Publicado el 01 de Abril de 2014
Salva Bolta
Obra: Ciclo José Ricardo Morales
Morales merece el reconocimiento en su lugar natural: la escena
¿Qué es “Oficio de tinieblas”?
El propio autor le da el subtítulo de “misterio en un acto”. Es una pieza de intensa emoción poética, un diálogo entre dos personajes que el autor propone en la oscuridad total, una inquietante pieza en la que nos pasea por la geografía emocional de los recuerdos de los personajes. En un incierto terreno entre lo vivido y lo recordado, recrea un espacio imaginario donde el hombre es acompañado por la mujer en el descenso a su inframundo.
¿A qué nos enfrenta este texto?
Morales experimenta en esta pieza con el género, para proponer un ejercicio de reducción escénica y ofrecer la visión del hombre ante la incertidumbre.
¿Cómo le llega este proyecto y qué fue lo primero que se le pasó por la cabeza cuando terminó de leer este textos?
Ernesto Caballero me propuso participar en el ciclo que el CDN iba a dedicar al autor y me dió a elegir de entre las piezas cortas. Fué entonces cuando repasé una parte de la extensa colección de piezas cortas de la fértil producción literaria de José Ricardo Morales y elegí tres de ellas que propuse a Ernesto, que finalmente decidió de entre las tres que pusiéramos en escena Oficio de tinieblas. Me alegró la elección. Era verdaderamente la pieza más arriesgada en su puesta en escena...
¿Qué grandes temas se esconden tras esta historia?
En primer lugar yo hablaría de la inseguridad a cerca de donde estamos, un tema recurrente en su obra. En segundo lugar, de la soledad habitada, habitada de conciencia, de memoria y de experiencia. Y en tercer lugar, de la excepcionalidad de la situación de una persona ante la intuición de su propia muerte. Pero esa es mi percepción, ahora que el texto es solamente un proyecto en mi imaginación. Intuyo que en cuanto la pieza comience a volar al poner en marcha los ensayos, nos desvelará alguno más de sus infinitos secretos.
¿Qué exige un texto como éste, a los actores?
Se trata de un interesante ejercicio de “focalización”: desprovistos de un importante conjunto de herramientas de significación escénica, como son todas las que abarcan la expresión física, el poder de la propia presencia, la gestualidad, la mirada, la relación con el entorno del espacio escénico, etc… el objetivo es encontrar el potencial expresivo emocional que se exige, trabajando todas las posibilidades en el uso de la única herramienta que el autor les deja: la palabra.
¿Qué caracteriza el teatro de Morales?
En sus propias palabras “el dramaturgo ha de asumir la función de un tábano socrático que debiera despertar las conciencias de los espectadores”. Morales es autor de teatro crítico, que reflexiona y avisa sobre la avasalladora realidad que atrapa al hombre y lo imposibilita de ser quien realmente es. Pensador y filósofo, describe en su teatro “la pérdida del hombre en su mundo”.
Es la primera vez que pasa por el CDN este autor. ¿Nos hemos olvidado de muchos de nuestros autores?
Me parece un gesto importante el de Ernesto Caballero con este homenaje. Una personalidad como la de José Ricardo Morales y su aportación a la cultura española como literato, ensayista, pensador y dramaturgo merece el reconocimiento en su lugar natural, que no es otro que la escena, donde también ha sufrido el destierro, como dice, ‘en su sentido más severo’.
Ha dicho Ernesto Caballero que estamos en deuda con el teatro de José Ricardo Morales, ¿por qué? ¿Para usted, qué tiene de especial este autor, qué destacaría de él?
Destacaría fundamentalmente dos aspectos: el primero, su uso del lenguaje. Morales considera la palabra como significante y como tal la emplea con exquisita precisión; es un buscador de arquitectura teatral, así pues domina magistralmente forma, estructura, diálogo, tempo… un investigador incansable del cuerpo y forma de la escritura dramática. El segundo su temática: Morales considera que la función del teatro es situar al hombre ante si mismo y ante su condición, a fin de poder conocerse. De tal manera, su teatro nos asoma a la naturaleza íntima y social del individuo, enfocando nuestra mirada sobre la ética, la justicia social, la corrupción, el Estado, el terrorismo o la teología. José Ricardo Morales es fundamentalmente un humanista: en toda su obra trata sobre el hombre, y lo presenta en sus dos caras, por una parte pensante y libre y por la otra amordazado y destruido.
¿Por qué no debemos perdernos “Oficio de tinieblas”?
Siempre yendo por delante el mayor respeto hacia la propuesta del autor, y entendiendo la puesta en escena como un ejercicio de expresión de la misma y de acercamiento al espectador y de contextualización con el tiempo en el que vivimos, me propongo interpretar la idea de oscuridad total y de silencio de una manera escénica. Es por eso que además de el trabajo con Los excelentes Manuel de Blas y Amparo Pamplona que darán vida a los personajes, contaré con el compositor Luis Miguel Cobo y la videocreadora Teresa Martín. Con todos ellos armaremos mi idea de representación de la pieza, que será lo que podríamos definir como una propuesta de experiencia acústica y visual. La oscuridad y el silencio, que son los otros personajes en elipsis que tanto pesan y que siento que piden su espacio. Asi que, espero que la promesa de que haremos un espectáculo que sostendrá el interés constante y acercará al espectador de hoy a la profundidad poética del autor, sea suficiente para que penséis que no debéis perdéroslo.