Revista teatros

 Ser choni, vivir en Vallecas, viajar en metro... ¡O sea, no! Demasiado para este bufón high style al que, lejos de estrangularlo, todos adoran. Rafael Maza vuelve al Teatro Alfil con este pijo provocador y crítico, un virtuoso de la expresión corporal capaz de hacer malabares, parodiar a Raphael, imitar a un sinfín de personajes o meterse en la piel de un africano y contar chistes de ñus que te dejarán K.O. ¡O sea, vente a verlo!

Fabiolo de la Mora y Leja es...

Un pijo de La Moraleja, como dice su nombre, y un bufón high style que se atreve a hablar de la actualidad en España desde un punto de vista pijo y superficial.

Igual no tan superficial...

Lo que pasa es que a través de esa superficialidad se atreve a decir cosas que otros no se atreverían. Plantea una forma de vida muy divertida, muy desahogada, muy superficial y a partir de ahí el público empatiza con él. A través de su discurso mordaz y delirante tam-bién se pone en ridículo.

Fabiolo no está en realidad tan solo...

Es capaz de transformarse en un montón de personajes: el Rey Juan Carlos, Punset, Dalí, Boris Izaguirre, Fernando Fernán Gómez, un subsahariano que lleva la escopeta al rey en África, Evaristo, que es el jardinero que tenía Urdangarín en el palacio de Pedralbes, los presidentes de la democracia, etc.

Un par de ‘perlas’ de Fabiolo...

“Somos seres superficiales, lo profundo está para quien quiera hundirse”. Luego hay una coletilla que le encanta a todo el mundo: “¡Qué pavo!” (risas).

¿Qué tendríamos que hacer para que nos invitase a una de sus fiestas?

Primero, ¡cuidado con la ropa! (risas). Tendríamos que ir con ganas de pasarlo bien, reírnos, soltarnos y sacar ese pijo que todos llevamos dentro. El lema sería ‘piensa en pijo y la vida será más divertida’.

Vende que vive en La Moraleja, pero en realidad nació en la calle...

Cuando las candidaturas de Madrid 2012, 2016, 2080 (risas) creé este personaje: salía a la calle y hacía un discurso mordaz sobre las Olimpiadas, hacía malabares con raquetas, decía que estaba loco por el tenis y enseñaba sus pelotas (risas). También pedía una colecta para sacar a algún amigo suyo imputado de la cárcel (risas). Era una performance muy divertida, muy atrevida y bastante provocadora.

Humor, magia, malabares, canciones, imitaciones… Dicen que se ha inventado el cabaret pijo...

Es un show sorprendente en el que la gente no va a parar de reír desde el minuto uno, va a descubrir un personaje odioso y a la vez entrañable… Hago magia, malabares, canto, bailo e imito. Además, a cada persona se le asigna un rol: los chonis, los del pueblo, los hipster, los inmigrantes… El público entra en el juego (risas).

Pero da mucha caña al público...

Nunca se ha enfadado nadie. El secreto: soy yo el primero que se pone en ridículo.

¿Y quién hace reír a Rafael Maza?

Me gusta mucho el humor inglés, Sacha Baron Cohen o Richy Gervais. También Gila, Martes y 13, los veía y decía ‘yo quiero algún día poder hacer reír’.

Y un sueño…

Si las cosas que dice Fabiolo que tiene fueran verdad, alguna no estaría mal (risas): no vivir en La Moraleja, pero una mansión en Miami, alguna cuenta en Suiza o una casa en Canadá… (risas). Ya en serio, mi sueño es seguir montando mis propios espectáculos y llenar teatros.