Publicado el 01 de Febrero de 2016
¡Me hace muchísima gracia tener tantísima mala leche dentro de un vestido rosa y naranja de Agatha Ruíz de la Prada!
Porque debemos permitirnos un par de horitas de frivolidad en los tiempos convulsos que corren y porque es una función sin complicaciones, sin pretensiones, que lo único que quiere es hacer reír a la gente sin parar ¡agarrándose la barriga! porque no puede más.
El que más me gusta es el del principio y el final, que está mosqueda con el mundo, con ella misma, ¡y con todo lo que se le ponga por delante! (risas), ¡me hace muchísima gracia tener tantí-sima mala leche dentro de un vestido rosa y naranja de Agatha Ruiz de la Prada! (risas). Al personaje del ginecólogo lo he convertido en una gallega, de mi tierra. Es una señora muy tradicional que dice burradas muy grandes desde ese toque de ternura. La del pilates no lo ha hecho en la vida, ¡es muy bruta! y se ha apuntado porque va la amiga.
Tengo a una peluquera fantástica que se pone como entre pija y mariquita (risas), le sale el barrio de vez en cuando, pero luego recupera el punto y habla como Llongueras, es muy divertido. El personaje de óvulo baila con un mono rojo. La gente cuando me ve yo creo que dice ¡¡¡hala, hala, cómo han puesto a la chiquilla!!! (risas). Piensa que primero sale Ana, ¡la ‘Obre’!, y luego sale el doble cuerpo de Ana, que soy yo (risas).
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