Alberto Conejero estrena «Paloma negra (Tragicomedia del desierto)» en los Teatros del Canal

Tomando su título de una ranchera pero con el corazón atravesado por “La gaviota” de Chéjov. Así presenta el maestro Alberto Conejero «Paloma negra (Tragicomedia del desierto)«, su tercera pieza como director de escena –segunda con su compañía Teatro del Acantilado–, un estreno absoluto que da vida a esta historia de deseos y fantasmas en el México de principios de los 70. José Bustos, Yaiza Marcos, Zaira Montes, José Troncoso, Consuelo Trujillo y Juan Vinuesa forman el elenco de esta prometedora tragicomedia musical que podemos descubrir este mes en la Sala Verde de los Teatros del Canal. Del 2 al 21 de febrero.

CHÉJOV, LAS RANCHERAS, nuestro exilio y el desierto mexicano.

Son los temas que se entrecruzan en el esperadísimo regreso escénico de Alberto Conejero:

“Esta obra nos permite asomarnos a instantes fundamentales en la vida de seis personajes reunidos en un lugar de hipnótica y peligrosa belleza: un rancho a las puertas del desierto mexicano. Por un lado nos encontramos a Ana María (Consuelo Trujillo) y Max (Juan Vinuesa), que pertenecen a la primera generación de exiliados españoles en México. Ella fue una gran actriz en la República que ahora sobrevive haciendo películas de serie b en decorados de cartón piedra. Él es un gran autor que vuelve trastornado después de visitar España tras años de ausencia. Además, está la segunda generación con Lázaro, hijo de Ana María, pianista (José Bustos), Tomás (José Troncoso), maestro de escuela, y Manuela (Zaira Montes), ahijada de Ana María. Por último, Juana (Yaiza Marcos), mexicana que sueña ser un gran autora como Max. Está el desierto, Ciudad de México como una promesa y España como un recuerdo tan vivo como lejano”.

Las palabras y el silencio

A lomos de la exitosa gira realizada con “La geometría del trigo” –Premio Nacional de Literatura Dramática 2019–, el dramaturgo, director y poeta jienense presenta esta tragicomedia musical donde el desierto es una promesa y una amenaza, en una tierra donde los recuerdos acaban convertidos en alucinaciones y las alucinaciones en recuerdos.

“Hablo del deseo y sus fantasmas, de la necesidad de un lugar al que llamar “casa”, “tierra”, “patria”, “amor”, y de cuánto pueden pesar nuestros sueños”, comenta Conejero y concluye: “Creo firmemente en este estreno por los intérpretes, que son excepcionales; por la música original de Mariano Marín interpretada a piano en directo; por el espacio y vestuario de Alessio Meloni y las luces de David Picazo. Y porque siento que esta historia es la historia de todos –al menos eso ha sido mi intento–. Creo que en el escenario ocurrirá algo que tiene que ver con la poesía y con la vida, con un lenguaje no cotidiano en el que los cuerpos, las palabras y el silencio nos recuerdan que no hemos venido a este mundo para conformarnos, que hay posibilidades de nosotros más hondas, más cerca del misterio”.

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