Revista teatros

 “Quiero ser algo en el mundo, cultivar un arte, vivir de mí misma… Quiero tener una profesión”. Es la voz de Tristana, la mujer que, dibujada por la pluma de Pérez Galdós a finales del siglo XIX, se convirtió en todo un icono de la lucha feminista y en azote para la moral convencional de generaciones venideras. Orgullosa y embriagada por el carácter revolucionario de su personaje, dirigida por Alberto Castrillo-Ferrer sobre la drama-turgia de Eduardo Galán y arropada en escena por la réplica de Pere Ponce, María Pujalte y Alejandro Arestegui, charlamos con la menor de los Molina, una actriz con arte en las venas.

En 1892, Galdós publica “Tristana”. ¿Cuáles son sus temas principales?

“Tristana” habla sobre la búsqueda, la necesidad de la mujer del siglo XIX de ser independiente, autónoma, en un contexto social en el que la educación a la que tenían acceso era muy deficiente o nula y estaban subordinadas a los varones. Habla sobre cómo la presión social, la Iglesia y el dinero empujan, fuerzan a los personajes a desistir, a transformar sus sueños y anhelos. A tener que vérselas con el cómo es la vida y no con el cómo me gustaría que fuera. Y para mí, esto último plantea una reflexión muy bonita, que es el cómo nos tomamos en la vida las cosas que son inevitables, las renuncias, los errores, cómo nos resignamos y seguimos adelante transformados.

¿Cómo es este personaje?

Tristana encarna a esa mujer española que tenía el impulso de superarse, que se preguntaba si le gustaban las normas y los planes que la sociedad tenía para ella. Aspira a romper con estos dogmas y vivir una vida donde ella decida sobre sus actos. Tiene la fuerza, la alegría y la curiosidad de la juventud que se van transformando a medida que se da cuenta de que no puede escapar a lo establecido.

¿Qué otros personajes le acompañan en escena?

Don Lope, que es el tutor y protector de Tristana, un galán mayor de alto rango que siempre ha ido a contracorriente, de ideas laicas y liberales, pero con una doble moral que ejerce sobre Tristana: la quiere libre, pero a su lado. Saturna es la criada que encarna a la mujer tradicional y católica, siempre cómplice de Tristana. La apoya y comprende, aunque no piense como ella. Horacio es un pintor bohemio y es el amor de Tristana. Se ve abrumado por las ideas y el ímpetu de esta mujer que le propone un plan diferente al que él se habría imaginado: un amor libre sin casarse.

¿Qué aporta “Tristana” a la lucha feminista de la época?

Galdós escribe la novela influenciado por su relación con Emilia Pardo Bazán, escritora independiente que, tras separarse de su marido y con sus tres hijos, lucha para mantenerlos sin pedir ayuda ni a sus padres ni al marido. Ella es un ejemplo de feminismo de la época y de valor para enfrentarse a los hombres de su tiempo. Galdós crea una mujer que persigue poder vivir de su trabajo. Para ello, debe estudiar. Además, quiere mantener una relación de igualdad con el hombre del que se enamora –lo cual era imposible en aquella época–. Tristana era una precursora que deja constancia de por dónde caminarán las mujeres en un futuro inmediato.

¿Qué le diría Olivia Molina a Tristana si la tuviera enfrente?

Le daría las gracias. Gracias por su lucha, por creer en ella y por enseñarme que la resiliencia es un arma muy valiosa.

Un sueño profesional pendiente de cumplir para Olivia Molina...

Me encantaría seguir trabajando en el teatro y poder afinar cada vez más mi instrumento, para poder crear personas en el escenario, con sus complejidades y sus contradicciones.

¿Y un fin de semana libre perfecto?

Pues la verdad, cerca de mis hijos y mi chico, disfrutando del tiempo juntos.