La fascinante vida de Carmen Díez de Rivera, «musa de la Transición», llega al Teatro Español con «Carmen, nada de nadie«, protagonizada por Mónica López. La obra recorre los principales hitos de la vida de quien fue jefa de gabinete de Adolfo Suárez y eurodiputada, una mujer libre, feminista y arriesgada. Justo Tallón y Miguel Pérez García han escrito la dramaturgia de un montaje dirigido por Fernando Soto, que se representará del 17 de enero al 18 de febrero en la Sala Margarita Xirgu del Teatro Español y cuyo reparto completan Oriol Tarrasón, Ana Fernández y Víctor Massan.
Hemos charlado con la actriz protagonista y nos ha contado cosas como esta:
Era una mujer muy contradictoria. Le pasó algo siendo muy joven, algo muy parecido a una tragedia griega, y toda su vida la dedicó a luchar por eso que le había pasado de joven. Ella venía de una familia aristocrática, pero acabó luchando por los derechos de todo el mundo, por la libertad y por la igualdad. La función se centra en los meses frenéticos en los que ella luchó con todas sus fuerzas para convencer a estos franquistas, que eran Suárez, incluso el rey, de que se tenía que legalizar al Partico Comunista para llegar a alguna democracia creíble en Europa.
Seguro que era una mujer fascinante. Como me está cayendo tan bien le preguntaría por qué no fue más inteligente y buscó la manera de ser feliz, por qué no optó por el sentido del humor y por dejar todo e irse a esa isla a nadar en el mar, que era lo único que le hacía sentirse libre y en paz con ella misma.
El escritor Francisco Umbral la bautizó como musa de la Transición. Durante el gobierno de Adolfo Suárez ocupó un puesto que ninguna mujer había desempeñado hasta entonces, jefa de gabinete de la Presidencia del Gobierno. Fue elegida eurodiputada a finales de los 80 y murió en 1999 a los 57 años. Libre, feminista, independiente y arriesgada, Carmen Díez de Rivera es una de las figuras más fascinantes de la Transición española y ahora sube a la escena.
La obra indaga en la biografía de una mujer valiente, de orígenes aristocráticos, que supo construir y dirigir su propia vida, por encima de sus circunstancias personales y sociales, lo que le acarreó soledad e incomprensión.
«Carmen es uno de esos seres humanos que no se han sometido, o al menos lo han intentado, y se han sacrificado por los demás, por conseguir un mundo más justo, entendido como una sociedad más empática. Esa lucha de Carmen es lo que me sedujo poderosamente», señala Fernando Soto, director de Carmen, nada de nadie.
En el escenario, el personaje protagonizado por Mónica López va desgranando los momentos álgidos de una intensa y desafiante carrera política, fundamentalmente el periodo que trabajó en el Gobierno de Suárez, mientras recuerda los episodios íntimos que marcaron su desdicha y su carácter. Entre ellos figura el de su condición de hija: su padre fue Ramón Serrano Suñer, cuñado y ministro de Franco en los primeros gobiernos del dictador. Serrano tuvo una relación extramatrimonial con la madre de Díez de Rivera, Sonsoles de Icaza y de León, de la que nació Díez de Rivera. Cuando ella se disponía a casarse con su novio le comunicaron que este era hijo de Serrano Suñer, y por tanto, su hermano.
Por la memoria del personaje de Díez de Rivera y ante el espectador pasarán especialmente tres de los personajes más importantes de la historia española del siglo XX, el propio Suárez, el rey Juan Carlos y el dirigente del Partido Comunista Santiago Carrillo. La vinculación de Díez de Rivera con ellos durante el periodo de la Transición que desembocó en la legalización del PCE en 1977 constituye el centro de Carmen, nada de nadie.
A esta posición de relevancia política había llegado Díez de Rivera tras formarse en la universidad en Filosofía y Letras y Ciencias Políticas, especializándose en Relaciones Internacionales. Después de estudiar en Oxford y en la universidad parisina de La Sorbona, trabajó en Radio Televisión Española con Adolfo Suárez, durante el tiempo que este dirigió el ente público.
Una vez que abandonó la jefatura de gabinete del presidente del Gobierno, fue elegida eurodiputada a finales de los 80, primero representando al Centro Democrático y Social, el partido fundado por Suárez, y a continuación, tras marcharse de este partido, en el PSOE. Murió de cáncer en 1999 a los 57 años.
La puesta en escena del espectáculo recrea el contexto histórico de la vida del personaje, con momentos recogidos en imágenes, audios, canciones y sintonías que confieren a la escena un carácter en cierto modo cinematográfico. Pero sobre todo, plasma un carácter femenino luchador, a menudo solitario, contra todo y contra todos.
Poseedora de una voluntad firme, una mirada inteligente, Díez de Rivera tuvo el propósito de guiar a España hacia la democracia. Su fuerza y arrojo en este cometido público contrastan con su tristeza y una incapacidad para encontrar la paz interior, rota desde su adolescencia por aquel secreto familiar que conoció. Estos rasgos emparentan su vida con la de grandes tragedias como Antígona o Ariadna. La obra es una producción de Teatro Español y Tablas y más tablas.