniza, junto a ella y Carlos Sobera, Ana Rayo y Marta Belenguer, su pareja, Javier Veiga. Un montaje tan delirante que incluso cuenta con un seguro de risas: si no se ríe, lo que es poco probable, le devuelven el dinero. 

Una comedia delirante y tan divertida que tiene contratado un seguro de risas que devuelve el dinero de la entrada a quien no se ría. ¿Eso no es un poco de locos?

(Risas). La verdad es que ya lo hicimos con nuestra función anterior, “Amigos hasta la muerte”, y nos funcionó muy bien. Nadie pidió que le devolviéramos el dinero (risas) y hemos repetido experiencia.

¿Cómo han ido las funciones hasta hoy?

Muy, muy, muy bien, ha sido genial porque casi sin hacer gira ni nada antes hemos probado en Madrid y no nos podemos quejar. En un teatro de 600 butacas es complicado tenerlo lleno y la verdad es que la función va fenomenal. La gente se lo pasa muy bien, sale muy contenta, se ríe…

¿Qué es “5 y… acción!”, cómo definiría esta comedia?

Es una comedia de enredo, de líos amorosos, de enredos de puertas… Son cinco personajes ya no en busca de autor (risas), sino en busca de cumplir sus sueños. Aunque tiene que ver un poco con nuestra profesión, no es nada endogámica, también pasaría en un hospital, en una ferretería o en un Corte Inglés… Es bastante fácil identificarse con las miserias del ser humano por alcanzar ciertas metas que a lo mejor ni siquiera nos hacen felices.

Dicen que también es una comedia sobre los sueños frustrados y sobre los frustrados sin sueños. ¿Qué bando es peor?

Es peor el de los frustrados sin sueños porque todo el mundo tiene algún sueño frustrado, siempre hay cosas que no salen por lo menos a la primera, pero la gente que no sueña, que no tiene metas ni ideales... Hay que desconfiar mucho de la gente aburrida y frustrada.

¿Usted ha cumplido todos los suyos?

No, claro que no, me quedan todavía muchos por cumplir. Si no, apaga y vámonos (risas).

La comedia gira un poco alrededor del sueño de su personaje. Háblenos de Marisol…

Marisol es una chica que da el tiempo en un canal y está enrollada con el dueño, pero ella quiere ser actriz. Entonces, surge la oportunidad, ayudada un poquito por el dueño del canal, y ella intenta aprovecharla a tope, lo que pasa es que la pobre tiene sus limitaciones. Es el personaje más coherente de principio a fin y el que, al fin y al cabo, tampoco hace daño a nadie. Al final sale bastante victoriosa y aprendiendo una gran lección de toda esta historia.

Descríbanos a sus compañeros…

Carlos (Sobera) tiene una intuición brutal y una gran empatía con el público, se le ve en un registro, cuando está de tío más duro y más  malo, al que no estamos acostumbrados y es un gustazo trabajar con él. De Ana Rayo me encanta como mete caña con esa retranca y esa ironía, es complicado cuando tienes un personaje que escucha mucho y que tiene que estar en el escenario mucho rato sin hablar mantener esa concentración y Ana lo hace de una manera muy brillante. Marta Belenguer, no había trabajado con ella y es un gustazo, es súper eficaz, desde el minuto uno todo a favor de obra y es de esos compañeros en escena que sabes que pase lo que pase van a estar ahí. De Javier, al que ya conozco mucho trabajando juntos también, me fascina la capacidad que tiene para llevar al público y ponerlo donde él quiere, para buscar el silencio, aguantar esas pausas… Tiene una capacidad de escucha y de conseguir que el público ría donde él quiere y se emocione increíble.

Aparte de sobre el escenario, Javier Veiga firma esta obra. ¿Cómo es como autor? ¿Cómo es su humor?

Es un humor de carcajada porque sobre todo utiliza muchos juegos de palabras, muchos gags seguidos, casi no te deja descansar como espectador, pero me gusta mucho el trasfondo que mete en las funciones como autor. No es el chiste por el chiste, sino que hay toda una historia en la que él confía plenamente en que llega mucho mejor al espectador a través de una comedia que de un drama. Me gusta que tiene un poso, un peso, pero es muy minucioso con el trabajo del diálogo, a los actores no nos deja tampoco salirnos, está todo muy medido, muy estudiado y eso es un acierto.

¿Cómo mantiene una actriz tan popular el ego a raya?

(Risas). Rodeándose de gente que no le deja subirse a la parra, de los amigos de toda la vida, de la familia, que no te dan ninguna bola por el hecho de ser actriz. Eso es lo mejor.

Si no hubiese podido ser actriz, ¿dónde estaría hoy?

Seguramente estaría en Santander trabajando en algún medio local, porque estudié periodismo y me gustaría haber hecho críticas de teatro y cosas así, pero sería un poco una periodista cabreada, tendría el sueño frustrado de ser actriz.

¿Qué fue lo más valioso que aprendió de su maestra, Cristina Rota?

Que hay que aportar cosas personales a los personajes y que hay que ser antes que actuar. Siempre me quedó esa frase y ‘si no te cree el que tienes enfrente no te va a creer el espectador’.

He leído que cada año se plantea tres propósitos. ¿Cuáles han sido los de 2017?

Este año la verdad es que no lo hemos hecho, porque lo tengo bastante cubierto y más o menos voy  bien (risas). El único propósito que no consigo es ponerme de una vez por todas con el inglés, poder mejorar y hablarlo fluido, porque soy un poco desastre. Y eso me da mucha rabia…

Seguramente estos proyectos completen su agenda, pero por si acaso: ¿Hay algo más en lo que estés trabajando?

Hay cosas que están todavía ahí cerrándose y viendo fechas, pero te puedo decir que he hecho un piloto de una comedia romántica que también ha escrito Javier. Se llama “Cuéntame tú”, lo acabamos de rodar con un montón de amigos, Eloy Azorín, Fele Martínez, Álex García, Cecilia Freire, Verónica Moral…, y ahora se trata de moverlo y ver hasta dónde nos lleva.