Riesgo, Festival de Circo de la Comunidad de Madrid levanta su telón hoy con un estreno muy especial que nos trae los ecos de la guerra de Ucrania, de donde proceden sus artistas, componentes de la compañía Cirque Inshi.
Con Rêves arranca esta nueva propuesta cultural que quiere acercar al público el circo contemporáneo, una disciplina artística que absorbe otras artes como base de su esencia.
Los amantes del ballet y el elevado virtuosismo técnico admirarán Rêves (30 y 31 de enero), un espectáculo que es consecuencia directa de la invasión rusa de Ucrania en febrero de 2022. Por entonces, esta compañía cofundada por Roman Khafizov y Volodymir Koshevoy llevaba unos dos años de dificultoso funcionamiento debido a la pandemia de covid, que impidió a muchos artistas ucranianos realizar giras en el extranjero, obligándolos a permanecer en Ucrania.
Los dos fundadores del Cirque Inshi habían reunido a un equipo de jóvenes artistas desde la Escuela Nacional de Circo de Kiev, una de las más reconocidas del mundo hace décadas, y crearon tres espectáculos. Pero su trabajo cesó cuando se produjo la invasión rusa y Roman Khafizov se exilió en París, con el deseo de continuar la andadura de la compañía en Francia.
Allí recibió apoyo público y pudo traer a algunos de los miembros del Cirque Inshi al país galo para comenzar el pasado año la creación de un nuevo espectáculo. Ese espectáculo es Rêves, que ha recorrido múltiples festivales y escenarios internacionales como el Fringe Festival o la Ópera de Nantes, entre otros.
Su presencia en Riesgo nos trae el circo de la Escuela Soviética, que fue la primera en introducir coreógrafos, dramaturgos y poetas dentro del circo. Cirque Inshi representa un lenguaje clásico en técnica y formas, y lo manifiesta a través de un estilo próximo al ballet. Aunque cercano al circo tradicional, la creación de la compañía ucraniana rompe con la figura del presentador y sus números circenses están puestos al servicio de una dramaturgia mayor, donde destacan las formas clásicas, la fuerza de la línea, la limpieza del movimiento y el valor de las formas en la puesta en escena.
Foto Lluís Casahuga
En su primera semana, Riesgo ofrecerá además otro espectáculo, La voz sumergida, de María Palma, que emplea el agua como elemento artístico.
El segundo espectáculo de la primera semana de Riesgo nos sitúa en un escenario insólito, una enorme pecera, dentro y fuera de la cual la exnadadora de natación sincronizada María Palma desarrolla La voz sumergida (1 y 2 de febrero).
Iniciada en las artes del circo, Palma convierte el agua en el medio por el cual se expresa artísticamente. Esta es su primera creación en solitario después de un largo periodo de formación. Tras licenciarse en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte estudió circo a partir de 2013 en la Rogelio Rivel de Barcelona y en la Codarts University of the Arts, de Rotterdam. Allí se especializó en equilibrios acrobáticos y báscula y cofundó la compañía Madame Gaüc. Participó en espectáculos como Corps extrêmes, de Chaillot – Théâtre national de la Danse de París; Hilo, de la compañía Madame Gaüc; Estado de emergencia, de la Producción Nacional de Circo de Cataluña y Dioptries, entre otros.
En su proceso formativo y de crecimiento personal fue dando cabida a una concepción escénica que funde varias disciplinas, la innovación y la búsqueda de nuevos lenguajes. Su presencia en el festival representa el proceso de deconstrucción de la técnica del circo, como ocurrió con la danza y el teatro.
Palma rompe con el lenguaje del circo, con la técnica clásica y el riesgo ocupa un lugar secundario en cuanto a lo virtuoso, acercándose a una dramaturgia cercana al teatro postdramático. A ello responde La voz sumergida. Dentro y fuera de la pecera, donde desarrolla su espectáculo, pone a dialogar el circo (acrobacias, movimientos invertidos), con la música, el teatro físico, la danza y la natación sincronizada. La metáfora en la fisicidad es esencial en esta pieza.