Publicado el 29 de Abril de 2016
Roberto Cerdá
Obra: La villana de Getafe
Observamos la realidad actual y descubrimos que sólo estamos separados de Lope en el tiempo y la palabra
Director de escena, coordinador Artístico, diseñador de iluminación, escenógrafo, profesor de interpretación y coach de actores con un Premio Max y un Ercilla bajo el brazo, estos jóvenes actores no podrían tener mejor batuta que la de Roberto Cerdá. Entre sus últimos trabajos, “Éxodo”, “Orphans” o “La casa de huéspedes (Glenn o Glenda)”.
¿Por qué esta obra y no otra para la puesta de largo de la cuarta promoción de la Joven Compañía? ¿Qué les ofrecía?
En la elección del texto intervienen muchos factores y creímos que La Villana de Getafe reunía los elementos necesarios para un elenco que comienza una nueva andadura: comedia, diferentes tramas y una posible adaptación cercana a nuestros días, algo muy importante a la hora de trabajar con actores jóvenes.
¿Cómo ve a estos jóvenes ¿Tenemos cantera?
El grupo de actores con el que trabajamos se caracteriza por una formación artística que necesita un desarrollo profesional y el elemento común de todos ellos es el esfuerzo por aprender todo lo que se les está ofreciendo y llevarlo a la práctica, para obtener la experiencia necesaria y poder continuar con su evolución.
¿Qué destacaría de ellos y cuáles son, si los hay, sus grandes miedos de cara a este trabajo?
Lo principal de todos ellos es un cuidado muy grande en el estudio del verso y su fusión con la acción escénica. Miedos no existen; inquietud, deseo, esfuerzo, expectativa, ideas constantes… son los elementos del trabajo diario.
¿Qué les ha pedido, cómo se trabaja con ellos?
Al principio de los ensayos les pedí algunos términos que enfocaran el trabajo a realizar; dosificación, constancia, rigor artístico, estudio. Trabajar con un elenco joven es estupendo y la fluidez del intercambio de propuestas es lo más atractivo. Pasado el necesario tiempo de adaptación se trata de encontrar el camino para realizar un hecho artístico que, esperemos, se convierta en poesía.
Supongo que para usted como director también será un reto. ¿Ayuda ser profesor de interpretación?
Imagino que sí, aunque la enseñanza y la realización de un montaje profesional no tiene nada que ver. La profesión del actor se hace en privado. Su carrera se hace en público. Aquí se trata de unificar estos dos conceptos teniendo muy en cuenta que la exhibición se realiza en un teatro con espectadores que pagan. Cada espectáculo, grande o pequeño, es un reto.
¿Qué destacaría de este texto, qué tiene de especial, a qué nos enfrenta?
Destaco de La Villana de Getafe el enfrentamiento de clases sociales, siempre desde un punto de vista relacionado con la comedia.
¿Qué mirada podemos hacer de esta obra desde el siglo XXI? Porque supongo que sus temas siguen siendo vigentes…
Como en todos los grandes autores clásicos los temas permanecen en el tiempo porque pertenecen al ser humano. Nuestra mirada se sitúa en la observación de la realidad actual y al hacerlo descubrimos que sólo estamos separados de Lope en el tiempo y la palabra. Nuestra labor consiste en trasladar la acción a nuestro tiempo y convertir el verso en nuestro cotidiano, sin perder la música del mismo.
¿Cómo es el Lope que firma “La villana de Getafe”, qué le caracteriza?
Es un autor perfecto, exacto y muy rápido en la acción, elementos que nos motivan a desarrollar un ritmo elevado, al mismo tiempo que su poesía nos adentra en el cambio constante de atmósferas. En el texto también Lope se ríe de sí mismo y este hecho nos permite encontrar el humor en situaciones que, en una primera lectura, no lo son.
A la hora de levantar el montaje, ¿dónde ha querido poner el acento, a qué ha dado más prioridad? Háblenos de la puesta en escena, de la escenografía, el espacio, la música…
Nuestra adaptación está alejada del original en cuanto a época y el esfuerzo principal consiste en situar el verso a las nuevas circunstancias de los personajes. En nuestra Villana de Getafe aparecen mujeres que trabajan en un desguace o cantan rap frente a grandes empresarios y gente de la alta sociedad actual, próxima a la realeza; el espacio escénico es totalmente contemporáneo y refleja la diferencia de clases (una vieja gasolinera y una urbanización de lujo); la música fusiona el piano elegante y minimalista con texturas electrónicas; la amistad, el engaño o la venganza caminan de la mano con el sexo (no explícito), las drogas (algunas) y el poder del dinero.
¿Qué le gustaría que dijeran público y crítica después de ver su montaje?
Después de tanto tiempo ya no sé cuál será la reacción del público y muchos menos, de la crítica. El deseo es hacer un buen espectáculo a nivel artístico y técnico y que la gente que venga a verlo salga satisfecha.
¿Qué otros proyectos tiene entre manos?
Inicio ahora una tutoría de dirección escénica en el Proyecto Escénica Artística de la Junta de Andalucía y vuelvo a retomar mi labor educativa en Teatro del Barrio. Éxodo, nuestro último trabajo, está en fase de distribución y siempre hay ideas rondando por la cabeza para llevar a cabo.