Publicado el 01 de Abril de 2015
Tristán Ulloa
Obra: Adentro
Lo paradójico es que llenando teatros pierdes dinero, es lo absurdo de todo esto
Con un pie en “Invernadero”, la función que protagoniza en La Abadía hasta el 5 de abril, el actor de éxitos inolvidables como “Lucía y el sexo” o “Mensaka” dirige y da luz verde a este juego de contrastes, violencia y ternura coproducido por el CDN y su propia compañía, Adentro Teatro. Nos adentramos en la agenda de este gallego de adopción para comprobar que el talento y la perseverancia, al final, tienen la recompensa de las creaciones con luz propia.
¿Cómo surge este proyecto?
Fue la génesis de nuestra compañía Adentro Teatro. Este fue el primer texto que se escribió pero, luego, “EN construcción” se adelantó y se dio antes. Ahora hemos tenido la oportunidad de coproducir con el CDN.
¿Estamos hablando de un estreno absoluto?
Sí, el 10 de abril en Avilés y el 15 en el CDN, en la sala Princesa.
¿Cómo definiría “Adentro”?
Es una historia de una familia muy encerrada sobre sí misma y con relaciones demasiado endogámicas. Una familia muy hermética con apenas oxígeno entrando de fuera. En ese sentido, son personajes que probablemente no tienen una escala moral un poco más objetiva, desde fuera. Entre ellos tienen unas relaciones que pueden ser cuestionable desde fuera, pero desde dentro no se juzgan a sí mismos, son personajes totalmente amorales, que no inmorales. La forma que tienen de relacionarse entre ellos es más parecida a la de una manada, más que a una familia. Tienen secretos que pesan mucho y que lastran, sobretodo, al personaje principal, que es La Negra. A través de ella, el espectador va a descubrir al resto de la familia y el entorno en el que viven y la situación que soporta La Negra.
¿Cuáles son los sentimientos o las sensaciones con los que el público va a empatizar en esta función?
La obra es muy cotidiana, tanto en lenguaje como en contenido, a pesar de que uno pueda pensar “¡joe, qué familia más rara!”. Yo cada vez la veo más cercana. Y se tocan temas difíciles de un forma bastante sutil y sugerida. Hay el tema de la demencia en la madre, que tiene un principio de Alzheimer, también otra enfermedad en otro personaje y, la relación entre ellos, que puede ser cuestionable y extraña. Al final nos damos cuenta de que todo lo que hacemos también es cuestionable según el punto de vista desde el que se mire. Que nadie está libre de ser juzgado de alguna forma, entonces, que nadie se atreva a tirar la primera piedra. ¿Qué es la normalidad y qué es la anormalidad dentro de una familia?
Háganos una breve descripción de los personajes…
Araceli Dvoskin interpreta a Marga. La madre con principio de Alzheimer que quedó atrapado en el pasado. Tiene mucha nostalgia y decide organizar un cumpleaños para recuperar a sus amigos de juventud. Así comienza esta historia. Carolina Román interpreta a La Negra, la hija que tira de la familia. Es un personaje aparentemente frágil por fuera, pero con mucha fortaleza interior. El Negro –Nelson Dante– es el hermano, que está en la cárcel, un personaje aparentemente fuerte y rudo por fuera pero que tiene una gran vulnerabilidad y sensibilidad por dentro. Noelia Noto interpreta a Male, el personaje que viene de fuera. Es una compañera de trabajo de La Negra y pone un poco el punto naif necesario de humor a esta historia tan terrible y dramática. Porque creemos que, incluso en los lugares más oscuros, tiene que haber destellos de luz y de humor.
Carolina Román firma este texto y además lo interpreta. ¿Qué destacaría de ella en el plano profesional y en el personal?
Es muy escrupulosa y exigente consigo misma, muy visceral e instintiva. Y eso es oro para un director, que te den caudal y que luego el cauce lo tengas que orientar tú. Cuando e dan material es maravilloso y ella tiene incluso un exceso de proponer. En lo personal, ¡qué te voy a decir! (risas). Es una persona con los pies en la tierra y, absolutamente todo lo que ha conseguido, ha sido por ella misma. Yo le tengo mucha admiración, no ha sido un camino fácil para ella, “En construcción” tenía mucho que ver con ella. No es fácil dejar tus r3eferentes atrás y el desarraigo es algo muy duro de llevar. Carolina ha sabido echar raíces aquí y ahora es tan argentina como española.
Está a punto de finalizar las funciones con “Invernadero” en el Teatro de la Abadía. ¿Qué está siendo lo más gratificante de esta experiencia?
Que hemos hecho una apuesta que surgió el año pasado cuando estaba haciendo la gira de “Julio César” con Mario Gas. Él me propuso la idea de montar esta historia. Nos juntamos con Gonzalo de Castro y Paco Pena y constituimos esta compañía para sacar adelante este proyecto. ¡Nos ha salido muy bien, estamos llenando allí a donde vamos! La gira la hemos prolongado y llenado por completo. Ha sido un riesgo porque Pinter no siempre es fácil, pero nos hemos dado cuenta de que la gente está demandando mucho la obra y la obra no deja a nadie indiferente.
¿Tiene más proyectos a la vista para lo que queda de temporada? (ya sea en teatro, TV, cine…)
Mi hermano y yo estamos intentando levantar un proyecto de serie que hemos escrito y estamos negociando con televisiones. Cuenta con un argumento muy poco al uso. Lo mismo con un par de guiones de cine, pero el tema está muy complicado aquí. Nos planteamos inlcuso ir fuera para hacerlo. Y, más adelante, en otoño, empezaré a rodar una nueva película con Julio Medem.
Hace un año, nos decía que lo único que pedía era que el poder dejara de meter palos en las ruedas. ¿Cree que la complicada situación para el teatro y la cultura en general está mejorando?
No, en absoluto. Ahora viene la época de las ofertas, de las promociones en 2x1 de “vótame y os quito esto, os bajo esto y os pongo lo otro” y es bastante absurdo todo. Uno se siente muy utilizado de una forma, además, muy poco elegante y predecible. Esta gente está siendo muy zafia, muy bruta. Decirte ahora, a unos meses de elecciones, “¡vamos a bajar el IVA al 10%!” te hace decir: “bueno, perdón, no lo vais a bajar. Realmente, al terminar la legislatura, lo habréis subido dos puntos, pero solo en los últimos meses, porque el resto hemos estado como a 13 puntos más”. Es como que te quieren vender una moto que no es. Por otro lado, en cuanto a incentivos para los jóvenes productores, la gente que empieza, no hay nada. En otros países, como Francia, ayudan a las pequeñas compañías no cotizando las primeras representaciones. Aquí, aunque empieces de cero, ya tienes ese 21%. ¡¿Qué compañía pequeña sobrevive a eso?! Ninguna, te lo digo ya. Nosotros hemos sobrevivido gracias a la gira, porque es una apuesta a largo plazo y hemos perdido mucho dinero. Lo paradójico es que llenando teatros pierdes dinero, es lo absurdo de todo esto. La calidad en el trabajo es ínfima, hay mucha precariedad. Yo, una de las condiciones que me pongo como productor es que todos los componentes de la compañía cobren al menos un mínimo, de ahí para arriba. En el momento en el que eso no sea posible, yo disuelvo la compañía. Yo he mantenido esos mínimos a costa de otras cosas, claro. Yo, obviamente me olvido de cobrar un sueldo y ya me conformo con amortizar la obra de aquí a que terminemos la gira.
Con tantísimo trabajo en su día a día, ¿cuál es tu plan perfecto de relajación y disfrute al final del día/semana?
Como paso todo el día fuera, lo que más me apetece es llegar a casa, relajarme, darme una duchita, estar un rato con mi hijo, que echo en falta compartir con él, lo que pasa es que con las funciones llego tarde a casa y cuando realmente lo veo es por la mañana. Intento relajarme, desconectar poniéndome alguna serie o película que compro… o me pongo de lado y me quedo sopa (risas) ¡no me da para mucho más el día! (risas).